Y VI
Abrí los ojos, ¡y ví!
Vi, el sonido de las olas de un mar
sereno, como se mecen en la playa, en la arena, como acarician cada una de las
conchitas que el tiempo ha olvidado en ella, cada una de las conchitas con formas
y tamaños y texturas diferentes que alguna vez estuvieron en las manitas de una
nenita de escasa edad cuando descubría el mundo por su cuenta.
Vi, cómo suena una ola grande que viene
empujando a sus hermanas a la orilla y las aprieta y las junta y al llegar a la
orilla la hermana mayor les hace la plancha, jugando, riendo, y las demás se
quejan y le reclaman y todas juntas dicen “splash” cuando rompen en risas y
llega la espuma a callarlas con un sutil “shshshshs” y después se vuelve a
esconder entre la arena y cada vez que las olas ríen la espuma sale de la arena
a callarlas. Ví que la espuma es algo huraña, pero allá ella y su “shshshsh”
Y ví, vi al viento seduciendo una
palmera, le hablaba al oído, y le decía cosas de amor, cosas que no se pueden
decir, por que no se oyen y la palmera se sonrojaba y se chirriaba y se torcía
de lado y el viento le daba la vuelta para encontrarla de frente y volver a
coquetearle. Y la ruborizada palmera se tapaba los ojos con sus ramas y después
los descubría un poquitín para saber donde andaba el pillo y entre risitas y
coqueteos pasaron la tarde.
Y vi, cómo el sol tardío apenas y rozaba
la superficie del agua con sus dedos anaranjados y le hacia cosquillas al mar
que se enchinaba todito y el sol se escondía en el horizonte, como si el mar no
supiera de quien eran esos dedos, por supuesto que las celosas nubes no dejaban
de mirarlos, y volteaban la cara como si no les importara. Y vi, cómo el sol se
despedía de mí con su último rayo de calor sobre mi cara para decir: “hasta
mañana”.
Hoy después de dos años, abrí los ojos y
ví.
jrra 2007.
Autor: Jorge Roberto Rivas Aguilar.
Cuernavaca, Morelos. Mexico.