"Mientras escupía la arena de Monkey Island de la boca, me preguntaba si la vida de un valeroso pirata es tan buena como dicen. No reaccioné ante todas las recientes señales que tenían que haber advertido a mi alma doblegada... que mi mujer estuviera muerta un tiempo...que el archimillonario australiano Kangu Mandril siguiera con sus inventos antipiratas...
Si tan solo hubiera elegido otro camino, puede que LeChuck siguiera muerto, y que el misterio del Insulto Definitivo siguiera siendo un enigma. Si hubiera blandido una espada, los piratas bebedores de grog de la Zona de las Tres Islas ya no estarían amenazados por la dualidad del aberno y el aburguesamiento. Si tan solo...pero entonces, un peludo dedo de un conocido mono me tocó en el hombro.
Había llegado la hora. La hora de parar a LeChuck (otra vez). La hora de crear un mundo seguro para los piratas. La hora de la mayor batalla de mi vida como intrépido bucanero."
Pasaje de "Las memorias de Guybrush Threepwood: los años de Monkey Island "