Una Búsqueda Frenética Cuenta la
leyenda de un hombre cuyas virtudes florecían a la vista
de todos,
irradiante de una belleza apreciada por muchos y
envidiada por otros,
dotado del mágico arte de la expresión simple y espontánea,
Era pretendido por mas de un suspiro que bellas doncellas
supieron dar.
Tal
hombre, sin embargo, poseía un defecto.
Un defecto que detestaba y guardaba en lo mas profundo de
su ser,
que lo hería en lo mas intimo y lo atormentaba sin
descanso,
noche y día, impidiéndole ser Feliz.
Ese
defecto, inadvertido por la mayoría, consistía
simplemente
a su incapacidad de enamorarse y amar de por lleno a una
mujer.
Y lo descubrió en una noche de invierno en penumbras,
cuando sintió en carne propia el dolor de engañar a un
ser querido,
siendo descubierto por esa persona.
Mucho
fue el tiempo pasado, pero los fantasmas y el dolor
quedaron impregnados en su ser sin poder quitarlos de su
mente.
Noches enteras fueron dedicadas para su análisis.
Miles de angustias paso hasta que por fin se dio cuenta
que su corazón podía querer a muchas pero no amar a
ninguna.
Sin
embargo, y aferrado a un ideal,
Se propuso una búsqueda frenética
donde no pararía hasta encontrar
a la mujer que su corazón conquiste.
Muchos
fueron los labios besados,
muchos corazones le fueron entregados,
muchas las noches de pasión desenfrenadas,
pero también, muchas fueron las lagrimas derramadas.
Los años pasaron y seguía sin encontrar
a la dueña de su corazón.
Una
noche de primavera, ya resignado a vivir en soledad,
se sentó calmo a contemplar el brillo de las estrellas,
irradiaban una inmensa belleza que nunca antes
pudo apreciar y sin embargo siempre estuvieron ahí,
eternas en el firmamento, sin que nada pudiera
moverlas del lugar que ocupan en el universo
y se dio cuenta, para gran sorpresa,
en el tiempo que había perdido tratado de buscar su amor
ideal,
y no disfrutar de las cosas simples que nos provee la
vida a cada instante
y sin que seamos conscientes de ello.
El mismo ponía la llave a su corazón tratando de
ser lo que la otra persona quisiera que fuese.
Desde
ese ida, se tomo la libertad de perdonarse y ser feliz,
y dejar esa búsqueda desenfrenada del amor de su vida
que lo tenia atado a un ideal impuesto.
Disfruto de sus amistades, disfruto de su trabajo
y disfruto de la vida en sí, conoció a gente, mucha
gente,
que llegaron a conocerlo y apreciarlo por lo que es,
y no por lo que ellos "pretendían" que fuera.
Y
fue feliz, Realmente feliz.
Sin buscar nada, solamente apreciando y disfrutando
de las pequeñas, pero a la vez, grandes cosas que tenia
a su alcance,
como el mejor de los tesoros que todos llevamos adentro.
Narra
la historia que no se sabe a ciencia exacta
si logro conocer al amor de su vida,
pero cuentan algunos, que la ultima vez que se lo vio,
caminaba de la mano con un ángel con rumbo desconocido,
su expresión irradiaba una paz y serenidad semejante a
las estrellas
que esa noche de primavera supo apreciar.
Juan Manuel Schmidt
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