LA CABALA DE CASTILLA (continuación) |
Por otra parte un tema fundamental que ya ha sido esbozado por Azriel y que en el Zohar aparece repetidamente es el de la derecha y la izquierda divinas, que en una lectura exotérica se equipararán al bien y al mal siempre en conflicto, pero que son en realidad otra manera de expresar simbólicamente la polarización de la deidad. Ya vimos que esta separación se revela a veces como un arriba (jerárquicamente superior) y un abajo, y también como una diestra y una siniestra, donde la derecha es de igual modo preeminente sobre la izquierda. Dice el Sifra en el capítulo 5:
Y en otro momento, en el capítulo 4 se describe:
La fragmentación de la unidad en dos lateralidades, que en el Arbol de la Vida da lugar a las dos columnas –la de la Fuerza o Misericordia y la de la Forma o Rigor– agrega nuevas posibilidades en el desenvolvimiento del entramado del universo, pues como dice de nuevo el Zohar, ahora en la sección Vayéchev publicada en el tomo III de Verdier:
Estas tendencias, lejos de ser irreconciliables, son las que dan curso a la manifestación, pues no podría hablarse de la luz sin la contrapartida de la oscuridad, ni de la Gracia sin el Rigor, ni del día sin la noche, etc. El lado de la Misericordia emite unas energías expansivas, centrífugas y fecundas, pero todo ese caudal generativo se esfumaría si no hubiera un lado contractivo, centrípeto y acogedor que recibiera los efluvios benéficos, y poniéndoles límites, facilitara las coagulaciones al nivel que fuere. Optar por uno u otro costado es abocarse a la disolución, por exceso o por defecto, ya que sólo por su conjunción se restablece el orden, la armonía, la vía del centro, simbolizada en el Arbol sefirótico por la Columna del Equilibrio. Además, en el Zohar así como en otros textos cabalísticos, la vertiente izquierda no se presenta únicamente como lo negativo en el sentido de "malo", sino que más bien se refiere al olvido, tal como vemos en este fragmento:
O sea, que "el otro lado" o el lado de la izquierda llevado a su extremo se equipara a una inmersión total en la ignorancia, el error y la estupidez, de ahí también su relación con el diablo, con Satán o el Angel de la muerte, entidad que por cierto no está fuera del cosmos ni del ser humano, sino que se identifica con esas energías necias, torpes y estultas que se contentan con lo perentorio y anecdótico, por tanto con la muerte, pero que una vez reconocidas, nombradas, domadas y transmutadas pueden ser un motor para iniciar el ascenso por los claroscuros del Arbol de la Vida, pudiendo así encarnar todas sus energías y conjugarlas en cada uno de los mundos, hasta alcanzar la Plenitud o el Bien que está por encima de cualquier oposición o complementariedad, pues siendo de un orden jerárquicamente superior incluye y reúne en sí toda polarización, por más alta o universal que sea. Charles Mopsik anota en el capítulo titulado "La inclinación al mal y el combate del justo" del Tomo III del Zohar de Verdier:
En la tradición judía, la figura del justo, que en un sentido es la del cabalista, se relaciona con aquel ser humano que penetra e identifica en su interioridad esas dos tendencias, y al mantener una actitud totalmente guerrera, no se doblega a la presión de lo oscuro o descendente, sino que busca el sendero luminoso y ascendente, simbolizado por la derecha, como muestra este fragmento del tomo III del Zohar:
Pero como ya apuntábamos más arriba, no se trata de sustituir una corriente por otra, sino de arremeter con ambas una batalla de sucesivas purificaciones en el mundo intermediario del alma para conquistar finalmente la Gran Paz del estado de Eternidad, lo que se ejemplifica en estos dos fragmentos, correspondiendo el primero al libro de Moisés de León titulado Chéquel ha-Qodech citado por Mopsik en el mismo tomo:
Lo que Moisés de Burgos, del que supuestamente recibió estas enseñanzas Moisés de León, expresa en este fragmento del Sefer 'Amoud ha-Smoli citado también por Mopsik:
Y así continúa desenvolviéndose y regenerándose el Libro de la Vida en estos textos arcanos, los cuales se han visto abocados con demasiada frecuencia a interpretaciones muy groseras y literales, horizontales y restringidas, sobre todo entre aquellas mentalidades de corto alcance (ya sean las religiosas, dogmáticas y moralistas o las completamente desacralizadas, racionalistas y materialistas), las cuales por estupidez, ignorancia o afán de poder, pequeño y particular, los han manipulado y tergiversado a su antojo. Siendo el origen de todos los mundos o esferas de la unidad del Cosmos de naturaleza supraceleste, vertical y atemporal, no caben aquí interpretaciones talladas a medida humana, para el contento y satisfacción del personal apalancado158. La Creación es siempre ahora, se regenera a cada instante, poco tiene que ver con conceptos como los de evolución, progreso o avance, y sí con la idea de simultaneidad y certeza, pues como dice un cabalista, "hoy es el primer y último día de la Creación", y por tanto el ser humano, agraciado con el don de la conciencia, puede experimentar con la intuición intelectual e invocando a los dioses, las facetas cada vez más sutiles de la realidad, y ser rescatado así del pozo del olvido recuperando la memoria de unas ideas que son la proyección cósmica de lo Ilimitado. Si leemos el siguiente pasaje de la Creación del ser humano desde la virginidad de un corazón desprogramado, muchas cosas nuevas nos puede sugerir, y acaso un atisbo de luz sobre lo Invisible e Intangible será reconocido por lo más puro de nuestra alma:
¿Se está dispuesto a correr este riesgo? Si es así, adelante, pero si por el contrario seguimos aferrados a la complacencia de lo conocido y al pequeño mundo prefabricado por un medio donde todo está etiquetado, cuantificado y archivado en un fichero inamovible o sólo intercambiable por otro producto de valor equivalente, el paso nos será vedado. En los senderos de la Cábala más bien se trata de ir perdiendo toda seguridad, confort, condicionamiento o posesión ya sea física-material y sobre todo psicológica, para poder nacer entonces a la concepción simbólica del mundo y de uno mismo. Es preciso soltar todas las amarras y reconocer, que no poseer, el valor de lo que verdaderamente lo tiene. No hay mayor tesoro que ser lo que se conoce. Y lo que proponen constantemente estos escritos sapienciales que estamos estudiando es encarnar el verdadero secreto que encierra el ser humano:
La androginia es un estado de conciencia del Ser Universal jerárquicamente superior al sexuado, y simultáneamente es el punto central o la síntesis de cada uno de los indefinidos estados de la Creación, estando inscrita en la médula del macrocosmos y del microcosmos, luego en el ser humano, que en esencia es rebis, masculino y femenino, aunque exteriormente prime una de las dos facetas.
Pero al mismo tiempo, la Cábala también revela que el mundo aún no se ha manifestado cuando ya la dualidad está presente, es decir, la paradoja constante impuesta en nuestro corazón, con respecto a la cual la manera más elemental de solucionarla es optar por una sola de sus partes en detrimento de la otra. También en este punto los textos esotéricos aportan luz una y otra vez, tal el ejemplo del Zohar, que en innumerables episodios informa sobre la tarea de reconocer los aparentes opuestos que se manifiestan en todos los órdenes como complementarios, y la necesidad de conjugarlos siempre en el interior de uno mismo:
¡Cuán erróneamente se ha interpretado este pasaje y a cuántas confusiones y estupideces ha conducido! En su literalidad ha dado pie a las innumerables muestras de dominio del macho sobre la hembra o a la reacción contraria, esto es, a la tiranía de las mujeres sobre los varones. Estas lecturas exotéricas y vulgares han hecho emprender un sinfín de luchas que dividen y hacen casi imposible la conciliación. Y eso está tan arraigado en nuestra cultura que es un lastre aún hoy identificable. Pero de nuevo la lectura esotérica desvela nuevas concepciones, emanadas de la verdad y de la no dualidad. Varón y hembra han estado presentes en la historia sagrada de la tradición judía desde el principio, desempeñando funciones simbólicas universales, tal la de la polarización primordial en el seno de la deidad, gracias a cuya separación se ha originado el juego del emisor y el receptor, y sus indefinidas conjugaciones, equilibrios y desajustes, contracciones y expansiones de una danza que repite a cada instante la armonía de lo de arriba y lo de abajo, lo de la derecha y la izquierda, etc. Además, la unión del hombre y la mujer equiparada a lo alto y lo bajo que se repite de manera constante en la Cábala, y especialmente en el Zohar,se remite en última instancia a la unión o conjunción de los opuestos (conjuctio-oppositorum) que es absolutamente propia de todo sistema metafísico e iniciático, y de las labores ingentes de conseguir esta accesis, de lo cual el ejemplo más conocido es el de la tradición extremo-oriental del yang y el yin y su complementación en el Tao del que se dice no es ni lo uno ni lo otro. He aquí varios ejemplos en los que a partir de las relaciones de la pareja se expresan los vínculos secretos que religan todo el universo:
Y como ya se ha repetido en otra oportunidad, la Creación está inacabada, y precisa de la acción teúrgica del ser humano para completarla, para mantenerla viva. El día que no quede un solo hombre sobre el manto de la Tierra que encarne tal misión, esta humanidad expirará, y justo en ese instante el albor de un nuevo mundo despuntará. Pero ahora, a quien asume tal misión con entrega y valentía, el rito de la oración del corazón, que no promueve sino la unión, debe ser constante:
El exilio del pueblo judío es otra cuestión importante en la historia de esta tradición, y una simbólica presente de forma constante en la enseñanza doctrinal. De nuevo se podría caer solamente en una interpretación literal, que no se niega en absoluto, pues de sobra es conocida la salida de los hebreos de su tierra, los períodos de esclavitud, el retorno a Israel, la deportación y su ulterior errancia por el mundo hasta nuestros días, así como el padecimiento de un sinfín de denigraciones y hasta de genocidios. Pero simultáneamente a esta visión, existe un sentido más interior: el mito de la expulsión de Tierra Santa se refiere al alejamiento de la conciencia del ser humano del estado de Unidad o principial y a su irradiación a los estados más groseros y materializados, lo que revela que en realidad el ser humano es un exiliado en este mundo, un extranjero que ha "aterrizado" en la llanta o periferia de la rueda y se ha visto abocado a la estupidez y la ignorancia por la pérdida de la memoria de su ascendencia y origen, de ahí el nacimiento del dolor y el sufrimiento, y el anhelo de recuperar ese estado de plenitud olvidado, lo que genera el mito del retorno a la Tierra Prometida. Entre el pueblo judío, el justo es el símbolo del que decide emprender el camino de regreso a su morada verdadera, supracósmica. El dolor que constantemente lo acompaña es una forma de sacrificio, la imagen de quien anda solo contra viento y marea hacia la conquista de la libertad total.163 Solo, porque nadie puede hacer el camino por uno; solo, porque no hay otro, de ahí que cualquier esperanza o expectativa sea mera evanescencia. Y para realizar tan sublime cometido es menester desprenderse de los apegos y condicionamientos materiales y psíquicos (tarea costosa pues los egos se crecen por poco alimento que se les suministre), e ir incluso más allá. Las bellezas que se otean o reconocen tras la purificación de los aspectos más densos del alma y los esplendores de las ideas o las intuiciones de la majestad de todo lo que es, deben ser de igual modo abandonados. El desarraigo de lo manifestado o creado es total, muy descarnado si se quiere, mas sólo así se podrá nacer a la concepción de lo no determinado por nada. Y todo ello exento de una mentalidad mercantil, que siempre ofrece con miras a obtener un beneficio a cambio, y que se reserva un resto para sí por si acaso. Ya dijimos que el mayor tesoro es ser lo que se conoce, pero si se anhela ir más allá del Conocimiento, hay que librarse incluso del erario más preciado y abrirse sin reservas al Misterio insondable. La Cábala sabe, al igual que toda auténtica tradición, que el equipaje que se le ha dado al ser humano para realizar este viaje olímpico es el alma. En este sentido, el Zohar es también muy didáctico y describe, con la claridad propia del que reconoce el entramado del Ser Universal, el origen y procedencia del ánima, su naturaleza, el itinerario circular de su viaje y las siempre paradójicas experiencias para provocar rupturas de nivel que posibiliten su ascenso por las gradas de la conciencia. Sobre algunas de estas cuestiones nos queremos detener ahora. Dice el Zohar:
Y acerca de la naturaleza y propiedades del alma, Dujovne explica en su introducción:
Y continúa:
Además el estudioso argentino destaca temas tan importantes abordados en el Zohar como el de la unidad esencial entre todas las facetas del alma167; también señala la posibilidad de establecer una correspondencia entre ésta y los estados de vigilia y sueño, así como con los del recorrido post-mortem, sin dejar igualmente de lado el tema de la transmigración, aspectos todos ellos con connotaciones neoplatónicas que denotan esa unidad esencial de las tradiciones emanadas de la Tradición Unánime. Así se dice en la introducción de Dujovne, citando al propio Zohar:
Es importante señalar que lo que existe entre todos estos órdenes o simbólicas son relaciones de correspondencia –y no identidades literales– las cuales son el fundamento y el soporte para despertar y utilizar el pensamiento analógico o simbólico, promotor del Conocimiento y del discurso mágico-teúrgico. Porque empleando solamente la lógica racional, cartesiana y analítica, este camino de realización espiritual e interior es inviable y acaba por abortar. Con las facultades humanas podemos llegar a construir un sistema perfeccionista, pero matamos las indefinidas posibilidades de aprehensión supraindividual y no digamos ya las supranaturales o metafísicas. De nuevo el Zohar aguijonea:
Y eso no quita que el alma incluya en sí la paradoja inicial de la sexuación, y que cuanto más imbuida está en el mundo material, concreto y formal, más alejada se halla de su condición original, aunque también es cierto que la recuperación de ese estado primigenio en el que la fusión con el Espíritu es plena se realiza conjugando su faceta oscura, contractiva y restrictiva con la cara luminosa, expansiva y fecunda. La Cábala denomina qliphot a esas energías descendentes, pero lejos de negarlas, más bien incita a reconocerlas en el interior de uno mismo y a trascenderlas, para que la luz inmarcesible e inmaterial del alma purificada "refulja con más esplendor". Sirva de ilustración este pequeño fragmento de un cabalista posterior a la época del Zohar:
Aunque las qliphot no debieran verse sólo como el mal o los demonios, según las interpretaciones corrientes, sino como los nombres inversos de las energías de las sefiroth que también habitan en ellas. Su característica según el discurso cabalístico no es la ascensión del alma a través de las esferas o la comunicación con lo que en última instancia es suprahumano, sino precisamente lo que impide salir de los estados humanos por medio del pensamiento concentrado y la oración, o sea las energías que se opusieran a ello; ya fuesen de un tipo terrible o simplemente como cuestiones que en el orden existencial son consideradas "buenas" y que en el metafísico son a veces obstáculos insalvables para la labor del cabalista, tales: el amor, el matrimonio, la familia, la propiedad, el prestigio o la posesión en cualquiera de sus formas, y todo aquello relacionado con el confort espiritual. Pero no sólo lo "bueno"; también puede constituir una gran traba para la aprehensión de las realidades superiores el temor ante lo que uno desconoce (miedo que con frecuencia deriva en rechazo o represión) inculcado por la moral o las costumbres170 anquilosadas generadoras de miles de prejuicios y condicionamientos. Y aun nos cabría hacer una referencia a aquellas energías más disolventes, esto es, al cúmulo de obsesiones, fobias y manías de todo tipo que en su carácter más extremo y terrible están simbolizadas en la Cábala por Lilith171, la otra mujer de Adán madre de una generación infame, de la que se dice que deambula por el mundo devorando niños. Dicha energía es análoga a la de las lamias griegas, esos monstruos con torso de mujer bellísima y extremidades de dragón cuya ansia es insaciable. Estas potencias también subyacen en el alma del iniciado, e intentan atraerlo y retenerlo en sus redes, manifestándose como el deseo por el deseo, el trabajo por el trabajo, el sexo por el sexo, la pasión por la pasión, etc., es decir todo lo que trata de atrapar sin ánimo de transmutar y que por tanto desintegra, anula e impide cualquier atisbo de ascenso o despliegue de la conciencia. Pero si se reconocen, podan, doman y transmutan (es decir se someten a los procesos de la alquimia espiritual) su fuerza se invierte y deviene el anhelo de ser absorbido por el Principio; realizada la unión, al nivel que fuere, esa energía no es ya sino la del Amor. El tema central en el discurso del Zohar y en el del corazón de aquel que se entrega a vivificar lo vertido en sus rollos es justamente el del Amor y las formas de lograrlo, directamente vinculado a la Inteligencia, pues determinadas certezas y brillos de la energía denominada Binah producen Amor, las cuales van imponiéndose poco a poco en el interior de la conciencia y como tales actúan en todo el ser humano, el que va viviéndose de otra manera, modificando conductas, abriéndose cada vez más a la Posibilidad Universal. Este Eros que el ser humano es capaz de realizar en sí mismo, o sea en el microcosmos, se extiende y expande de forma natural al macrocosmos, dada la analogía entre uno y otro orden, e incluso llega a acrecentarlo y aun a modificarlo, lo que se traduce en la liberación del microcosmos de todas sus ataduras y condicionamientos, en clara correspondencia con la que experimenta el macrocosmos, con lo cual el Creador ya no es su creación, se redime de ella y se reintegra en lo nunca manifestado. Esto es lo que todos los textos sagrados hebreos denominan el jubileo y es lo más cercano a la experiencia plena del Amor: ausencia de límite, vivencia de lo eterno e infinito. En el tratado Sifra di-Tzeniutha se expresa así esta realidad:
La civilización hebrea ha concedido un gran valor a la Magia y la Teúrgia, aunque a veces de manera velada, sobre todo para evitar las formas menores, fenoménicas o invertidas de estas ciencias o artes que conocen las relaciones o vínculos sutiles y secretos entre todos los mundos, planos y grados de la manifestación universal. El ser humano recibe todos los efluvios celestes172 e inversamente cualquier ademán que él realice influye en las esferas invisibles, de modo que todo se interrelaciona en un juego de equilibrios, ajustes y desajustes propios de las leyes que regulan y mantienen vivo al Cosmos, el cual deja de ser la forma en que lo tenemos encarcelado y no es sino simplemente la expresión de lo que es. Entonces, cualquier gesto o señal es la evocación de un discurso único que destruye toda norma de pensamiento lógico, imponiéndose la magia de la vida contra el aprisionamiento de la mente que siempre intenta construir en vano. El Zohar está repleto de páginas donde se habla de las correspondencias entre los astros y los órganos del cuerpo humano173, entre el movimiento de las estrellas o señales meteorológicas y ciertos acontecimientos significativos de su historia sagrada. Se destaca también la relación entre los patriarcas, reyes o profetas174 y las esferas del árbol de la vida, entre las letras y la conformación de los mundos y seres que los habitan y un larguísimo etc. de analogías y relaciones casi intangibles. Además, estos textos en sí, convenientemente asimilados al igual que decíamos de las substancias alucinógenas, pueden provocar rupturas de nivel en el alma del adepto; rompen el discurso acartonado de la mente y posibilitan el acceso a otros ámbitos, a veces imprecisos, incalificables, pero que con la luz de la Inteligencia se van esclareciendo y tornando límpidos, y en todo caso nunca son conquistados por los méritos sino por la gracia celeste a la que uno se abre.
Todas estas cuestiones que hemos abordado no están exentas de incomprensiones, sobre todo entre quienes se empeñan en atrapar y rebajar a parámetros restringidos la simbólica con la que se revela la doctrina, lo que en el caso del Zohar ya hemos visto que ha ocasionado diversas controversias, incluida una virulenta polémica actual en la que ciertos sectores dogmáticos y fundamentalistas se empeñan en atacar la Cábala y sus textos sapienciales. Respecto del Zohar, no dudan en tildar de barbaridad la atribución de sus textos a la pluma de una individualidad, lo que consideran poco más o menos un sacrilegio, más cuando se dice que Moisés de León comerció con ellos, como si la palabra de Dios no se pudiera expresar a través de emisarios o intermediarios que sintetizaran enseñanzas dispersas (orales y escritas) unidas a la propia revelación o experiencia espiritual interna y que se emplearan estrategias variadísimas para continuar con la transmisión ritual, garantizando así la regeneración del universo. Ya vimos que G. Scholem, desde su postura de investigador universitario laico, reconoce esta paternidad, que no es incompatible con la que se le atribuye al legendario Simón b. Yohai, puesto que ambas son adaptaciones horizontales de una revelación siempre vertical y atemporal que se re-escribe en todo momento. Scholem también admite como dijimos la influencia gnóstica en los orígenes de la Cábala, todo lo cual le ha acarreado más de una crítica, en el sentido que las facciones literarias de su tradición lo han tildado de heterodoxo y hasta de impío, tal el caso de lo afirmado por Philip S. Berg (discípulo del Rabino Yehuda Ashlag) del Centro de Investigación de la Cábala que en el prólogo del Parashat Pinjas dice:
Por su parte, Ch. Mopsik adopta una perspectiva aunadora entre el exoterismo judío y su esoterismo, reconociendo influencias neoplatónicas e incluso cristianas en su moldeado, lo cual es utilizado por los puristas religiosos como excusa para atacar a la Cábala considerándola una mezcla de saberes. En el fondo, los que se adhieren a estas posturas rígidas no la ven como la médula de su tradición, y además desconocen la existencia de una Tradición Unánime y primigenia de la que derivan todas las otras, entre las cuales es inevitable que exista una identidad esencial, puesto que no son sino ramas de un tronco único. Y aunque parezca extraño, aquel que se adentra en el "Libro del Esplendor" se va viviendo como un universo de luces y sombras, y se suma a un discurso que se va grabando en su corazón, con el asombro de que no es sino él mismo el que lo va escribiendo, en la medida que recibe iluminaciones, esto es, en tanto que va estableciendo relaciones cada vez más sutiles con la Luz o Verbo. |
NOTAS |
158 | Sobre la aprehensión de las realidades espirituales dice el propio Moisés de León: "Las generaciones siguientes se sintieron atraídas por estas cosas; todo ello penetró en su corazón y los conocimientos se clavaron como clavos. No se puede concebir (este secreto) por medio de la razón ni a través de la explicación de otra persona, sino tan sólo por el misterio de la sabiduría interior que es la Cábala y que viene de Moisés en el Sinaí". (Scholem, Las grandes tendencias de la mística judía….) |
159 | Le Zohar. Tiquné ha Zohar. Tomo I, Verdier, Lagrasse, 1991. |
160 | En otras tradiciones este arquitecto es equiparado al Demiurgo, artesano divino. No así en la Masonería, donde el "Gran Arquitecto" corresponde al Maestro de la Obra (Rey y Padre) de esta cita. |
161 | Le Zohar, tomo I, obra citada. |
162 | Citas del libro de Scholem Zohar. El libro del Esplendor |
163 | Se dice de Noé en el Zohar: "El descubrió la sabiduría [en el libro de Adán y en el Libro de Enoch] que enseña sobre qué reposa el mundo, y comprendió que es gracias al sacrificio que aquél se sostiene, y que sin él ni los seres de arriba ni los seres de abajo subsistirían". Le Zohar. Béréchit. Tomo I, Verdier. |
164 | Le Zohar, tomo I. Verdier. |
165 | Dujovne. El Zohar, I. |
166 | Este comentario de Dujovne se refiere a pasajes como el siguiente del Zohar: "'Alma' (néfesh)y 'espíritu' (rúaj)no son dos grados separados, sino un grado único con dos aspectos. Hay aún un tercer aspecto que ha de dominar a esos dos y ajustarse a ellos como ellos a él, y que se llama 'espíritu superior', neschamá. Todos estos grados se hallan dispuestos con sabiduría y la contemplación de ellos arroja luz sobre la Sabiduría superior. Este espíritu entra en ellos y ellos se le unen, ycuando domina en un hombre, un hombre así es llamado santo, perfecto, totalmente dedicado a Dios. 'Alma', néfesh, esla incitación más baja, sostiene y alimenta al cuerpo y se halla estrechamente ligada a él. Cuando se califica suficientemente, llega a ser el trono sobre el cual descansa el espíritu inferior, rúaj, como está escrito: 'hasta que sea derramado sobre nosotros el espíritu desde lo alto' (Is. XXXII, 15). Cuando ambos se han preparado suficientemente, están calificados para recibir al espíritu más elevado, neschamá, al cual el espíritu más bajo le sirve de trono, y que es indescubrible, supremo sobre todo. Así, hay un trono que descansa sobre un trono, y un trono para el más elevado". Dujovne. El Zohar, II. Lej Lejá. |
167 | Dice el traductor: "Esta unidad del alma se designa con el simple nombre 'Yo' (Aní). Según Müller, con este nombre el Zohar designa, no tanto la unidad individual como a esa unidad cósmica divina de la que brota la unidad individual". El Zohar, I. |
168 | Le Zohar. Tomo I. Verdier. |
169 | Herrera. Puerta del Cielo, VI. |
170 | Otra cosa son los mandamientos, entendidos no en el sentido exotérico y castrante sino como la ley de Dios, los cuales se aplican en parte a los principios elementales macrocósmicos y microcósmicos en que se realiza la iniciación y por otro lado en los elementos, usos y costumbres propios de la generación del pueblo de Israel donde puedan fructificar esas iniciaciones, es decir, un medio histórico adecuado para recibir los efluvios celestes de un modo particular dadas las circunstancias temporales que signan cualquier realización. |
171 | Dice el Zohar: "Hemos aprendido que cuando el hombre bajó a la tierra en la semejanza superior, todos los que lo vieron, seres de arriba y seres de abajo, vinieron a él y lo hicieron rey de este mundo. Eva tuvo a Caín de la suciedad de la serpiente, y por eso, de él descendieron todas las generaciones inicuas, y de su lado es la morada de espíritus y demonios. Por eso, todos los espíritus y demonios son la mitad de la clase de los seres humanos abajo y mitad de la clase de los ángeles de arriba. Así, también, los que nacieron de Adán después eran mitad de la esfera inferior y mitad de la esfera superior. Después de que estos nacieran de Adán, él tuvo de esos espíritus hijas con la belleza de los seres celestiales y también con la belleza de los seres inferiores de modo que los hijos de Dios se descarriaron detrás de ellas". (Dujovne. El Zohar,V). Esta es la genealogía inframundana, humana y divina impresa en nuestra alma, tensión entre lo alto y lo bajo. ¿Aspiramos a conjugar esta polaridad, a transmutarla, transformarla y a liberarnos de todo condicionamiento o nos conformamos sólo con el vestido opaco de lo simplemente humano y aun con la tiniebla de lo infrahumano? |
172 | "El hombre está continuamente expuesto a influencias cósmicas que actúan a través de las estrellas, o, más precisamente, de los seres espirituales que obran a través de las estrellas", asevera el ya citado Dujovne. |
173 | Por ejemplo Saturno con el bazo, Júpiter con el hígado, Marte con la bilis, etc. |
174 | En las glosas del Zohar aparece con frecuencia la correspondencia de la energía que encarna Abraham con la de la sefirah Hesed, la de Isaac con Gueburah, Jacob con Tifereth, José con Yesod y David o Judá con Malkhuth, entre otras. |
175 | Moisés de León. Le Sicle du Sanctuaire… |