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CAMPECHE:
ENTRE EL SUEÑO Y LA REALIDAD
(Segunda y última parte)
Inosente Alcudia Sánchez

Recuerdo que hace varios años, entre los múltiples buenos propósitos de ADAPCA, intentamos organizar un evento al que habíamos denominado "Campeche y sus Regiones". Se trataba de reunir a personajes de los distintos municipios para que se conocieran, hablaran de sus lugares de origen, de sus leyendas, de sus historias, de sus experiencias. El objetivo era acercar a los muchos campeches, juntarlos en un salón, aprehender a Campeche a través de sus gentes. Es evidente que se trató de un proyecto demasiado ambicioso para nuestras buenas intenciones y escasos recursos. Pero siempre, reiterativos como acostumbramos ser, volvemos sobre el mismo tema cada que algún desvelo nos toma desprevenidos. Por esa perseverancia en las discusiones infinitas, dedico estos apuntes a los amigos de entonces, que son, desde luego, los de hoy. Con afecto infinito van, también, para un campechano admirable y entrañable, para el maestro Quino.

5.- Muy al sur de la vida, la selva, madre primigenia de la riqueza, se enseñoreaba sobre los restos de civilizaciones milenarias. No existían carreteras ni vestigios del progreso inevitable. Sólo el verde vegetal, la algarabía salvaje de pájaros y mamíferos se imponía a la soledad de tardes y amaneceres. Pero llegaron los polacos con sus heridas de guerra y sus recuerdos del frío y de hermanos e hijos desaparecidos. Llegaron y, entre sollozos y añoranzas, quebraron lo inhóspito de la montaña, lucharon contra el calor y los mosquitos, reinventaron el vodka y, en menos de lo que canta un gallo, diría mi madre, levantaron en medio de la espesura un poblado de singular fisonomía texana. Hicieron el cine, el hospital, las casas, el aserradero... Terminaron y partieron sin rumbo conocido, llevándose sus memorias y sus muertos. Y nos dejaron Zoh-Laguna, génesis de la moderna Babel que hoy es Calakmul.

Realmente ni siquiera sé qué significa Zoh-Laguna. Tampoco sé gran cosa de su, seguramente, peculiar historia. Pero puedo adivinar en el trazo de sus calles, en sus casas de madera, en los restos del aserradero, la gran actividad productiva que generó hace años, durante el tiempo de su grandeza. Por la forma de sus casas, Zoh-Laguna es un pueblo extraño en medio del conjunto campechano. Pero no podía ser de otra manera: está ubicado en Calakmul, el municipio más cosmopolita de Campeche, donde conviven inmigrantes de la mayoría de los estados de la república. (En los últimos diez años se han asentado en este municipio 114 comunidades con campesinos e indígenas de 26 estados del país, que hablan más de 17 lenguas).

Xpujil, la cabecera municipal, es un pueblo en plena metamorfosis, apretado por el polvo, desconcertado ante la presencia de turistas y aventureros que aun buscan la piedra filosofal. ¿Cuál es la campechanidad de estas comunidades aguerridas, dónde encontrar la identidad de estos hombres y mujeres que abandonaron sus ombligos y sus panteones para empezar, como José Arcadio Buendía, un mundo nuevo? Acosado por la sed, este pueblo de gentilicio múltiple, ciertamente no tiene entre sus preocupaciones fundamentales la formación de una nueva identidad.

Aquí el Campeche eterno no existe. Aquí se vive otro Campeche, el de la inclemencia de la naturaleza y sus prolongadas sequías, el de los ejidos desplazados de la reserva ecológica y que aún no encuentran alternativas para mejorar su subsistencia, el de las grandes inversiones en infraestructura para atender al turismo salvador, el de las magníficas zonas arqueológicas, un Campeche nuevo que, finalmente, no alcanza todavía a divisar con claridad su destino. En cada comunidad la cultura es distinta, pero uno sólo el afán que las une: luchar cotidianamente, en el sentido estricto del término luchar, por un mejor futuro.

6.- Llamamos identidad a la suma de símbolos y valores que nos singularizan como pueblo. En la delimitación geográfica de su territorio, Campeche posee valores tangibles e intangibles que, asimilados en nuestro inconsciente colectivo, dan forma a una campechanidad plural y heterogénea que debe constituir el enlace que nos una por encima de las más diversas diferencias. Estos valores se derivan de la historia, de la cultura, de una visión compartida del futuro. Por ello, el fortalecimiento de la campechanidad tiene que transitar por la divulgación y el conocimiento amplio de la historia, por el respeto y la valorización de las diversas manifestaciones culturales, por el entusiasmo y la esperanza en un mejor futuro para todos. Es decir que tenemos que conocernos y aceptarnos, sabernos distintos y contradictorios, pero unidos en el reconocimiento de lo que somos y en las aspiraciones de lo que queremos ser. No se puede apreciar, y mucho menos amar, lo que no se conoce. Y la realidad es que los campechanos somos extraños que habitamos la misma casa, una casa de materiales diversos, de piedra y barro, de huano y tejas francesas, de mármol y piso de tierra, de sascab y madera... Los campechanos somos una familia, como todas las familias, de hábitos y gustos distintos: comemos tamales y pibipollos, pan de cazón y mojarra frita, puchero y barbacoa, lechón tostado y empanadas de camarón... Celebramos el carnaval en fechas distintas, nos disfrazamos de osos para saldar las diferencias, vamos a las ferias de Chuiná y de Hool, bailamos la vaquería, la música norteña y los ritmos tropicales que nos llegan de la herencia caribeña. Todo eso es Campeche: una historia inconclusa, una cultura que se renueva diariamente.

El reto del siglo que se avecina, el de la construcción de la nueva grandeza de Campeche, transita por la formación de una campechanidad incluyente: una campechanidad que se recree en la heterogeneidad cultural, identificando y fortaleciendo los valores que se derivan del compartimento de un espacio geográfico común. La campechanidad, finalmente, tiene que darnos la carga de optimismo suficiente para que transitemos con un orgulloso sentido de pertenencia a esta tierra los tiempos (y sus avatares) por venir.


24 Enero 1999

10-11

El Semanario de Opción, una buena elección.

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