No. 89 del 28 de octubre de 2000 |
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Los nuevos tiempos |
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El que haya ganado Fox la Presidencia de la República es motivo de que a los campechanos nos tenga que ir peor de lo que estábamos. A esto le llaman los políticos y los gobernantes, nuevos tiempos y circunstancias. Antes era "que la revolución nos haga justicia", pero ahora hasta en su propia casa, los empleados del Poder Ejecutivo, los burócratas, increpan al Presidente de la República. Hoy la palabra revolución ha sido borrada del léxico de todos aquellos que se dediquen a la política y, en cambio, deberán agregar las palabras "competitividad", "head hunters", "tepocatas", "changarros", "chiquillos", "marranadas" por ejemplo. Pero da la casualidad que a Campeche y a los campechanos, nos van a golpear esos nuevos tiempos y circunstancias. Queremos entender (y debemos, por lo que se percibe, a webito) que cuando los políticos se refieren a los nuevos tiempos políticos, es que los del PRI y del presidencialismo a la usanza de ese partido ya se acabó, como es obvio y las circunstancias son derivadas de esto y deberán llevar a las decisiones de los políticos, los ciudadanos, los empresarios, los educadores, todos los mexicanos a nueva mentalidad para poder realizar cosas, tomar decisiones y romper con lo establecido. ¿Es esto? ¿Romper con lo establecido es la prepoderancia de los nuevos tiempos y las circunstancias? ¿Eso es lo que deben esperar los mexicanos? La palabra cambio que tanto pregonó el candidato ganador de la elección presidencial, la entendieron los mexicanos que votaron por esa oferta y promesa, como cambiar lo malo para mejorar, no romper con lo establecido, no derribar lo construido, no destruir todo para hacer el experimento de ver que se puede hacer, por más que se contraten a los mejores mexicanos, que nunca serán los mejores, sino los que decida quien será el Presidente de la República. Y parece que a eso nos debemos ajustar los campechanos que, por ejemplo, votaron en contra del PAN en su mayoría, porque según los datos oficiales, aquí ganó Francisco Labastida la elección. ¿Esto quiere decir que podemos adivinar desde ahora que viviremos un sexenio de venganzas contra los campechanos? Y aún hay más: los campechanos ya deben de olvidarse de su modus vivendi, por ejemplo como los taxistas, a quienes les piden que acepten los nuevos tiempos y circunstancias. ¿Y esto es aceptar la competencia injustificada por un arreglo político? No se vale. No es posible que quienes votaron por la opción perdedora en las elecciones, deban cargar con esa derrota y pagar las consecuencias. Que los partidos políticos y sus dirigentes, sean los que paguen las consecuencias, no los ciudadanos. Deben ser nuevos tiempos y circunstancias para los partidos políticos y lo que emane de ello, cuanto a la cosa política, a movimientos y situaciones, única y exclusivamente de partidos. Por otra parte, mal empezaríamos con que el presidente electo lance su venganza contra los ciudadanos quienes vivan bajo un gobierno diferente a su partido o el partido que lo llevó al poder. Eso no debe ser, ni tampoco presas de negociaciones políticas, menos de transacciones, aún menos de motivaciones maniqueas o de maquiavelismos. Los ciudadanos aun hayan votado por tal o cual candidato, deben estar protegidos por el poderosísimo voto secreto, no vivir un albur cada elección y si votan por un partido y gana otro, vayan a ver sus vidas derrotadas, el sustento mermado. No, no es así, ese no es el camino. Pero tampoco es justo que un gobernante del partido que perdió obligue a sus gobernados a aceptar las circunstancias que le imponga el antes opositor por el solo hecho de no jalarle los bigotes al tigre. No, tampoco debe ser así. Los tiempos y las circunstancias de Campeche, son de los campechanos y sus gobernantes, única y exclusivamente, para no doblarse ante los devaneos del poder. Porque si se tiene el respaldo del pueblo que lo entronó, ¿cuál es el temor? Si se es un gobernante fuerte, ¿cuál es el problema? Sí, es cierto, hay que caminar con tiento, con cuidado pero no con miedo. Y más cuando está de por medio un obstáculo que ya debió de haberse dejado atrás, desde hace mucho tiempo. Más aún, cuando la ley está de parte de los que quieren doblar. No hay más tiempo y más circunstancia que la de los campechanos y su gobernante. Si el pueblo de Campeche es fuerte, el gobernador lo será más y si el gobernador es fuerte, el pueblo lo será aún más. El tiempo y la circunstancia que aluden con el Presidente electo es de él, de todos los mexicanos, del pueblo que somos parte, pero no fundamental y los beneficios que tenga la mayoría será muy difícil llegue a nosotros, por sí solos; nunca, aun cuando los gobernantes y los ciudadanos de pueblos como el de Campeche "se porten bien y de buenas maneras con la nueva administración". Nosotros los campechanos debemos hacer nuestros tiempos, el que tenemos. Y nuestras circunstancias, que es la que vivimos. Debemos ser observadores y aplicar los cambios, eso que ni qué. Pero circunscribirnos única y exclusivamente a lo que pueda venir del nuevo Presidente, es una temeridad, una barbaridad, como cuando lo fue del priato. Es más, si demostramos timoratez, timidez, miedo, así nos va a ir, nos tomarán la medida y como dicen en los barrios, nos ganarán el miedo y no habrá quien los pare cuando quieran hacer de nuevo sus jugarretas. En cambio, si luchamos por nuestro destino, defendemos nuestros principios y nuestra verdad, aunque perdamos, será un motivo maravilloso por el cual luchar y no derrumbarnos antes de la lucha, por más tiempos nuevos y circunstancias que existan. No es justificable y más cuando el noble y hermoso pueblo de Campeche siempre ha respaldado a sus autoridades. |
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