IntroducciónMediante el presente documento, preparado con destino inicial a la "Asamblea Permanente de la Sociedad Civil" y a la "Cumbre Social contra la Pobreza y por la Equidad", un grupo de ambientalistas colombianos deseamos someter a consideración de la sociedad colombiana nuestra visión sobre las interacciones existentes entre el tema ambiental, el tema del desarrollo y el tema de la paz, y hacer explícita nuestra convicción (compartida entre otros con el Comité Académico del proceso preparatorio de la Cumbre Social) en el sentido de que mientras no reorientemos tanto conceptualmente como a nivel práctico, la concepción del desarrollo que hoy predomina casi de manera hegemónica, no será posible construir en Colombia las condiciones objetivas y subjetivas que permitan que en este país fructifique la paz. Esperamos contribuir con propuestas concretas al propósito en el cual se encuentran embarcados y comprometidos un gran número de colombianos y de colombianas, de buscar la manera de cumplir y hacer cumplir de manera eficaz, la voluntad expresada masivamente en las elecciones llevadas a cabo en Octubre de 1997, en términos de un Mandato Ciudadano por la Paz. Pero deseamos, sobre todo, llamar la atención de la sociedad colombiana, y en particular de todos los actores sociales vinculados directa o indirectamente al proceso de construcción de condiciones que faciliten la paz, sobre la necesidad imperiosa de que en dicho proceso se le reconozca al ambiente y a su dinámica, no sólo su condición de escenario, sino también su papel de actor activo (valga la redundancia) del desarrollo nacional. Entendido el ambiente en su concepción multidimensional, que incorpora no solamente factores "objetivos" (ecológicos, sociales, económicos, etc.), sino también elementos de carácter simbólico, estrechamente ligados a la subjetividad colectiva e individual. Normalmente el tema ambiental se acepta como importante, pero se identifica como accesorio y a veces como marginal, cuando realmente el ambiente atraviesa de manera transversal a todos los sectores y actividades de la vida del país. Tanto en las propuestas políticas que se han sometido a consideración de Colombia en los últimos meses con motivo de las elecciones, primero para alcaldes y gobernadores, luego para congresistas y después en la primera y segunda vuelta para la elección presidencial, así como en muchas de las agendas de discusión propuestas por los actores del conflicto armado, el tema ambiental ha estado presente, pero siempre como un capítulo sin claras interacciones con todos los demás. Posiblemente el principal aporte de este ensayo consista en invitar a la reflexión sobre el carácter multidimensional de la gestión del medio ambiente, una responsabilidad que pesa por igual (aunque con responsabilidades bien diferenciadas) sobre el Estado y sobre la sociedad civil, dentro de la cual consideramos a los gremios económicos, a las organizaciones sociales, a las organizaciones de trabajadores y profesionales, a los grupos de mujeres, al sector educativo, a las iglesias, a las organizaciones ambientalistas y, en fin, a todos los actores que no forman parte del Estado como tal. Mostramos cómo tanto a nivel internacional como nacional, el modelo predominante de desarrollo, y muy especialmente el modelo neoliberal de globalización, están conduciendo aceleradamente a una profundización de la brecha entre los ricos y los pobres y a una menor capacidad de adaptación de las comunidades humanas a los cambios del ambiente, cada vez más profundos y frecuentes debido a las agresiones de que ha sido objeto la biosfera (una biosfera de la cual los seres humanos también formamos parte) especialmente en las últimas décadas. Compartimos también nuestra preocupación ante la evidencia innegable de que la guerra en Colombia (además de todos los factores objetivos y subjetivos en los cuales hunde sus raíces, y que también son, a su manera, formas subrepticias o expresas de violencia, de exclusión y de guerra), constituye para muchos de sus actores (y para quienes se encargan de alimentarlos desde adentro del país o desde el exterior) un negocio de altísima rentabilidad, lo cual consideramos uno de los principales obstáculos para la obtención de la paz. Reconocemos que uno de los principales retos que tenemos los colombianos entre manos, consiste en demostrar "la rentabilidad de la paz", no solamente en términos sociales, ambientales y culturales --en términos de calidad y de dignidad de la vida-- sino también en términos estrictamente económicos y aún, si se quiere, en términos econométricos. Posiblemente un primer paso lo constituya la realización de ejercicios colectivos de "anticipación" y de "visualización", encaminados a explorar cómo podríamos invertir los recursos que dedicamos a la guerra desde el Estado y desde la sociedad civil, en actividades tendientes a mejorar la calidad de vida de las comunidades a nivel urbano y a nivel rural . Ejercicios que nos permitirían ponerle cifras y metas concretas al Mandato Ciudadano por la Paz e imponerles a los actores del conflicto el compromiso expreso de liberar --o de facilitar que se liberen— recursos hoy dedicados a la guerra, para dedicarlos a la paz dentro de un propósito expreso de sostenibilidad. Detrás de esta propuesta subyace una visión más o menos compartida del mundo que, en medio de las múltiples diferencias y de la enorme heterogeneidad de los ambientalistas colombianos, podemos identificar como elementos alrededor de los cuales nos podemos comprometer con un ideal compartido de humanismo y de sociedad: la perspectiva de género; los sentidos de responsabilidad y equidad intergeneracional; el respeto y la valoración de la diversidad en todas sus expresiones; y el reconocimiento de la solidaridad y de la compasión (entendida como la capacidad de sentir en nuestras propias tripas la pasión de los demás) como valores fundamentales; la sustitución del culto a la competencia por la práctica consciente de la simbiosis o cooperación; la consciencia sobre las mutuas interdependencias entre las distintas formas de vida que conformamos la biosfera; el rechazo visceral al autoritarismo y el compromiso con la construcción de propuestas democráticas, horizontales y sistémicas de organización; la comprensión del mundo (y de los fenómenos que lo conforman) como proceso dinámico, complejo y no lineal y, en fin, la solidaridad con otras formas de vida y la convicción de que después de cerca de cuatro mil millones de años que lleva la vida de existencia sobre la faz de la Tierra, no existe razón que justifique que un número cada vez mayor de seres humanos se vea obligado a sobrevivir casi vegetativamente y en condiciones de la más absoluta indignidad. Los ambientalistas estamos seguros de que, como expresión consciente de la vida, tenemos un compromiso político con el Cosmos , que al tiempo que posee implicaciones filosóficas y trascendentales, nos impone obligaciones concretas en el aquí y el ahora. El texto siguiente, lejos de tener pretensiones de "documento oficial" del ambientalismo colombiano, constituye más bien un punto de partida, una invitación abierta y un proceso en permanente construcción, para que quienes (ambientalistas o no) tengan propuestas o experiencias para aportar, argumentos para rebatir, o sugerencias y críticas para enriquecer este trabajo de reflexión--acción, se vinculen a la tarea colectiva de explorar las distintas maneras como el tema ambiental incide y debe incidir en el diseño de una nueva Colombia y en la definición y construcción de un desarrollo verdaderamente sostenible, o más bien, de formas de vida sostenibles que posibiliten la paz. Agradecemos el apoyo de "Viva la Ciudadanía" y su alianza para
la ejecución de esta tarea que forma parte de los esfuerzos de la
sociedad civil para transformar el presente y rediseñar el futuro
de nuestro país, así como las críticas, sugerencias
y comentarios que nos han permitido enriquecer este primer documento de
discusión y de trabajo.
Popayán, Agosto 21 de 1998
|
![]() |
Última actualización 01/02/2000 Por Germán Bustos Correo electrónico: atarraya@planetaecologico.com |
El web del Movimiento Ambiental Colombiano es una contribución de Proyecto Atarraya al debate de ideas en el movimiento ambientalista colombiano. Los documentos presentados en este sitio representan únicamente la opinión de sus autores |