Tercer Capítulo
“Why can’t my balloon
stay up in a perfectly windy sky.
I can be cruel. I don’t know why”
Yuki escuchaba en la radio la canción.
Pese a captar la letra de la misma, no podía apartar su mente de cierta
conversación que tuvo con Yohji hace horas atrás. Ya eran las 4 de la
mañana. Como era domingo, daba igual si “pasaba de largo” o no.
A medida que la canción avanzaba, más pensaba en Aya…y en Ken…
“So don’t give me
respect. Don’t give me a piece of your preciousness flaunt…”
Yohji le había contado todo. De cómo
habían capturado a Ken. La verdad, concordaba con la opinión de todos
respecto a la “presunta” muerte del antiguo Siberian. Era imposible de que
estuviera vivo en alguna parte…sería un milagro si alguna vez encontraban
una pista que los llevara a entender “más o menos” qué pudo haber pasado
con él.
Yuki encontraba todo el asunto muy
penoso. Sentía real pena por KenKen, como le llamaba el playboy. Por lo
visto era una persona admirable y querida por todos ¿Quién no querría al
moreno? Creía que hasta él lo querría, y con gusto guardaría a Aya en su
corazón, y no trataría nada, porque era de Ken…pero también es cierto que
él ya no estaba más con ellos. De ser así, jamás habría ingresado al Weiß
en primer lugar…bueno. Las cosas por algo pasan.
Pensaba en que agradable debió haber sido
el convivir con el ex jugador de fútbol. Debe haber sido una persona muy
cálida. Tenía que serlo para que Aya se hubiera enamorado de él. Calidez
que derrite un poco el hielo. Qué irónico. Ojalá pudiera derretirlo,
pensaba. Pero creo que ya debo darme por vencido. Si nunca me opondría en
vida a Ken, aunque lo quisiera, jamás sería un rival de peligro…aunque
ahora mucho menos, puesto que sería rival de un fantasma. Y los espíritus
son incorpóreos. No se les puede ver o hacer daño, pero ellos sí a
nosotros. Que crueldad la del destino. Enamorarse de una persona que vive
para un fantasma. Un recuerdo. Una ilusión…
Debe haber sido una persona fácil de tratar, comprensiva, llena de
valores, pese a ser un asesino. Aunque…mientras lo pensaba…esos valores
fueron los que lo llevaron en un comienzo a cargar con la justicia en sus
propias manos. ¿Acaso no lo hacían así todos los del grupo? Las manos
manchadas con sangre para poder defender a los desvalidos…¿no era eso lo
que buscaban? Pero…¿a qué precio? Dejando de lado a los seres amados para
poder llevar una vida en el anonimato. Tal era el caso de Ken. Dejarse
creer muerto por su familia y conocidos, con tal de salir adelante con el
nuevo camino tomado. Uno oculto en las sombras. Lleno más de penas que
gratificaciones.
No podía dejar de obsesionarse con él, puesto que en su mórbida
fascinación por el desaparecido encontraba un punto de consuelo para
sobrellevar el por qué de que Aya nunca lo tomaría en cuenta…Aya…Otro caso
era el de él, quien lo sacrificó todo por su hermana. Claro que el
silencioso líder jamás le contaría algo de su vida personal. Lo supo por
medio de Omi hace meses, cuando trataba de recolectar información del
nuevo grupo para poder entenderlos y llevarse bien con ellos, y no
tocar…ciertos temas. Si. Podía ser muy cauteloso en cuanto a tocar temas
delicados para otros, con tal de que no se sintieran mal por su causa.
Pasando al siguiente miembro…Yohji, quién había perdido, encontrado, y
perdido nuevamente al amor de su vida. Asuka…pobre Yohji. Supongo que bajo
estas circunstancias, Aya lo comprende a la perfección.
El más joven del grupo, Omi, que debe ser
un año menor que él…ser abandonado a su suerte, por su propio padre…si
tuviera cerca de desgraciado, le rompería el cuello por no pagar el
rescate del pobre…¡Cómo dejar botado a un chico tan inocente como
él!...Pero también, la inocencia se va perdiendo en un gremio como éste.
Ojalá fuera tan fácil como decir: “Permuto asesinato por inocencia”…¡Ja!...Ojalá
fuera todo así de simple…Pero, pese a todo, Omi sigue intacto. Tiene fe en
las personas. Cree que todo vale la pena ¿Cómo puede hacerlo? Si ya todo a
estas alturas está perdido. Asesino o muerto en vida. Son la misma cosa al
fin y al cabo…
La canción acaba de terminar. Yuki busca algo más en su repertorio. No
quiere pensar más si no es con un poco de música de fondo. Sin ella, los
pensamientos se le quedan atorados. Es como el agua que permite nadar a
los peces…en este caso, metafóricamente, el sonido permite fluir a sus
pensamientos.
Al no encontrar su cd favorito, recuerda haberlo dejado en el sofá, en la
salita de estar. Baja a buscarlo, moviéndose como gato en penumbras,
puesto que todos deben estar dormidos, y no quería despertar a nadie por
su capricho. Mientras bajaba por la escalera, puede ver encendida la luz
de la salita. Piensa que es muy extraño que haya alguien levantado a estas
horas de la noche. Con mucho cuidado se asoma para ver de quién se trata,
y sorpresa la que se lleva al ver a la persona que le había quitado el
sueño por tanto tiempo. Estaba sentado en el sofá, jugando con el cd que,
precisamente él venía a buscar…dudó un poco antes de devolverse por sus
pasos para no tener que enfrentar al frío pelirrojo. Sin querer, al darse
la vuelta, choca Yohji, quien, al parecer, había bajado a la cocina.
Yuki: “Hiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!”
Yohji: “¿Qué haces levantado a esta hora?”
Aya: “¡¿Quién anda ahí?!”
Yohji y Yuki: “Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!” – Gritan al mismo
tiempo mientras se miran.
Yohji, luego de reponerse del susto también, lo mira inquisitivo. El nuevo
Siberian miraba avergonzado al suelo al verse pillado. Aunque explicara
que venía por su cd, nadie le creería, porque, realmente, en el “proceso
de recuperación del cd” se quedó inmóvil viendo al impasivo líder. Muchos
llamarían a eso acoso.
El rubio se asoma para ver quién estaba
en la salita. Aunque no hacía falta, porque la voz del “grandioso” líder
(en palabras de Yohji) era inconfundible. Al darse cuenta que Aya se había
levantado del sofá para acercarse a la fuente del grito, mira al asustado
joven.
Yohji: “Dos alternativas. 1. Te vas rápido y te cubro. 2. Te quedas y
esperas a que aparezca nuestro “maravilloso rayo de sol del ocaso”. Tú
eliges” – Mientras le pone el dedo en la frente a modo de cañón de
pistola.
Yuki lo mira algo dudoso, pero no responde nada, quedándose en su lugar.
Actitud, que por sí sola era una respuesta.
Yohji: “Como quieras”------“Soooooooo…¿qué haces a esta hora de pie?” – Le
pregunta a Aya, para que no ponga especial atención a Yuki. De alguna
manera tratando de distraerlo para que no siga siendo cruel con él. Por lo
menos no en su presencia.
Aya lo mira de reojo, pero se dirige directamente al trigueño.
Aya: “¿Qué haces de pie a esta hora” – le dice en tono frío.
Yuki no responde. Mira en silencio al suelo. El rubio playboy, para
aligerar un poco las cosas, decide meterse en medio.
Yohji: “Vamos, Aya. Déjalo. Aparte mañana es domingo, y no le toca el
turno temprano. Puede quedarse en pie hasta la hora que quiera. No es un
niño. Ya tiene 20 años. Es todo un hombre”
Sin mirar a Yohji, sigue con el interrogatorio
Aya: “Me estabas espiando. ¿Verdad?” – Eso no era una pregunta. Más bien
era una afirmación.
Yohji al ver el giro peligroso que tomaba la conversación, decidió tomar
cartas en el asunto.
Yohji: “A ti te va a espiar. Eso quisieras. Pero es imposible dadas las
circunstancias en que tiene al lado algo tan sexy como yo. La verdad es
que estaba conmigo en mi pieza…y bueno. Tú sabes. Tuvimos algo de sed, y…”
Yuki: “No”
Ambos hombres se callaron para escuchar lo que dijo el joven entre
dientes.
Aya: “¿No?”
Yuki levanta la mirada, la cual encerraba una mezcla de tristeza,
resentimiento, amor y desesperanza. Mira fijamente a Aya y vuelve a
repetir.
Yuki: “No” – Más firme
Aya lo mira incrédulo. Nadie le decía que no, independiente de que supiera
o no de que se trata en esta ocasión. Nadie se opone a él. Nadie…excepto…
Lo mira fríamente, esperando a que se
explique, porque él no iba a preguntar nada. Sólo esperaría.
Yuki: “No te estaba espiando, y aunque así fuese, no es de tu incumbencia”
Ambos miembros del Weiß lo miraron. Uno con una expresión de admiración
por semejante respuesta. Otro con leve sorpresa para luego ser reemplazada
por ira. Aya iba a decir algo, pero Yuki no lo dejó.
Yuki: “Él no va a volver, Aya. Y aquí hay una persona que está dispuesta a
amarte, aunque la trates mal. Siempre estará….estaré a tu lado. Sin
importar nada”
Sin decir más, porque las lágrimas le corrían por las mejillas, corre de
regreso a la seguridad de su pieza. Abajo, en el primer piso quedan dos
personas perplejas. Yohji, quien recobra el habla más rápido, se va. Pero
antes le dice al pelirrojo:
Yohji: “Me das envidia, Aya. Allá arriba está una oportunidad de oro. El
ser amado de nuevo. Y tú la pierdes por un fantasma. Yo amaba a Ken como a
un hermano, pero la vida sigue. Y si tienes la oportunidad, ahora, de ser
amado….no la desperdicies”
Sin decir más, se va, dejando de lado a un Aya perplejo…quien se sentó
nuevamente en el sofá. Su mirada se perdía en la pantalla apagada del
televisor. No sentía rabia por las palabras del chico. Debía seguir
adelante. Aparte, pese a tratar de detestarlo, no podía. Yuki era igual y
distinto a Ken. Qué encrucijada. Sabía de los sentimientos de éste. No era
un tonto, después de todo. Habría que ser retardado para no leer en su
cara, cada vez que lo miraba, la palabra amor. Escrita por todos lados. No
había que ser un genio tampoco para darse cuenta…
A la larga también desarrolló un poco de
estima por él. No amor. Pero sí estima. No quería hacerlo sufrir con su
carácter. Yuki merecía algo mejor. No algo como él…que nunca se desharía
de un fantasma….
Aya: “Ojalá pudiera, Kudou. Ojalá pudiera”
Fin Tercer Capítulo.
Ojalá te haya gustado. Espero que todo vaya bien con esta historia. El
próximo capítulo ya es el que da comienzo a la historia cinco años después
de esta “conversación” entre Yuki y Aya…plus Kudou…^^
Capítulo 4
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