LA CABALA DE CASTILLA (continuación) |
El Zohar Efectivamente, varios especialistas y conocedores de la lengua que han estudiado los manuscritos no solo avalan la opinión de que fue el escritor del Zohar, sino que, en el caso de Gershom Scholem, parece que en base a los análisis lingüísticos y estilísticos, no niega absolutamente esa posibilidad, más bien le da lugar, así como a la opinión respecto a la influencia gnóstica que como hemos visto en el caso del Bahir otorga a muchos de sus contenidos. En una obra suya que tituló Zohar, el Libro del Esplendor en la que presenta una cuidadosa selección138 de textos de ese corpus sagrado, nos dice en la introducción:
Y eso sin negar que ya desde el momento de su aparición ciertas facciones de su tradición tildaron al autor del Zohar de impostor, falsificador literario y profanador139, por lo que el libro no estuvo exento de polémica, y como veremos más adelante, aún actualmente es objeto de controversias. Según refiere de nuevo Scholem en su opúsculo:
Este erudito, así como también Charles Mopsik, comparó el Zohar con otros textos de Moisés de León, y ambos coinciden con entereza en que la relación entre todas esas obras no es de ninguna manera superficial ni casual, aunque pudieran encontrarse algunos años de diferencia en la redacción de los escritos, todo lo cual hace concluir a Scholem que:
En todo caso, –y aun las discusiones y convulsiones que con frecuencia rodean la aparición de muchos textos sapienciales, de por sí promotores de rupturas de nivel–, en el texto que es un midraschim se hacen referencias constantes a la Toráh, y a sus sabios, de la cual es un comentario pormenorizado. Este plan de la obra se refiere a todo el Libro del Esplendor al que aún versando sobre la Toráh (los cinco libros del Pentateuco), se le agregan también otros libros bíblicos141 y diversos tratados independientes, algunos de los cuales han sido considerados apócrifos, pero que forman parte constituyente del cuerpo de enseñanzas cabalísticas conocidas bajo el nombre de Zohar.142 Para aclarar un poco la complejidad en la designación de las distintas composiciones de esa extensa obra, anotamos a continuación el nombre en hebreo de cada uno de los libros del Pentateuco que se glosan en ella: Génesis (Bérèchit), Exodo (Chémot), Levítico (Wayi-qra), Números (Bémidbar) y Deuteronomio (Dévarim); éstos, a su vez, se subdividen en muchas secciones las cuales son el objeto de los comentarios y recreaciones míticas y literarias. Lo que son de breves el Libro de la Formación y el Libro de la Claridad y los escuetos tratados de Provenza-Gerona es de voluminoso el Zohar que en la traducción y edición francesa reciente de Charles Mopsik publicada por Verdier, excede las mil quinientas páginas.143 Nosotros trabajamos con ella en este estudio y como coadyuvante la versión castellana de León Dujovne,144 que vino a llenar un vacío ya que en esta lengua no había sido publicado; en realidad hay pocas versiones de este libro en cualquier idioma y todas ellas se han destacado y alcanzado la celebridad en los países en donde se produjo este hecho. El Zohar culmina el proceso de gestación iniciado por el Sefer Yetsirah, el Bahir y las diversas influencias que lo incubaron como las Cábalas de Provenza y de Gerona a las que nos hemos referido, y que desembocaron en Castilla en la figura del copista Moisés de León y su entorno. Este sabio, muy probablemente en estrecha colaboración con un pequeño grupo de adeptos que por la unanimidad en el pensamiento no pueden distinguirse como individualidades en el texto, realizó una enorme labor de síntesis doctrinal, que –procedente de diversas fuentes tradicionales– integró en un discurso de formato judío, pero con claras reminiscencias neoplatónicas y neopitagóricas, herméticas, gnósticas e incluso cristianas. Al respecto, veamos lo investigado por Mopsik que incluyó en el prólogo del tomo III del Zohar editado por Verdier:
Y en otro momento explica:
Además, el escritor contemporáneo, haciendo gala de una gran apertura de miras que rompe moldes rígidos y odios religiosos, afirma:
La mayor parte del pensamiento cabalístico, al igual que el sistema sefirótico, tal cual hoy ha llegado hasta nosotros, están ya cuajados en el Libro del Esplendor. Según Scholem cuestiones tan complejas y fundamentales como la teosofía del En Soph, nombre convencional para tratar de describir algo indescriptible, no estaban aún dilucidadas en la Cábala hasta la aparición de este libro del cual, el ya citado León Dujovne,145 su traductor al castellano, afirma en la introducción que hace a su edición:
Y se manifiesta:
Efectivamente, el Zohar ha comentado el rito genésico de la unión de diversos modos, pues éste es nada menos que la comprensión del meollo creacional, ya que se trata del Amor de Dios por sus creaturas y la necesidad que tiene de la reciprocidad de este Amor para Ser. De ello trata la relación de Kether con su Shejiná, Malkhuth, por la intermediación de Metatrón, Tifereth, o sea del Rey con su esposa, o novia, –a veces su hija–, basada fundamentalmente como se ha hecho notar en el Cantar de los Cantares del que el Zohar incluye un comentario que hace muchas referencias al cuerpo humano como miniatura del cosmos. He aquí un texto de la traducción de Dujovne (Zohar, Exodo, sección Mishpatim) que expresa con gran belleza esa unión, en este caso la del Principio o Espíritu universal y el alma:
El Zohar fue escrito en hebreo y arameo y su nombre deriva de Daniel XII, 2:
Desde luego estamos muy lejos de poder efectuar cualquier análisis pormenorizado del Zohar, y aún menos en este contexto, pues una obra del tipo y su tamaño exigiría varios tomos y no se podrá, en este caso, sino tratar ciertos puntos esenciales que son precisamente los que deseamos expresar aquí. En este libro de libros se re-escriben de muchas maneras posibles las verdades eternas, siempre asombrosas e impactantes, las cuales van encaminadas a rescatar al ser humano del error y la ignorancia y a introducirlo en el esplendor de la conciencia del Santo, bendita sea, que como ya hemos ido intuyendo tiene muchas estancias y recámaras. Apunta Mopsik en la introducción antes citada:
En una atmósfera fuera de la linealidad temporal y en un espacio distinto del signado por los puntos cardinales se congrega un pequeño círculo de adeptos alrededor de rabbí Simeón bar Yochai, apodado "la Lámpara Santa" –sabio mítico del siglo II que vivió en Palestina y del que se dice es el padre legendario del Zohar. Por su intermediación, esos rabís reciben la revelación de altas enseñanzas esotéricas y se reconocen íntimamente vinculados a la Toráh, a cuya intelección se abocarán día y noche, deviniendo, según palabras del propio Zohar, sus amantes y transmisores:
Este clima evocador, cargado con grandes dosis de poesía y envuelto por el misterio de la Verdad intangible, se irá perfilando y matizando en cada una de las páginas de este voluminoso corpus, e irá invitando al lector de todo tiempo a adentrarse en un mundo interno e íntimo, a-histórico, siempre presentido y en todo caso permanentemente actual:
En esta Escuela del espacio148 tienen cabida los verdaderamente interesados en penetrar las enseñanzas cosmogónicas y metafísicas, que se les irán revelando gradualmente, por la gracia celeste derramada en su corazón y a través del mantenimiento de esforzadas labores de concentración y meditación:
Y es a algunos de esos misterios a los que ahora querríamos referirnos, extrayendo varios fragmentos inspirados de los diversos libros del Zohar, sobre todo los que insinúan la realidad de lo Innombrable y el despliegue de sus posibilidades de manifestación.
Y en la sección Bérechit del Génesis se empieza narrando:
Y así como en el Sefer Yetsirah y en el Bahir se ha destacado principalmente la metafísica del lenguaje, del Zohar (aunque también abunda en esta simbólica) quisiéramos apuntar algunos de los fragmentos en los que se describe el Principio del Cosmos y su emanación en base a símbolos numéricos y geométricos, tan unánimes a los de la formulación pitagórica acerca de la génesis cósmica. Sirva este escueto fragmento como apertura:
Con el primer trazo geométrico, el del punto que al contemplarse a sí mismo genera una recta, se simboliza la emanación de la primera idea, llamada diosa Sabiduría, de la que se dice que estaba con Dios antes de la creación del mundo, y que por su intermedio el universo fue creado. Ella, denominada también Pensamiento, es la que lo "inventa" y "diseña". Mas la Sabiduría no se reconocería a sí misma si no fuera por la diosa Inteligencia.150 Esta faceta de la deidad está emparentada con el rigor y es la que va a arreglar tu vida (a ordenar la vida del iniciado), puesto que es la que selecciona los valores, y por otra parte es el elemento de unión que conjuga la tríada primordial, es decir, la que realiza la unión entre Kether y Hokhmah, o sea el primer matrimonio que libre de los opuestos conforma la ficha básica primigenia de la cual el mundo es creado, aun de modo arquetípico, en la primera manifestación que constituye el movimiento generativo ya en otro plano. Además, la Inteligencia siempre se ha relacionado con el rigor, pues el discernimiento se realiza espada en mano: cortando todo lo que no es, brilla la inteligencia con lo que la refleja y, simultáneamente pero en sentido inverso, esta pueda retornar todo a la unidad esencial.151 Veamos a continuación un ejemplo sintético del despliegue cósmico a partir de la triunidad esencial:
La arquitectura universal tiene un fundamento numérico; los números son dioses, ideas que al combinarse en distintas proporciones y ritmos generan módulos y estructuras interrelacionadas que conforman el "cuerpo" invisible del Ser único:
En realidad la construcción del templo de Salomón a la que tanta importancia otorga la Tradición Hebrea no está sino sustentada en esa edificación ideal emanada del Principio, y es su proyección en un momento determinado, al tiempo que un medio de realización espiritual para los obreros que lo erigen. Estos artesanos, al igual que todos los que se suman a la labor de regenerar al universo con otros soportes, como el de la misma escritura que se fija en el Zohar, no viven su existencia como una carrera de méritos para ascender gradas exteriores según patrones prefijados, ni aspiran a ser siempre "algo más" en un ficticio mundo de categorías y estamentos, sino que simplemente se suman al discurso siempre vivo que la deidad labra en sus corazones, y participan del rito reiterado de ser todo lo que es, en el eterno presente.
Y para percibir la total identidad de la estructura macrocósmica y microcósmica:
Otro símbolo del Universo vinculado estrechamente al arte de la construcción y en el que el Zohar se explaya es el de los Palacios, en número de 7 o de 9, que se corresponden con las 7 sefiroth de construcción o con las nueve emanaciones sin contar a Kether, edificaciones que a veces se presentan como concéntricas, y que mantiene analogías con los planetas, con entidades angélicas, con vicios y virtudes, colores, piedras, o sea con las diversas simbólicas equiparadas a los paisajes del alma en su viaje de ascenso o retorno a su verdadera morada eterna:
O este otro pasaje:
Pero en muchos otros momentos, esta estructura orgánica se revela a través de la imagen del Arbol, que como ya hemos apuntado más arriba, se reafirma en el Zohar como pantáculo o modelo sintético del Universo:
En el centro de la obra de construcción cósmica, y completándola, el Zohar ubica una y otra vez al ser humano, creado a imagen y semejanza de la deidad, expresándose incluso el relato cosmogónico a través de una simbólica antropomórfica. Este tema es recurrente en la Cábala, abordándose bajo diversas perspectivas. Y nos preguntamos ¿a qué se deberá tal reiteración? Ante todo, la narración de la Creación y la del ser humano que la culmina es un mito, una expresión simbólica que insinúa o evoca un hecho tan majestuoso e inconcebible por la razón y la lógica formal que se recurre al soporte del lenguaje de la reminiscencia. La Creación en su sentido más amplio, que abarca la totalidad del Ser Universal, con sus cuatro mundos o planos tan nítidamente señalados en el diagrama del Arbol de la Vida, no es una cuestión cronológica, mucho menos una fantasía o especulación de la mente humana, ni un soporte para justificar un sistema mecánico, rígido y paralizante del mundo, sino algo mucho más inmenso y trascendente. Si así pudiera decirse, es la "decisión" del Infinito supraconsciente de tomar conciencia de sus posibilidades de ser, y al pensarlas, "inventa" la Manifestación Universal, le asigna un "lugar", siendo el ser humano, la criatura, a la que se otorga la función de intermediario, cual nexo o bisagra que puede vivenciar por la intuición intelectual la paradójica no dualidad entre las posibilidades de ser y de no ser, es decir, experimentar la Suprema Identidad. Lo supracósmico determina en el Principio todas las posibilidades de ser, y en un gesto de una generosidad y gratuidad sin par, emana y derrama desde su cara oculta153, inimaginable, un manantial de posibilidades arquetípicas, formales y concretas en el receptáculo de su pequeña faz154, la Creación, despliegue simultáneo y jerárquico de emisores y receptores, de imágenes que se espejan en imágenes, las cuales hacen intuir ese rostro oculto que subyace en todo, que es su origen y destino y al mismo tiempo trascendente a cualquiera de sus producciones. Y todo este misterio se sintetiza en el ser humano. Una de las simbólicas con las que el Zohar evoca cuestiones tan asombrosas es la de los dos Rostros:
O este fragmento:
Y sintetizando:
El importante tratado Sifra di-Tzeniutha156 –parte del Zohar correspondiente a la Parashat Terumah,II 176b-179a– es en sí una síntesis de toda la Cábala y allí está todo explícitamente explicado, aunque con las claves y las figuras propias, es decir los símbolos, de la lengua de los cabalistas. Como en el caso de Puertas de Luz de Chiquitilla, el comentar este libro es asaz dificultoso ya que al tener que citarlo o subrayarlo sería el caso de subrayarlo todo, tal la riqueza de sus contenidos en su expresión enigmática. Empero, trataremos de hacerlo para ilustrar a nuestros lectores, indicando apenas algunos pasajes que no hayamos destacado hasta el momento en el Zohar u otros donde creemos se ofrecen nuevas perspectivas, o luces, sobre los aspectos que ahora estamos estudiando. Este opúsculo tan críptico, complicado de descifrar aplicando sólo la lógica racionalista, logra sintetizar en cinco capítulos el extracto de la enseñanza cosmogónica de la Cábala, haciendo hincapié en una simbólica antropomórfica de la deidad (es frecuente la alusión a la cabeza, los ojos, la frente, la nariz, las mejillas, la boca, la cabellera, la barba, el corazón, etc.) que constantemente apela a una realidad otra, supranatural o suprahumana, trascendente a todo lo limitado, pero inmanente en todas sus producciones. He aquí un fragmento ilustrativo correspondiente al capítulo 2:
La construcción que emana del Santo, bendito sea, se presenta en este libro tal cual es, sin maquillajes ni disminuciones, como una gran guerra entre las indefinidas potencias o fuerzas universales, que en todo momento se enfrentan, luchan, vencen unas y son derrotadas las otras; se armonizan, se ajustan, atacan y se defienden. Tensión que en realidad es la conjugación de dos polaridades que se equilibran en todas las esferas, mundos o planos por intermediación de la energía del Amor, la cual mantiene al Universo fuertemente cohesionado. La Tradición judía siempre ha contemplado la guerra como una simbólica sagrada, y el cabalista, de una manera especial, la reconoce como una de las formas en que se expresa el convulso despliegue del Cosmos y la experimenta simultáneamente en su recorrido iniciático, pues sabe que la conquista del estado de conciencia de unidad no es un tránsito tibio e insípido por mundos idílicos y sin conflictos, edulcorados o aromatizados por la ilusión y la evanescencia, sino una lid mantenida con las huestes aparentemente opuestas que gracias a ingentes labores de alquimia espiritual son equilibradas, transmutadas y trascendidas. El siguiente fragmento del capítulo 5 del Sifra di-Tzeniutha da idea de esa batalla librada a cada instante, de la que sólo sale vencedor el que logra identificarse –luego ser uno– con el Uno:
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NOTAS |
136 | De ellos destacamos a los hermanos Yitshac y Yacob Ha-Koén de Soria (mediados del siglo XIII), a Todros ben Yosef Abulafia de Toledo (1220-1298), Isaac ben Latif de Toledo (1230-1270), Yehudah ben Selomoh ha-Koen ibn Matqah también de Toledo, a Moshe ben Selomon ben Sim'on de Burgos (1230-1300), Yishac ibn Abi Sahula de Guadalajara (1244-?) y su hermano Me'ir ben Selomoh Abi Sahula, así como a Bahia ben Asher de Zaragoza y los andaluces Abraham ben Isaac de Granada y David ha-Levi de Sevilla, entre muchos otros. El Diccionario de autores judíos (Sefarad. Siglos X-XV) y el libro de Ch. Mopsik Cabale et cabalistes (p. 52 a 65)ofrecen datos biográficos sobre éstos y otros cabalistas de la época y una relación de sus escritos más importantes. |
137 | Ver Le Zohar. Gènese. Tome III. Verdier, Lagrasse, 1991. |
138 | La referencia del libro es: Zohar. El libro del Esplendor. Dirección de Difusión Cultural. Colección de Cultura Universitaria. México, D.F., 1984. Si bien en la introducción este gran erudito alega una serie de razones e intenciones un tanto superficiales con respecto a la elección de los fragmentos que organiza, lo cierto es que su selección no nos parece arbitraria, sino que descubrimos un sutil encadenamiento de enseñanzas metafísicas y cosmogónicas, destacando además la alta función de la Torah y el protagonismo del ser humano y del alma en el recorrido iniciático. |
139 | Sin embargo, en un fragmento de otra obra de Moisés de León (Mishkán ha-édut) que escribió en 1293, el cabalista expresa claramente sus intenciones: "Una generación muere y otra generación la sucede, pero los errores y las falsedades perduran. Y nadie ve ni oye, nadie despierta, pues están todos dormidos; un sueño profundo enviado por Dios ha caído sobre ellos, y les impide preguntar, leer y buscar. Y cuando vi todo esto me sentí obligado a escribir sobre estos misterios, a ocultarlos y a meditar sobre ellos a fin de revelarlos a todos los hombres que piensan y para transmitir todas estas cosas a las que dedicaron su vida los sabios del pasado. Pues estas cosas están dispersas en el Talmud, en las palabras de los (otros) sabios y en sus fórmulas secretas, valiosas y mejor ocultas que las perlas. Y ellos (los sabios) han cerrado la puerta con llave tras las palabras y han escondido todos sus libros místicos porque vieron que no había llegado el momento de revelarlas ni de publicarlas. Como dijo el rey sabio: 'No hables al oído del tonto'. Aun así, he llegado a reconocer que sería meritorio sacar a la luz lo que estaba en las sombras y revelar los secretos que ellos han ocultado". (citado por Scholem en Las grandes tendencias de la mística judía. Fondo de Cultura Económica, México, 1996). |
140 | "Sus descripciones de las montañas de Palestina, por ejemplo, son muy románticas y concuerdan mucho más con la realidad de Castilla que con la de Galilea". (Scholem. Las grandes tendencias de la mística judía, Eds., Siruela, Madrid, 1996). |
141 | El canon hebreo consta de 24 libros divididos en tres grupos: Pentateuco, Profetas, Hagiógrafos. |
142 | Es interesante destacar que este corpus ha recibido otras denominaciones, pues tal como se explica en la Encyclopaedia Judaica: "En algunas partes del libro se menciona el nombre 'Zohar' como título de la obra. Es también citado por los cabalistas españoles con otros nombres, como el de Mekhilta de R. Simeon b. Yohai (imitando el título de uno de los Midrashim halájicos) en el Sefer ha-Gevul de David b. Judah he-Hasid; el de Midrash de R. Simeon b. Yohai, en varios libros que datan del periodo de los alumnos de Salomón b. Abraham Adret (el Livnat ha-Sappir de Joseph Angelino, las homilías de Joshua ibn Shu'ayb y las obras de Meir ibn Gabbai); como Midrash ha-Zohar, según Isaac b. Joseph ibn Munir (ver He-Halutz, 4 (1859), 85);o bien Midrash Yehi Or en el Menorat ha-Ma'or de Israel al-Nakawa, al parecer porque este tenía un manuscrito del Zohar que comenzaba con un comentario al versículo 'Haya luz' (Gen. 1, 3). Diversas afirmaciones procedentes del Zohar fueron citadas en la primera generación posterior a su aparición, bajo el título general de Yerushalmi, en los escritos de, por ejemplo, Isaac b. Sahula, Moisés de León y David b. Judah he-Hasid, y en la (ficticia) responsa de Rav Hai dentro de la colección Sha'arei Teshuvah". Entrada: "Zohar", introducción. Gershom Scholem. Encyclopaedia Judaica. Edición CD-ROM. Keter Publishing House Ltd., Jerusalén, 1997. |
143 | Le Zohar, Verdier, ediciones de 1981, 1984, y dos volúmenes de 1991. Se trata de cuatro tomos que ofrecen la traducción de todas las secciones que comentan el primer libro del Pentateuco, esto es, el del Génesis. Entre los cuatro volúmenes contienen: Prólogo, Bérèchit, Noah, Lech Lecha, Vayera, Hayé Sarah, Toldot, Vayetsé, Vayichlah, Vayécheu, Miqets, Vayigach y Vayehi, así como la incorporación de algunos de esos otros textos apócrifos recién mencionados, tal el caso del Tiquné ha-Zohar y el del Tratado de los Palacios. Además, Verdier también ha publicado en volúmenes aparte algunos de los otros libros bíblicos agregados al corpus del Pentateuco, como son: Le Zohar: Livre de Ruth; Le Zohar: Cantique des Cantiques y Le Zohar: Lamentations. |
144 | El Zohar, Editorial Sigal, Buenos Aires, 1976. Esta esmerada versión castellana del Zohar contiene en cinco volúmenes todas las secciones de los cinco libros del Pentateuco, pero no incorpora ni los otros libros bíblicos mencionados en la nota anterior, ni los textos adjuntos del Tiquné y del Tratado de los Palacios. Además, según los investigadores contemporáneos, hay que tener en cuenta que también forman parte del conjunto de textos agregados al cuerpo del Zohar el Idra Rabba y el Idra Zutta así como el destacado escrito titulado Sifra di Tzeniuta (con versión al francés de P. Vulliaud e inglesa de MacGregor Mathers). Igualmente cabe incluir en el Corpus Zohárico el Parashat Pinjas, cuya referencia en la versión castellana de Manuel Núñez Nava es: Sefer ha-Zohar, Parashat Pinjas, tomo I, II, III. Centro de investigación de la Cábala. Jerusalén-New York, 1986. |
145 | Escritor argentino, literato y divulgador de la cultura hebrea. |
146 | Un breve fragmento extraído del Zohar, libro del Génesis, sección Noah, de la traducción de Verdier refleja así lo expresado por Dujovne: "Todo lo que es efectivo abajo, despierta el amor arriba. Sean dos llamas: cuando la luz de lo que está en lo alto se apaga, el humo que se eleva de la llama que está abajo la reaviva. Rabbi Ezequías dice: Es bien cierto, el mundo de arriba depende del de abajo, y el mundo de abajo del de arriba". (Tomo I). |
147 | Dice un pasaje del Zohar: "Desdichados los pecadores que miran a la Torah como simples cuentos acerca de las cosas del mundo, y sólo ven así las vestiduras externas. Pero los justos, cuya mirada penetra hasta la Torah misma, dichosos sean. Y tal como el vino debe conservarse en un odre, así la Torah debe estar contenida en una vestidura exterior. La vestidura está hecha de los cuentos e historias; pero nosotros, debemos penetrar más allá". (Scholem. Zohar. El Libro del Esplendor…) |
148 | Dicha Utopía o esfera invisible pero real, símbolo de la conciencia del Ser universal, se ha conocido por doquier con diversos nombres, ya sea el de Colegio invisible, Iglesia Secreta, Olimpo invisible, o nunca mejor dicho, la República de las Letras, etc. y el "habitar" en ella ha sido el anhelo de toda alma arrebatada por la llamada del Origen. |
149 | En otro libro de su puño, Moisés de León expresa de esta manera la determinación del Principio: "De ahí emergió un punto misterioso, cabeza de todos los grados y de todos los otros Espejos, comienzo de toda la existencia. Porque la Corona suprema, bendito sea su nombre, no es un comienzo [porque no es nada]. Ya hemos indicado al principio que existen diez palabras. Y nuestros maestros, que su memoria sea una bendición, han dicho: '¡Entonces hay nueve!', a saber: la Corona suprema misteriosa y oculta, no forma parte de la cuenta y no entra en su conjunto. Volvieron a la carga y declararon: 'Al comienzo' (béréshit) es también una palabra. Dicho de otra manera: se le llama palabra. Y si tienes ojos para ver podrás hurgar y penetrar este tema, y hacer un movimiento del intelecto tan rápido, como una lagartija, en dirección del secreto del ardor de este grado y [buscar] cuál es el tema al que [nuestros maestros] han hecho alusión". (Moisés de León. Le Sicle du Sanctuaire. Chéquel ha Qodech. Verdier, Lagrasse, 1996). |
150 | "La inteligencia (binah) es una cosa que sobreviene por la contemplación desvinculada de cualquier otra ocupación, y aún más (fol. 364b-365a): 'el pensamiento no es verdaderamente digno de este nombre si no es que el espíritu es límpido y puro, desembarazado (barur) de todo desperdicio (pessolet) y de toda preocupación corporal […], ya que al descartar o poner por separado todos los desperdicios [del espíritu] y gracias a su limpieza y purificación, el pensamiento ya no se asocia a nada corporal y deviene puro y sutil, de una limpidez despierta, y entonces es digno de ser nombrado pensamiento. Cuando el hombre comienza a ocuparse de cuestiones tocantes a la inteligencia, y la busca y la refleja, lo que emerge al descartar los desperdicios es la sabiduría […]; la sabiduría desembarazada (ha-mitbarer) de los desperdicios (pessolot) es la sabiduría por la que el hombre se eleva". (Verdier, tomo III correspondiente al libro de Moisés de León: Traité sans titre). |
151 | Dice Moisés de León respecto a la relación entre la Inteligencia y el Rigor: "Fuerza (Guevurah). Es llamada con el nombre de Potencia y de fuerza por la energía del juicio y por su ardor. Tal como un héroe dispuesto a partir a la guerra, así es este lugar, que es el lugar del juicio, de su energía, y de su ardor para blandir el instrumento de Su cólera. Y esta es la dimensión de la Izquierda llamada Izquierda del Lugar, bendito sea. Y comprende que aunque ella sea juicio y lugar de juicio, despierta sin cesar el amor hacia la Hembra, como está dicho: "Su izquierda está bajo mi cabeza" (Cant. 2, 6). (Moisés de León, Le Sicle du Sanctuaire, obra citada). |
152 | No podemos dejar de ver la correspondencia entre este simbolismo constructivo que asigna a 3, 4 y 7 el número de columnas que sostienen el cosmos y el símbolo de la piedra cúbica en punta de la Masonería, así como el análogo alquímico de la piedra filosofal que alude a los 3 principios: azufre, mercurio y sal y a los 4 elementos: fuego, aire, agua, tierra; simbólicas todas ellas que revelan el orden cosmogónico y el proceso inverso de realización espiritual del iniciado. |
153 | Esta idea se conoce en hebreo como Arik Anpin, idéntico al término griego Macroprosopos, y significa el "Rostro Mayor", correspondiéndose con el mundo de Atsiluth, la Creación increada o la Ontología. |
154 | Zeir Anpin o Microprosopos, es decir, "Rostro menor", que engloba los mundos de Beriyah, Yetsirah y Asiyah, que como ya sabemos se corresponden respectivamente con el mundo de la Creación, el de las Formaciones sutiles y el de la Concreción material. |
155 | El Zohar. (Selección). Traducción Carles Giol. Ed. Obelisco, Barcelona, 1996. |
156 | Emplearemos la traducción de Paul Vulliaud autor de un libro llamado La Kabbale Juive, en dos tomos, conjuntamente con la de MacGregor Mathers, The Kabbalah Unveiled. Weiser, N.Y., 1993. |
157 | Versión de MacGregor Mathers. The Kabbalah Unveiled. Samuel Weiser, Inc., York Beach, Maine, 1993. |