No. 88 del 21 de octubre de 2000 |
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La reversa
Mi más sentido pesar a los más de 500 taxistas que formamos parte del Frente Único de Trabajadores del Volante. Fuimos víctimas de la más anunciada negociación. Por Carlos Núñez Pérez |
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Todavía zumba en mis oídos, la frase del gobernador: "a mí nadie me dobla", el día que tomaron protesta los candidatos a diputados locales y alcaldes en la sede del PRI. Ese día confirmé lo que siempre he tenido presente: que Antonio
González Curi, pésele a quien le pese, estaba en su mejor momento como gobernador. La
lucha de toda su vida de candidato y luego de gobernador contra su más acérrima
adversaria, Layda Sansores, cada vez lo fortaleció más, hasta que cedió, y ella se
comió todo, lo que se dice todo y, de paso, se llevó entre las patas a las familias y a
los hijos de los más de 500 taxistas que tienen la concesión de operar un auto de
servicio de alquiler. Maniobró para forzar cosas. Lo logró. Tan es así que pudo sentar al gobernador en su casa y claro, como ya vimos, ser tomada en cuenta por el foxismo que antes pretendía mandarla a Chiapas. Ahí, de igual forma planteamos, luego de confirmarlo con varias fuentes (dijimos que podíamos equivocarnos con la información, pero nadie nos desmintió), los tres puntos de la negociación a la que llegaron estos dos entes de la política: que liberaran a los camioneros que bloquearon la avenida Gobernadores, lo cual sucedió inmediatamente; la inclusión en la nómina del gobierno a los colaboradores más cercanos a la ex senadora, que ya inició su proceso: el director de Ecología del Ayuntamiento de Campeche es una de las cuotas y vienen más. Al parecer la más importante es la concesión de los minitaxistas... que ya sucedió. A cambio, la ex senadora derogaría el orgullo y aceptaría acudir al Palacio de Gobierno. Ahí no sabemos quien ganó o quien perdió, pero evidentemente lograron exhibir al mandatario. Esto fue una reversa, cuando el carro del gobernante ya iba en la quinta velocidad y a 140 kilómetros por hora. Durante la visita de Fox, extrañamente los minitaxistas vitorearon al panista. Ya sabían, ya estaban enterados de la reversa. Puntualmente se lo hicimos saber a Fernando Martínez, gerente del Frente Único de Trabajadores del Volante. Lo desestimó, no nos hizo caso. El día de la toma de protesta del alcalde Jorge Carlos Hurtado, tuve una plática con el secretario de gobierno, en los pasillos del Teatro Toro, a propósito de "chancearme", porque lo estábamos mandando a la secretaría del Ayuntamiento y abordó el tema de los minitaxistas. Le dijimos lo de la negociación con Layda y dijo que no era cierto. Es más, ese día declaró a los reporteros que lo abordaron que no habría concesión a los minitaxistas, al otro día salió publicado. Esa vez el gobernador tocó el tema de los taxistas sin especificar, en el discurso que no quiso escuchar Salomón Azar. Habló de un reordenamiento, pero dentro de las vaguedades orilló a interpretar que ya venía lo de la concesión a los abejorros. Así lo interpretaron todos los asistentes. Lo críptico se volvió realidad. La mentira, es la verdad en la razón y la lógica de los políticos y gobernantes. No tardó mucho, casi 15 días después -en el diario que controla, tradicionalmente el oficialismo- se publicó, disque filtrado, el documento de la Comisión Federal de Competencia, donde "ordena" al gobierno del Estado que otorgue la concesión a los ahijados de la ex senadora. ¿Quién puede filtrar algo al oficialismo?, pues el mismo oficialismo, por conducto de Donatello (de quien nos ocuparemos próximamente). Luego el mandatario acudió al domicilio social de los taxistas en la calle Mariano Escobedo y platicó con diversos miembros de esa agrupación, donde no estuvo en pleno la directiva y ahí les dijo, palabras más, palabras menos, que estuvieran tranquilos, no se preocuparan, las cosas iban a salir bien. Fue un tono de amistad, de camaradería y así lo tomaron quienes fueron sus interlocutores. Creyeron en esas palabras. Dos veces, dos días seguidos, el diario que publicó el documento de la CFC, se preguntó: ¿pese a que ya se publicó este documento no hay violencia? Pues qué, ¿querían que se diera?¿querían violencia, para crucificar más a los taxistas después de la campaña de linchamiento en que se ha conducido todo este proceso y huela a taxi rojo? Esto es reversa. Esto es traición a quienes se les ha llamado amigos. Esto ya valió, no para los taxistas, sino para los hijos de los taxistas, y todo por hacer una oscura y vergonzosa negociación, a pesar de que una Comisión, como la que ordena, no puede estar por encima de un gobierno constitucional, libre y soberano como el encabezado por Antonio González Curi, pues esa comisión es una autoridad administrativa, no judicial, y además dependiente del poder ejecutivo federal. De hacerle caso, sería una muy, pero muy grave intromisión y violación al pacto federal, si se obedece ese ordenamiento, producto del oscurantismo retrógrada (sólo reproducimos los calificativos del oficialismo contra el sansorismo, en cual ya descansan, el aparato oficial y su dueño). ¿Donde está la defensa de la soberanía?, ¿pasará lo mismo con el asunto de Calakmul, donde ya trascendió que también hubo una negociación para que Quintana Roo gane para sí esa franja de Campeche? De verdad, esta reversa ya fracturó, ya tronó la caja de velocidades de la confianza y la magnífica relación entre los trabajadores del volante y quien se decía su amigo. Lástima. Por más fotos mañosas de sonrisas que se avienten al adoquín, en lo oscurito, hasta el acero más templado se dobla.
La cascada que viene La lesión de la concesión a los abejorros, no es necesariamente para los actuales taxistas, no, es definitivamente para sus familiares, para los hijos, quienes están viendo como el patrimonio familiar se diluye por la cosa política, por la negociaciones indecentes y para privilegiar a los dirigentes bandidos de 200 personas que no tienen ninguna necesidad de trabajar un vehículo de alquiler, pues son empresarios, maestros, notarios y todo tipo de gente que no sólo por joder al vecino, al gobierno y a los taxistas, doblaron la voluntad del gobernador en turno. Pero todavía hay cosas realmente graves. Aquí, tal vez tienen agarrados a los líderes del FUTV por los tompiates, sobre todo Fernando Martínez, quien está involucrado con las acusaciones contra Omar Moreno. Pero cuando vean los minitaxistas de Carmen que ya se otorgó la concesión aquí, allá intentarán lo mismo. En esa Isla se cuecen aparte, ahí sí habrá violencia y ni Ramón González, el primer primo del Estado, ni nadie, los va a parar. ¿Y qué va a hacer el gobierno en esa región? ¿Con quien va a negociar? ¿A quien le va a pedir calma? Bueno, y cuando los de la UNTRAC también exijan lo suyo -porque a los laydista se los dieron- y cuando los autobuses piratas exijan lo mismo, ¿qué va a pasar? ¿Con quién van a negociar? ¿A quién van a convencer? Es difícil entender a los políticos, pero es más difícil para los políticos entender que los ciudadanos, como los taxistas, trabajan para sobrevivir y los abejorros sólo nacieron mediante la ambición desbocada de dos sujetos que surgieron para ganar dinero sin hacer esfuerzo, como Danilo Enríquez y Enrique Lozada, quienes se refugiaron en el regazo de una Layda Sansores a la que tampoco le interesan los ciudadanos, sino nada más su protagonismo y se vale de todo tipo de artimañas para que, como ahora, salga ganando al final de cuentas.
¿En manos de quién está el patrimonio de los hijos de taxistas?
¿Y qué cree nuestro admirado mandatario que hacen los taxistas al protestar contra una infamia como esta? ¿Qué otra solución parece existir, más que el gobernador acepte por las negociaciones oscuras y obligue a los trabajadores del volante a acatar su orden? ¿Qué solución inicial debe haber? ¿Que acepten o no acepten los taxistas? El patrimonio de los hijos de los taxistas se diluye por las marranadas contra quienes decían ser sus amigos. Los taxistas están tratando de proteger su patrimonio, su trabajo, el sustento de sus familias, mientras el poder negocia a sus espaldas y traiciona la confianza de los que votaron por él, para privilegiar a los que lo han insultado, agredido, maltratado y hasta enjuiciado. Después, les dijo que a final de cuentas, saldrán beneficiados y les pidió confiar en que las las cosas se resolverán. Sí, se resolverán a favor de los indecentes, de quienes por medio de maniobras sucias, presiones, han logrado lo que han querido, mientras los "amigos", que se jodan. ¿Cómo saldrán beneficiados si el trabajo que hay, tendrá que ser repartido entre ellos y los abejorros que, por sus purititos cojones y los de Layda, lograron doblar al mandatario? ¿Cómo? A ver, que nos digan cómo, ¿otorgándoles la concesión a los minitaxistas, así? Explicó que en este asunto están incluidas instancias federales y "tenemos que tener cuidado con eso, pero eso no quiere decir que no tenga en claro quién tiene la razón. Confíen en mí, sean inteligentes, los inteligentes son los que encuentran solución, por favor confíen en mí". Por confiar en la figura y la autoridad gubernamental es que los taxistas ven mermado su ámbito de trabajo, pero aún así siguen confiando en el mandatario. Y de qué sirve ser inteligentes, si aún siéndolo, los negocian, los venden y claro, desde luego que están incluidas las instancias federales; pero esto no es más que una forma de lavarse las manos, de decir, nos ordenó una instancia federal y bueno, pues con este escudo piensan que no va a poderse zafar, cuando la Comisión Federal de Competencia no es más que un órgano regulador, administrativo y no judicial, así que no tiene porque existir un acatamiento de sus recomendaciones; no hay razón de ser, pues sería una seria intromisión al pacto federal. Pero claro, puede ser usada esa dependencia, como parece es usada en esta ocasión, para escudarse ahí y legalizar la oscura, vergonzosa y visceral negociación.
El gran secreto No cabe duda. Con el asunto de la concesión a los minitaxistas, producto de la hipótesis de la negociación entre el laydismo y el gobernador, hay un gran secreto: lo que dio a cambio Layda Sansores al negociar con el gobernador. ¿Qué ganó el gobernador? ¿Qué ganaron los campechanos? ¿Qué ganó el Estado? ¿Qué cedió Layda? ¿Qué dio a cambio la ex senadora? ¿Este es el gran secreto? ¿Y el interés supremo del bienestar del Estado, dónde quedó? ¿Quiénes ganaron en términos económicos y quiénes perdieron? ¿Quiénes ganaron el términos políticos y quienes perdieron? ¿Quién es esa Comisión que se erige de facto como todopoderosa para ordenarle a un gobernador y a un Congreso, para otorgar concesiones y reformar leyes, sin ser parte del poder judicial? ¿Alguien estará meando fuera de la bacinica, al darle ese poder al hijo putativo de Herminio Blanco, el encargado de CFC, Fernando Sánchez Ugarte o sólo estarán usando una disposición burocrática para poder zafarse del problema y respaldarse en otros y cumplir con los acuerdos oscuros? Es obvio, económicamente ganaron los llamados minitaxistas y perdieron los miembros del Frente Único de Trabajadores del Volante. Es obvio que políticamente ganó Layda Sansores y de paso resurge como el Ave Fénix, fortaleciendo su figura, convirtiéndose en un foco de poder real y ahora la veremos por todos lados resolviendo asuntos, problemas de los campechanos, quienes ya no acudirán al gobierno del Estado, pues la que puede resolver las cosas es el ella. Quien quiera conseguir algo, irá con ella. Al suceder lo de los minitaxis, el Estado tendrá que abrirse a la desregulación del Transporte Público y ¡aguas!, ahí veremos a los pulpos del transporte y esos nadie los parará. Además, la cascada de agrupaciones clamarán su espacio y esto seguramente generarán violencia. Como es el caso de los taxistas de Carmen, donde hay que recordar que ya hubo un muertito, un inocente por cierto, y ahí ¿quién parará ese gremio? Ahí los dirigentes sí son gente que defiende su trabajo, su patrimonio, no como aquí: hasta se prestan para que los placeen sonrientes cuando les estaban metiendo la puñalada por la espalda, se avasallan ante el poder y ceden todo, se laxan con cualquier cosa. Lástima de dirigentes. Pero no se debe perder de vista a las consecuencias de esta decisión producto de la más oscura negociación, como la violencia que puede generarse, los muertos, las devaluaciones de los patrimonios, los autos lastimados, ¿quién cargará con ese cargo de conciencia?, ¿quién?¿La que pidió y ganó, o el que cedió? A todo esto, no nos queda más que preguntar, repreguntar: ¿qué ganó el gobernador con esto? ¿Qué cedió Layda? ¿Qué es lo que no sabemos los campechanos? Ojalá nos hagan partícipes de los tejemanejes. Finalmente, ¿quién perdió?... no hay que buscarle mucho. |
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