Sección histórica


 
Foto del ARA Bahía Buen Suceso en el Apostadero Naval Malvinas
El ARA Bahía Buen Suceso en el Apostadero Naval Malvinas

 

Creación y evolución del Apostadero Naval Malvinas

Luego de una escalada de situaciones ríspidas en la isla San Pedro (Georgias del Sur), entre la República Argentina y Gran Bretaña; un contingente de fuerzas argentinas desembarcó en la capital de las Malvinas el día 2 de abril de 1982; y sin ocasionar bajas al pequeño destacamento británico ni a los malvinenses, reestableció la soberanía argentina sobre las islas.

En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, ese mismo día 2 de abril, el comandante de la Flota de Mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas, designando como jefe del mismo al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio, como puede verse en el acta correspondiente, incluida en la sección Documentos de este sitio.

De esta forma, el Apostadero Naval Malvinas se constituyó en la primera dependencia oficial de la Armada Argentina que se estableció en suelo malvinense, disponiendo de sello oficial y su correlativa proposición orgánica, roles de funciones y planillas de armamento.

Sin embargo, con el desarrollo posterior de los acontecimientos que conducirían a un conflicto bélico en gran escala, ese campo inicial de actividades se extendió notablemente, exigiendo un gran despliegue de la dotación asignada, a lo largo de toda la geografía de las islas (cf. Mapa de las Islas Malvinas).

Así los integrantes del Apostadero fueron desarrollando tareas tales como el patrullaje de las islas, el traslado y distribución de alimentos y combustibles a todo el personal alistado en la capital y en los distintos puertos del archipiélago; el minado de las aguas circundantes; la protección, transporte e instalación nocturna de misiles Exocet antibuques; la operación de radios y centrales telefónicas de la población civil; la elaboración de pan para las unidades de la Armada; el rescate de combatientes; la custodia y operación del Faro San Felipe; la defensa de la península Camber, incluyendo el rechazo del intento de desembarco enemigo; y muchas otras acciones de colaboración con diversas unidades militares argentinas.

Estas múltiples actividades fueron realizadas mayormente por personal de conscriptos de la clase 1962 con instrucción de marinería, provenientes de distintos destinos militares del país; como Salta, Catamarca, Santa Fé, Buenos Aires, etcétera.


Foto del acto del 25 de mayo en el Apostadero Naval Malvinas: Claudio Guida iza la bandera argentina - Fuente: Adolfo Gaffoglio
Conmemoración del primer gobierno patrio en el Apostadero Naval Malvinas - 25 de mayo de 1982
Fuente: Adolfo Gaffoglio

Asimismo, el Apostadero Naval Malvinas se integró con varios conscriptos, que estando bajo bandera, solicitaron ir voluntariamente a las islas para defender la soberanía argentina.
Para lograr ese noble propósito, tuvieron que realizar muchas gestiones y mover importantes influencias, además de luchar contra la incomprensión de parientes y amigos.

Los voluntarios que integraron la dotación del Apostadero Naval Malvinas como conscriptos fueron: Claudio Castillo, Alejandro Egudisman, Fernando González Llanos, Marcelo Padula, Ricardo Pérez y Ángel Scilingo.

Finalmente es interesante transcribir la opinión del Comandante de la Sub-área Naval Malvinas, el capitán de navío Antonio J. Mozzarelli, quién al referirse al desempeño de la dotación (cf. Boletín del Centro Naval 783), afirmó:

"... sólo resta agregar que el comportamiento del personal satisfizo plenamente las expectativas del Comando en el cumplimiento de las misiones ordenadas y que la entereza de que hizo gala para el cumplimiento de su deber en condiciones de alto riesgo y, más aún, en los enfrentamientos armados que tuvieron lugar, durante los cuales presentó combate con medios definitivamente inferiores, han cumplido con las mejores tradiciones de nuestra Armada.

Sólo la adecuada formación del personal permitió que, con elevado espíritu e increíble imaginación, se suplieran tremendas faltas de medios, adiestramiento previo y preparación específica para la campaña.

Nuestros comandantes y sus dotaciones improvisadamente designados, fueron capaces de tripular buques no conocidos y carentes de armamento, cuya eficacia de operación se fue logrando durante el curso mismo de misiones reales, en las que tuvieron que enfrentar a un enemigo muy superior en un Teatro de Operaciones inicialmente desconocido...".

Este humilde trabajo procura ofrecer un justo homenaje a la memoria de todos aquellos hombres que, en condiciones de marcada inferioridad, pelearon y murieron en cumplimiento de las leyes de la Patria.


 


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