19 de Junio de 2002 - Democracia Obrera |
Editorial
|
Lo que no quiere esta “dirección
piquetera” ni la izquierda del régimen que la apoya, es una reunión
de miles y miles de luchadores
para poner en pie un verdadero organismo de carácter nacional
de todos los explotados. No lo hicieron antes y tampoco lo van a
hacer ahora. En esta reunión –lo mismo que en febrero- todo está
cocinado desde antes por los dirigentes y organizaciones “convocantes”.
¿Dónde está la trampa?: “los delegados sindicales y miembros
de comisiones directivas que acuerden con la convocatoria participarán
directamente”. Detrás de esta fórmula, se esconde que –igual
que en la reunión de febrero- los dirigentes de las organizaciones
convocantes –las “que acuerden con
la convocatoria”- son los que van a dirigir la “asamblea” desde
la mesa, con poder total, sin importar la posición de los trabajadores
que representan sino la de esos “dirigentes”, respetando las estructuras
sindicales sin contar a la mayoría de los trabajadores que están
por fuera de los sindicatos como los trabajadores en negro.
Significa, por ejemplo, que del SUTEBA de Matanza van a ir
los dirigentes y ninguno de los 600 delegados reunidos la semana
pasada. ¡Todo está cocinado de antemano entre los dirigentes
“que acuerden con la convocatoria”,
sin que participe democráticamente ningún trabajador de esas
organizaciones! Los que fuimos a la “asamblea” del 16 y 17 de febrero
a denunciar todo esto que ahora se repite, y fuimos expulsados
sin miramientos por una patota de matones armados de la “Mesa Nacional”,
teníamos razón.
La razón por la cual los dirigentes
tienen representación “directa” en esta “asamblea” es porque son
parte de los partidos y organizaciones que están discutiendo uno
de los “frentes de izquierda” en las elecciones adelantadas. ¡Eso
es lo que está atrás de esta farsa de asamblea piquetera”! ¿De qué
otro 20 de diciembre nos hablan?
Para remachar esta farsa antidemocrática,
se sostiene que las organizaciones que controlan tendrán “un delegado cada cuarenta”, con lo
que se garantiza que solo se escuchará la voz de las organizaciones
“que acuerden con la convocatoria”.
Además, “Habrá un espacio especial dedicado a la participación de
las asambleas populares”. ¡Un “espacio”!,
y ¡”especial”! ¡Qué chiste! Podemos
adelantar lo que habrá de “especial”
en ese “espacio”: “comisiones”
que serán una mordaza absoluta para que no se exprese nadie salvo
algún orador afín a los partidos y organizaciones “que acuerden con la convocatoria”. ¡A eso quieren reducir
a este movimiento que reunía a más de tres mil asambleístas en Parque
Centenario todos los domingos votando a mano alzada y varios miles
más en las asambleas barriales, que llenaba la Plaza de Mayo todos
los viernes del verano! Por eso todos los partidos del régimen se
unieron “especialmente” para hacer retroceder
a las asambleas populares a su mínima expresión: para que después
venga la burocracia sindical de los desocupados o la del CTA y las
subordine a sus comisiones, o los partidos de izquierda del régimen
las dividan acerca de a quién votar.