Yara |
El Hechicero |
Cuando el joven ladrón cimmeriano Conan llegó a esta ciudad, escuchó que sus habitantes hablaban de cierta joya llamada "el Corazón del Elefante", que se guardaba en la temida mansión de Yara, y decidió probar fortuna y robarla. Cuando el cimmeriano entró a los jardines de la Torre, encontró el cuerpo de un guardia, que había sido asesinado por Taurus de Nemedia, apodado "Príncipe de los Ladrones". Ambos aventureros decidieron ayudarse mutuamente, y tuvieron que enfrentar a los otros guardianes de la Torre: una manada de leones. Después de dormirlos con gas y escalar la Torre, Taurus murió en las fauces del último guardián de la cámara donde se guardaba la joya: una araña gigantesca, a la que Conan mató con su espada.
Uno a uno, los viajeros fueron muriendo a través de los Siglos, ya que no eran inmortales; hasta que sólo quedó Yag-Kosha, que fue adorado como una divinidad en las selvas de Khitai. Hasta que llegó Yara, que se convirtió en su sacerdote hasta que aprendió suficiente magia para esclavizar a Yag-Kosha, y llevárselo a los Reinos de Occidente. En Zamora, lo obligó a construir la Torre del Elefante, donde ambos vivieron por más de 300 años. |
Terminado su relato, Yag-Kosha pidió a Conan que le diera una muerte piadosa, y luego entregara a Yara la joya, como "un último presente de Yag-Kosha". Conan encontró al hechicero durmiendo, y lo despertó para entregarle la joya que contenía un encantamiento puesto por Yag-Kosha antes de que Conan llegara. |
Al tocar la joya, el cuerpo de Yara se encogió, hasta que pareció estar al pie de una montaña carmesí; luego el mago escaló la gema, y se hundió en su ápice central. Conan pudo ver denrto de la joya, cómo el mago era perseguido por un Yag-Kosha con sus alas y su fuerza restauradas. De pronto la gema estalló en las manos del bárbaro. Al salir Conan, la Torre del Elefante se desmoronó. |
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