MAYORÍA DE EDAD
Retrocedamos hasta 1925 para comprobar cómo el balonmano a once adquiere la mayoría de edad internacional. Los países en los que se practica esta modalidad comienzan a jugar partidos amistosos entre ellos. Así, los primeros datos que hay recopilados son de un Austria Alemania, con victoria austríaca por 6-3. En ese tiempo se reduce el tamaño del balón, entre 58 y 63 cm. De circunferencia, por lo que la pelota se adapta mejor a la mano. El creciente número de países que practicaban este deporte trae consigo la aparición en 1928 de la Federación Internacional de Balonmano Amateur, cuyo congreso constituyente se lleva a cabo en Amsterdam (Holanda) el 4 de Agosto con ocasión de los Juegos Olímpicos que se disputaron en dicha ciudad. Hasta entonces, el balonmano, en una etapa titubeante, había encontrado el apoyo de una federación importante como la de Atletismo. La I.A.A.F. se encargó de dirigir los pasos internacionales del balonmano. En un congreso celebrado en La Haya en 1926 se intenta elaborar un reglamento que sirviera de cauce normativo para este deporte en claro auge.
En la aludida Amsterdam donde se constituye la Federación Internacional de Balonmano, con la aparición de 11 países. Forma parte de la directiva fundacional Avery Brundage, quien llegó más tarde a presidir el Comité Olímpico Internacional (C.O.I.). Fue nombrado presidente el alemán Lang. Alemania esta considerada como la cuna del balonmano. No sólo se disputó el primer partido internacional masculino; también se jugó el primer encuentro femenino. Repitiendo las selecciones alemana y austríaca, con victoria del último equipo mencionado por 5-4. En 1933, se fundaba la Federación Alemana de Balonmano, en Nuremberg. El Comité Olímpico Internacional (C.O.I.), en 1934 aprueba la inclusión del balonmano a once en el programa olímpico, y fue en Berlín, en 1936, cuando, por primera vez, este deporte se juega en una Olimpiada.
El balonmano sigue un camino
recto de clara progresión. En su etapa intermedia prende fuerte en el público por su
espectacularidad, sobre todo cuando se practica bajo techado en sala. En 1938, tuvo lugar
el I Campeonato Mundial de Handball, celebrándose en Alemania, conjuntamente, el de once
y el de siete. El primero, lo disputaron diez países: Alemania, Suiza, Hungría, Suecia,
Rumania, Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, Holanda y Luxemburgo. En la modalidad de a
siete intervienen únicamente Alemania, Austria, Suecia y Dinamarca. La selección alemana
consigue el doblete al vencer en las dos modalidades. Tras este Mundial suceden diez años
de inactividad internacional a causa de la II Guerra Mundial.
Después de este paréntesis provocado por el mencionado conflicto bélico, el balonmano a once comienza a decrecer en interés y, por contra, el balonmano a siete recibe un fuerte impulso, debido principalmente a las reducidas dimensiones del terreno de juego y a su mayor velocidad y dinamismo.
El 11 de julio de 1946, el sueco Gosta Bjorck reúne en el Palace Hotel de Cophenague a representantes de ocho federaciones nacionales para disolver a la hasta entonces federación existente (FIHA), y se constituye la Federación Internacional (IHF). A partir de ese momento clave, se revitaliza el balonmano en sala. A pesar de este apoyo a la citada modalidad, en 1951 se registra la presencia de 35.000 espectadores en un partido internacional de balonmano a once entre las selecciones nacionales de Rumanía y Checoslovaquia, con triunfo final de los checos por 14-13.
EVOLUCIÓN La evolución del balonmano es cada vez más notable. En 1947, se realiza el I Curso Internacional de Arbitraje, promovido por la reciente Federación Internacional. En principio, el desarrollo de las dos modalidades de balonmano, a once y a siete, transcurrió paralelamente, pero, poco a poco, la batalla la va ganando la especialidad en sala. La coexistencia, más o menos, duró hasta los años sesenta. Al jugarse en recintos interiores se ofrecía la posibilidad de celebrarse partidos la temporada invernal. El frío externo era combatido de esa forma, y no es de extrañar que por esos motivos el balonmano a siete arraigará en los países del Norte y Este de Europa. Ya comenzaba a extenderse por el Viejo Continente. El inicio de la II Guerra Mundial impidió que las competiciones internacionales continuaran disputándose. La segunda edición del Mundial de Sala se organiza en Suecia en 1954 con la participación de seis países, aunque antes se hizo una fase de eliminación, en la que España cayó ante Francia, en Nantes, por 23-11. La final la disputaron Suecia y Alemania Federal en Goteborg, con triunfo de los anfitriones por 17-14. El bronce fue para Checoslovaquia.
Paralelamente, se suceden en cadena las competiciones internacionales, tanto de la modalidad de a once como de la de a siete. En la primera, Alemania Federal sigue mandando por lo que respecta al III Mundial, en el que los alemanes, en Suiza, se imponen a la selección sueca. Pese a que esta competición es un gran éxito de público y de interés, la Federación Internacional de Balonmano solicita que de nuevo sea incluido este deporte en el programa olímpico, aunque la petición va dirigida a la modalidad de a siete. En el IV Mundial de a once, disputado en la RFA, Alemania Federal se clasificaba nuevamente en primer lugar. España no sólo caía derrotada ante Finlandia por 11-10, sino que también perdía frente a Suiza, por 18-8. Hubo pleno de participación al conseguirse que intervinieran 17 países.
La Federación Internacional, con una gran visión del futuro, apuesta
muy fuerte por el balonmano a siete y en 1957 instituye la Copa de Europa de clubes
campeones nacionales. El primer conjunto que subió al podio de los triunfos de esta
competición fue el equipo checo de Praga. En 1957, se organiza el I Mundial Femenino de
Balonmano a siete en Yugoslavia, con la participación de
ocho países y con triunfo final de Checoslovaquia. El III Mundial Masculino lo organizó
la República Democrática Alemana en 1958, con 16 equipos participantes. Suecia fue
campeona sin conocer la derrota, venciendo en la final a Checoslovaquia por 22-12. A
España en la fase preliminar le correspondió jugar con Suecia, Polonia y Finlandia. Con
esta última selección el equipo español se anotó su única victoria, por 19-16,
resultado insuficiente para pasar a la fase final. El país anfitrión, Alemania
Democrática, quedó en tercer lugar al imponerse en el "otra" final a Dinamarca
por 16-13. Rumanos y checos protagonizaron un impresionante final en el IV Mundial,
disputado en Alemania Federal en 1961. Un apretado 9-8, favorable a Rumanía, refleja por
sí solo la dureza y, al mismo tiempo, la firmeza defensiva de los dos equipos. Los
planteamientos técnicos y tácticos también evolucionan en el balonmano. El sufrimiento
en defensa, para así imponerse a los ataques, se cuestiona como algo principal en la
corriente moderna que selecciones como la checa y la rumana interpretaron a las mil
maravillas. Como anécdota cabe añadir que los rumanos, campeones mundiales, fueron
derrotados por Checoslovaquia en la primera fase por 12-8, otro resultado que indica el
acierto de las respectivas defensas.
En aquel mismo año, en el 61, se crea la Copa de Europa para equipos femeninos. Es el de Bucarest, el primer club que inscribe su nombre en la historia de esta competición, al derrotar al Dínamo de Praga por 13-5.
Lo que ya es un hecho notorio en esta época es el asentamiento del balonmano como deporte espectacular. Rumanía repite triunfo en el V Mundial, disputado en 1964, donde se pueden apreciar grandes cambios de tipo técnico en este deporte. Los suecos son los grandes derrotados en esta ocasión. Participaron en total 23 países, que, por primera vez un campeonato del mundo, tuvieron que buscar un puesto tras diversas eliminatorias en sus respectivos continentes. La selección española quedó eliminada por Francia al ser superada en el resultado global por 29-24. El equipo rumano consiguió el título de campeón después de vencer en la final a Suecia por 25-22. La medalla de bronce la conquistó Checoslovaquia, al derrotar a Alemania Federal.
En ese mismo año, en el congreso de la Federación Internacional de Balonmano, celebrado en Budapest (Hungría), se solicita oficialmente la inclusión del balonmano a siete en los Juegos Olímpicos del 72, que se disputarían en Munich. Por otra parte, se dio luz verde a la ampliación de las medidas del terreno de juego.
La petición de la IHF tuvo una respuesta positiva al año siguiente por parte del Comité Olímpico Internacional al aumentar el número de deportes olímpicos. El balonmano masculino entro a formar parte del programa de los Juegos. Por otro lado, en el 66 se entona el canto del cisne por el balonmano a once. La participación en el Mundial de Austria de esta modalidad contó únicamente con la participación de seis equipos nacionales, con triunfo final de Alemania Federal. Fue el ultimo coletazo de esa modalidad; El balonmano a siete había aprendido espectacularmente y el de a once prácticamente ha desaparecido. Suecia se encargo de organizar el VI Mundial en sala, en 1967. A pesar de ser los grandes favoritos los suecos, fue Checoslovaquia quien sorprendió por su renovación en el orden táctico al derrotar a Dinamarca en la final por 14-11. El tercer puesto de la clasificación general fue para los rumanos, tras derrotar a la URSS por 29-21. España no pasó del primer envite, al ser eliminada por Francia y Hungría. El Congreso de la Federación Internacional, celebrado en 1968, en la ciudad holandesa de Amsterdam, ofrece la novedad del segundo árbitro, y también, entre las normas aprobadas, resalta la admisión definitiva de las medidas de 40x20 metros para los partidos de cualquier competición internacional.
Los nombres de Gatu, Gruia, Mares, Maximov, Lazarevic, entre otros, revelan que el Mundial de 1970, disputado en Francia, registró altas cotas de espectacularidad. En esta ocasión, España, como en ediciones anteriores, no logró su clasificación para la fase definitiva, al ser eliminada en doble partido por la potente Yugoslavia. Rumanía conquistó su tercer título mundial al vencer en una apasionante final a Alemania Democrática, después de que se llegara al tiempo reglamentario con empate en el marcador. En la prórroga, los rumanos se impusieron con un apurado 13-12, lo que refleja la importancia de las defensas sobre los ataques. Yugoslavia quedó en tercer lugar, delante de Dinamarca.
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