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Bayly y sus amigos

Me invitaron a la presentación del último libro de Jaime Bayly, Los amigos que perdí, ayer en el local de la Feria Internacional del Libro. Era un buen motivo para visitar esa Feria, en la que además se iba a realizar un conversatorio sobre "La colisión" de Pablo Guevara, uno de los poemarios más ambiciosos (5 libros, más de 800 páginas) publicados en el Perú en los últimos años. El conversatorio sobre "La colisión" fue exactamente como lo esperaba, con los mismos 20 asistentes que suele tener este tipo de eventos. Pero cuando me dirigía al local donde se iba a presentar el libro de Bayly, me encontré con un espectáculo inusual: una multitud exaltada de adolescentes (especialmente mujeres) hacía una interminable y desordenada cola para poder ver en persona al "niño terrible" de la tele. Por supuesto, pasé sin hacer cola hasta la zona de invitados, las seis primeras filas de asientos. Ahí me encontré rodeado de (esa fue la segunda sorpresa de la noche) toda el mundo farandulero local. Al menos pude comprobar que es cierto que la televisión engorda a la gente, pues algunas gorditas de la pantalla estaban... Sí, sin querer había caído en pleno "Choliwood" y no faltaron ni las cámaras de "Magaly TV" ni (cuando apareció Bayly) los gritos histéricos, los pedidos de autógrafos, las fotos con el personaje, etc.

Pero Bayly sí parecía saber que tipo de ambiente le esperaba, pues se enfrentó solo al público, sin presentadores ni comentaristas (como suele hacerse en estas ocasiones) y su discurso fue eminentemente "televisivo", uno de esos monólogos que él hace en su programa, imitando a David Letterman. Cito de memoria (aunque la mayoría de los asistentes grabó la presentación con pequeñas cámaras de video) algunos pasajes de su discurso.

Sobre "No se lo digas a nadie":

"No sé porqué algunos piensan que el protagonista del libro soy yo. Ese personaje es un vago, drogadicto, homosexual, se ha levantado a media selección peruana de fútbol, y para en las discotecas. Y todos saben que yo no voy a las discotecas"

"Le envié el manuscrito de la novela a mi hermana mayor, que entonces era monja de clausura. Después de leer el libro mi hermana dejó el convento y ahora es motociclista y surfista. Y el convento creo que lo cerraron porque no quedaron monjas"

"También le envié el manuscrito a Vargas Llosa, preguntándole si valía la pena publicarlo. El, con su sabiduría habitual, me respondió que sí, que lo publique. Y que no regrese al país en varios años".

Sobre "Yo amo a mi mami"

"Después de publicar la novela recibí una llamada indignadísima de mi madre que me decía: 'No fue suficiente con desprestigiar a todos tus amigos, ahora me quieres meter a mí en tus cochinadas"

Sobre "Los últimos días de La Prensa":

"Tuve el honor de iniciarme en el periodismo formando parte de una brillante generación de jóvenes que tomó las riendas de ese prestigioso periódico. En unos cuantos meses lo llevamos a la quiebra"

Sobre sus programas de televisión:

"Sospecho que el cada vez menor rating de mis programas se debe a una silenciosa campaña de los fanáticos de mis novelas, quienes quieren que me dedique en exclusiva a la literatura"

"Llegué a la televisión a los 18 años, a un programa político. Ahora me arrepiento ¿Qué puede saber un joven de 18 acerca de política? En general ¿Qué puede saber un joven de 18 acerca de nada?

Y una última:

"El Perú se hizo mundialmente famoso en la época en que exportaba guano. Ahora exportamos a Laura Bozzo, que es prácticamente lo mismo."

 

Así habló Zarathustra

 

 

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