Por: GARGANTUA

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Los campechanos tenemos una muy bien ganada fama de cocineros, en la que, lamentablemente muchos no participarnos, pero por esta misma razón nos hemos ganado el prestigio de que sabemos comer. Pero siempre hay alguna ocasión en que queremos prescindir de la comida de la casa, con los "pucheros", "frijol con puerco" y demás guisos del terruño y deleitarnos con otro genero de platillos.

Dependiendo de como se vea, por fortuna o por desgracia, aún carecemos de restaurantes especializados, al menos en la medida de otras grandes ciudades y no hay, en apariencia, mucho donde escoger. Sin embargo, cuando queremos departir con los amigos o con la familia, e incluso solos siempre nos encontrarnos en la disyuntiva de no saber adonde acudir o en que lugar servir algo que nos apetezca.

Claro, siempre habrá lugares que no conozcamos ni por referencia y, como hay que tener en cuenta, que en cualquier lugar de servicio, llámese restaurante, pizzeria, cafetería, lonchería o demás, no sólo cuenta lo que nos sirvan, sino como lo sirvan, su precio y muchas cosas más, en esta sección trataremos de subsanar en ese problema, desde luego, sin más compromiso que con el lector.

Pensando de esta manera, hace unos días salimos casi sin rumbo fijo, buscando un sitio donde tomar un desayuno ligero y, a través de recomendaciones de amigos y conocidos fuimos a yantar a una lonchería ubicada en el edificio "San Ignacio" (frente al "Hotel América"), que atiende personalmente su propietaria, la señora Olivia Madrigal de Robles, con únicamente un joven ayudante. Entre los dos se permiten atender nueve o diez pequeñas mesas y una barra, no siempre llenas, por ahora.

El menú -que cambia todos los días en algunos renglones, según nos informó la amable propietaria- es bastante sencillo y adecuado más bien para un "break" de la oficina, con los consabidos café, refrescos embotellados o el clásico té y los "naturales". Pero nos llamó la atención que ese día anunciaban "sandwiches dietéticos" y eso pedimos.

El "dietético" consiste en dos rebanadas de pan integral, con jamón de pavo, queso panela y su correspondiente verdura (lechuga, tomate, etc.) y la verdad que nos parecieron bastante sabrosos, especialmente teniendo en cuenta el asunto de las calorías. Del "té" embotellado pues no hay mucho que decir porque es, sabor más o menos igualado, al que se acostumbran en muchas otras loncherías.

Pero el ambiente era agradable, algunas muchachas conocidas que tomaban un refresco; otros tantos jóvenes y caballeros, algunos con café y otros con "tortas". Pero entre ellos, confirmado por la dueña, nos informamos que los viernes el "platillo especial" es el de "tacos sudados" o "de canasta" como se les llama en el altiplano y que, en lo personal, me parecen deliciosos.

La señora Robles nos platicó gentilmente que son muy pequeñitos, pero los hay de "papa con chorizo", de "frijoles", de "chicharrón en verde", "chicharrón en rojo" y otros sabores que ya deben conocer quienes han degustado este tipo de antojitos allá en la capital del país, donde existen muchas taquerías que los expenden. Por lo pronto estamos invitadísimos a ir a probarlos.

Sinceramente la pasamos muy bien y no hubo un pero que ponerles, especialmente en el terreno de los precios porque la cuenta de tres sandwiches y dos té, apenas fueron 24 pesos, lo cual personalmente me parece muy accesible para quienes no son de apetito voraz, o no disponen de mucho tiempo para tomarse un tentempié antes de retornar a la oficina o continuar con sus diligencias.

El sitio luce muy limpio al igual que las mesas y aunque, obviamente, algunas lucían entonces con platos vacíos y envases de refrescos, en menos de que se los cuento, entre Olivia y su ayudante las dejaron limpias. Claro, eso hace que a la hora de pagar, el muchachillo se distrajo un poco pero resulta comprensible, si tenemos en cuenta que entre los dos atienden a su clientela.

Pero no siempre es así y en este caso, tratándose de un sitio modesto sin aspiraciones de "grill" o de restaurante de cinco estrellas, ya son ganancia, la limpieza, el sabor y el precio, aunque esperamos que en otros sitios que también visitaremos posteriormente, las cosas sean tan sencillas como en la lonchería del edificio "San Ignacio", adonde le recomendarnos ir en las condiciones mencionadas.

Claro, en alguna ocasión, a los propietarios de los establecimientos no les parecerá mucho que les critiquemos algunos aspectos de su servicio, pero tengan la seguridad de que nuestra intención no tiene nada de publicitaria, ni aún tratándose de amigos, sino es más bien un servicio que este semanario quiere prestarle para cuando el lector lo juzgue necesario.

En caso contrario, tampoco tenemos la intención de dañar la imagen de nadie, sino simplemente de hacer un llamado de atención a quienes tengan alguna carencia, ya sea provocada por sus propios empleados y ¿por qué no? hasta su misma clientela, que son siempre susceptibles de corrección, en aras siempre de que Campeche tenga los servicios al turismo y a los propios, adecuados a su condición de capital.

Con ello esperamos que nos sigan leyendo la próxima semana, ya que en este espacio encontrarán siempre ese dato que usted necesita, ya sea para pasar un rato agradable con su familia o con sus visitantes, sin tener que pasar bochornos posteriores y si disfrutando, verdaderamente, de uno de los placeres de la vida, como es el comer cosas ricas, en compañía agradable y siempre con el servicio adecuado.


17 Enero 1999

18-19

El Semanario de Opción, una buena elección.

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