Hoja 3 -  "El solitario Chéjov" -  por Pablo Sodor

Antón Chéjov

Anton Tsjekhov - Antón Tschechow


Pavel Yegorovich Chekhov (padre de Antón)


Yeugenia Yacovlevna Morozova (madre de Antón)

El apellido de Antón proviene del apodo Chejos, y esto se debe a que tanto su padre como su abuelo, fueron siervos (esclavos) de un terrateniente de apellido Chertkov y su madre también fue hija y nieta de siervos. En 1861 el Zar Alejandro II de Rusia abolió la servidumbre, es decir un año antes del nacimiento de Antón. de siervos.
Pavel Yegorovich Chekhov (padre de Antón)
Yeugenia Yacovlevna Morozova (madre de Antón)
Date Created:
15 Nov 1999
Last Modified:
10 July 2006
Created By:
Pablo A. Sodor
Capitulo II - Taganrog
En Taganrog y bajo el reinado de Zar Alejandro II, nace el 17 de enero de 1860, Antón Pavlovich Chéjov.  Para ubicarnos geográficamente, Taganrog (en ruso:Таганрог), es una ciudad portuaria al sudeste de la  Rusia Europea, situada sobre la costa del mar de Azov.
Como explique en la página anterior, Antón fue el tercer hijo de una familia de seis hermanos. Alexander, el fue el mayor, Nikolái el segundo, a quien siguió Antón; Iván, fue el cuarto y María, precedió a Mijaíl, el menor de los hermanos.
Gracias a las muchas cartas que dejó como testimonio, y que fueron publicadas en cinco tomos (1951) -aunque intuyo que algunas desaparecieron entre las manos del gobierno, sus hermanos o su esposa- podemos deducir que tuvo una infancia infeliz: la mas clara en cuando confiesa: “En mi niñez no tuve infancia (...) El despotismo y las mentiras desfiguraron nuestra niñez a tal grado -recordaba- que me repugna y horroriza pensar en ella". En otra que escribió a los veintinueve años dice: "Cuando niño, fui tratado con tan poca benevolencia que ésta me parece algo extraordinario. Me gustaría ser bondadoso con la gente, pero no sé cómo."
Su padre era dueño de una tienda de artículos de importación. Fue un padre dominante, severo, golpeador, con cierta inclinación al fanatismo religioso que obligaba a los niños a levantarse muy temprano en la mañana para asistir a misa y cantar en el coro de adolescentes que él mismo había organizado. El padre tocaba el violín y los hijos cantaban. Ensayaban de 10 a 12 de la noche, todos los días, y luego a rezar de rodillas y tocando el piso con la cabeza. Y al otro día había que concurrir al colegio...
Sin ánimo de justificar a los padres, es bueno aclarar algunos datos, que muchos textos suelen obviar. El apellido de Antón proviene del apodo Chejos, y esto se debe a que tanto su padre como su abuelo, fueron siervos (esclavos) de un terrateniente de apellido Chertkov y su madre también fue hija y nieta de siervos. En 1861 el Zar Alejandro II de Rusia abolió la servidumbre, es decir un año antes del nacimiento de Antón.
El autoritarismo del padre los obligaba cuando niños, no sólo a cantar en el coro - “El canto fortalece el vientre de los niños”, -decía- sino también a hacer presentaciones en público y atender, en ocasiones, el negocio.
En otra de sus cartas, vuelve sobre el tema de la infancia, diciendo:“Al rememorar mi infancia ésta se me presenta sumamente sombría; la religión ahora no está en mí. Cuando con mis otros dos hermanos cantábamos en la iglesia, la gente nos miraba enternecida y envidiaba a nuestros padres, pero nosotros nos sentíamos como pequeños presidiarios. (....) nuestra niñez fue un sufrimiento.”
Cuando sus hermanos mayores alcanzaron la adolescencia, -me refiero a Alexander y Nikolái- bebían, jugaban y rehuían toda obligación. Y era a Antón quien debía hacerse cargo de todas las responsabilidades; a las ocho de la mañana se encontraba ya trabajando en la tienda familiar. Quizás esa vivencia haya sido la causa de que después y a lo largo de toda su vida, protegió y sostuvo (económicamente) a toda su familia.
 

 

Catedral de la Asunción en Taganrog, donde el 10 de Febrero de 1860, fue bautizado Antón Pávlovich Chéjov (Антон Павлович Чехов). La catedral ya no existe.

 

Fachada de la casa que el alquilaban desde 1859 y donde nació Antón Chéjov el 17 de Enero de 1860. En Marzo de 1861 se mudan a otra propiedad.

 
“El colegio de Taganrog representaba una especial división de prisioneros, adonde enviaban a soldados en castigo, cambiando el garrote y el palo por el griego y el latín”, - diría más tarde.
Aun así, quienes conocieron a Chéjov en su época estudiantil en Taganrog recalcan en él su humor, su alegría contagiosa y sutil ironía. Cuenta Mijaíl, el menor de los Chéjov, que un día Antón lo llevó consigo al mercado. Compró un pato y durante todo el camino de regreso a la casa, hizo chillar al pato a todo trapo: “Para que todos se enteren que nosotros también comemos pato”,- dijo.
Como aficionado, participaba en espectáculos familiares creados por él mismo y en las representaciones teatrales del colegio. A los trece años asistió por primera vez al teatro en compañía de su madre. Ella se sentaba en la platea, - recuerda su hermano Mijaíl -, y los chicos iban al gallinero. Antón era el más revoltoso. Al final de cada acto gritaba y silbaba, pero no a los actores, sino a los aristócratas griegos sentados junto a su madre en la platea. Era tal el alboroto que armaba que muchas veces los griegos abandonaban la sala antes de terminado el espectáculo.
Componía pequeñas obras que luego de representadas en casa de amigos las destruía. Escribía poesías y cuartetas a las amigas de su hermana María de quienes siempre terminaba enamorado. Años más tarde declararía que la poesía no era su fuerte ni tampoco motivo de particular seducción. “Yo recelo de la poesía. De todos los poetas, al único que puedo leer es a Pushkin”.
Los negocios del padre, que nunca descolló como buen administrador, aunque sí como buen bebedor, comenzaron a ir de mal en peor. Hasta que un día, agobiado por las deudas y los acreedores, huye de la ciudad llevándose a sus dos hijos mayores. Las penurias económicas se agravan, la comida escasea y la madre envía a los más pequeños a casa del abuelo. Junto a ella, quedan Antón y su hermana. Al poco tiempo llega la orden del inminente remate de la casa con todo el mobiliario, y es entonces que la madre se ve obligada a irse tras su marido e hijos a Moscú, llevándose consigo a Maria y los mas pequeños. Es así, que Antón, con dieciséis años, quedó en Taganrog, viviendo en casa de un vecino a cuyo hijo daba lecciones, a cambio de techo y comida. Aquí, algunos biógrafos afirmar que en realidad Antón siguió viviendo en la misma casa familiar, pero ahora con nuevos dueños y el acuerdo que hizo su madre, es que alojen a su hijo y a cambio de ello, él ayudaría en los estudios al hijo del señor. Según sus cartas, en esos años de soledad, pasaba largos ratos en la biblioteca estudiando y solo regresaba a la casa para cenar y dormir.
A pesar de todo, no se extinguió su natural alegría, que se desbordaba en bromas, anécdotas y cuentos  ligeros que enviaba a su hermano Alexander, quien trabajaba para algunos periódicos cómicos de Moscú. Su hermano logró que algunos de sus cuentos fueran publicados, lo que significó que ganara algunos rublos más para sobrevivir en Moscú.
No tuvo muchos amigos. Su familia era su fortaleza. La soledad de esos años en Taganrog, marcaron su carácter de hombre solitario, reservado, discreto. Era querido y respetado por la gente sencilla que diariamente encontraba en su camino, "por la gente de a pie, hombres y mujeres de pueblo". Sin embargo se sentía un solitario y comentaba: “Viviré solo en la tumba, como he vivido siempre”.

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