Omm
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El dios-araña de Yezud
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En algún lugar del desierto que se extiende al este de Ophir, Conan
fue asaltado por una emboscada de bandoleros al mando de un maleante con
el rostro lleno de cicatrices, llamado Sarkon. Le robaron su caballo y
lo dejaron inconsciente, tendido sobre la arena. El commerio logró
refuguiarse en una formación rocosa, donde en el delirio provocado
por el calor, tuvo visiones de una enorme araña que lo devoraba
sobre una ciudad cubierta por telarañas. Cuando desapareció
la visión, fue atacado por una manada de buitres, pero al matar
a uno de ellos, los otros huyeron.
Arrastrándose el
cimmerio llegó hasta un pequeño oasis, donde habitaba el
anciano Thanix, quien le ofreció comida y agua, y le contó
que se preparaba para salir al rescate de su hija Lena, que había
sido capturada por los adoradores del dios-araña Omm, venerado en
la cuidad de Yezud, situada entre Ophir y Corinthia. Conan se ofreció
a ayudarlo, y juntos llegaron hasta las puertas de Yezud. El bárbaro
reconoció la cuidad que había contemplado en su visión. |
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Conan provocó a los guardias para que los tomaran prisioneros y
los llevaran cautivos a los calabozos, donde el viejo se reunió
con su hija en medio de una multitud de prisioneros que serían sacrificados
a Omm. Allí conocieron también a Tork, un ingeniero originario
de Shadizar, que había sido enviado por el Rey de Zamora el misión
de espionaje. Le explicó a Conan que había descubierto que
la ciudad descansaba sobre una enorme falla, y que bastarían unos
pocos cantos rodados para provocar un desastre, ya que el subsuelo, además,
estaba carcomido por socavones mineros.
Llegado el momento del
sacrificio, hasta Conan se sorprendió al ver el tamaño del
monstruoso dios, a pesar de que pocos meses atrás había matado
a una araña gigante en la Torre del Elefante, en su enfrentamiento
con el mago Yara, en Shadizar. |
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Improvisamente, Conan se lanzó sobre el sacerdote Modar, y lo arrojó
a las fauces del monstruo, después de apoderarse de la espada de
un soldado. El cimmerio rodó por la arena donde habitaba el dios,
y cayó en una viscosa telaraña, para ver cómo Modar
era devorado por su dios. Armado con la espada, Conan se enfrentó
a la pavorosa criatura, trepándose sobre ella y hundiéndole
la espada en el lugar donde se encontraría su cerebro, una y otra
vez, hasta que finalmente la hizo caer a un pozo sin fondo. El cimmerio
logró aferrarse del borde, mientras el gigantesco Omm caía
al abismo.
Al ver el fin de su dios,
los pobladores de Yezud se lanzaron sobre el viejo Thanix y su hija, pues
eran blancos más fáciles y más cercanos que el salvaje
cimmerio. Lena se arrojó a la arena sagrada, pero su padre murió
a manos de la turba. En ese momento las paredes comenzaron a desmoronarse,
y en medio del tumulto, Conan logró escapar con la joven en brazos. |
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Se desató un fuerte
terremoto, seguido por un gran incendio. Conan y Lena lograron huir entre
las llamas, a lomos de un caballo negro. Más tarde vieron cómo
toda la ciudad se desmoronaba dejando sólo polvo y cenizas. |
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Poco más tarde,
se reunió con ellos Tork, que había sido el causante del
cataclismo. Lena se fue con él a la Corte de Shadizar, y Conan,
a lomos del córcel, siguió su camino hacia la frontera con
Koth, donde ayudaría al mago Zukala a prevenir
la resurrección de la perversa emperatriz verde, Terhali. |
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