19 de Junio de 2002 - Democracia Obrera |
Editorial
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El viernes pasado, más de diez mil trabajadores
de la construcción marcharon encabezados
por la burocracia de Gerardo Martínez y por la patronal esclavista
de la Cámara de la Construcción detrás de un programa de créditos
y subsidios para la patronal. El mismo programa que Moyano levantó
en nombre de la patronal del Frente Productivo.
Pero el programa de esta patronal
“nacional”, es ¡nada para los obreros!. Si abren las fábricas e invierten,
como dicen, no va a ser para repartir sino para tomar desocupados
a 150 Lecops por mes.
La patronal del transporte acaba
de obtener del gobierno un subsidio de 250 millones de pesos. ¡Para
los choferes, suspensiones, despidos, meses sin cobrar en las más
de 80 empresas de transporte en quiebra!.
Si los trabajadores de la construcción
-los mismos que hace apenas unos años se movilizaban por las calles
de Buenos Aires al grito de “¡patrones
asesinos!”, cuando por un peso la hora morían como moscas durante
el “boom” de la construcción- han sido llevados a la ilusión de que
es su propia patronal esclavista la que los va a sacar de la miseria,
si burócratas-empresarios como Gerardo Martínez siguen al frente
de esos obreros, tiene una sola explicación: la negativa del Bloque
Piquetero a llamar un verdadero congreso nacional de trabajadores
ocupados y desocupados. Esas son las consecuencias de haber estado
cuatro meses sin que se convocara a este congreso obrero, y liquidando
las coordinadoras zonales, para levantar un programa obrero que
es el único que puede unir las filas de los trabajadores.
La patronal “nacional”, como la
del Frente productivo, regatea con el imperialismo y utiliza
a los trabajadores como elemento de presión. El verso que esgrimen
es que les falta capital, y que si les dan créditos, los van a usar
para “reactivar la economía”. Pero la verdad
es que no falta plata sino que
se la lleva el imperialismo a paladas, alrededor de 25 mil millones
de dólares por año.
Para enfrentar esta sangría lo
que se necesita es un programa obrero y no estar a los pies de los
regateos lastimosos de la patronal “nacional”. El capital está:
son los miles de millones de dólares que los monopolios se llevan
en concepto de utilidades todos los años, y los otros que se van como
pagos por la deuda externa. Solo la nacionalización
del comercio exterior permitiría evitar la evasión de seis mil millones de dólares por año
de la patronal exportadora. Las exportaciones de soja y petróleo,
dos grandes rubros en la Argentina proporcionan 15 mil millones
de dólares, lo que hace un total de más de 20 mil millones de dólares
por año. En manos de los trabajadores serían un capital enorme
para volcar a obras públicas y darle trabajo a millones. La nacionalización
de los bancos bajo control de los trabajadores y
su concentración en una banca estatal única, permitiría
poner los activos de los bancos a producir
Pero para eso hay que terminar con
los parásitos de la patronal y del imperialismo. La Mesa Nacional
del Bloque Piquetero está en cambio aliada a la patronal, y se
apoya en su estado para controlar de manera reformista al movimiento
de desocupados.
El programa de la burocracia sindical
y de la dirección “piquetera” es llevar a los trabajadores a luchar
para que la patronal obtenga privilegios, y que los trabajadores
ocupados y desocupados se conformen con subsidios y planes de
unos miserables 150 $, o presionar para que la patronal les dé algo.
Por eso todos están por Asamblea Constituyente y en contra de un
“gobierno de los trabajadores, piqueteros
y asambleas populares”, como votó la Interbarrial Nacional
de marzo pasado.