El primer intento de fundar en la Diócesis de Coro (1932-1935) no perduró. Monseñor Iturriza, de visita por Maracaibo en 1944, solicitó Hermanos para su Diócesis, pero no fue posible. En 1957 intentó nuevamente la fundación de u Colegio Marista para atender las necesidades de los que se asentaban a la sombra de las refinerías.

Fue en 1963 cuando los superiores maristas pudieron complacer los deseos, tanto tiempo anhelados, por el Sr. Obispo. El lugar para la fundación fue la Comunidad Cardón, zona petrolera en expansión y necesitada de la presencia de instituciones de la Iglesia.

El día 8 de Septiembre, fiesta de la Virgen, llegó a Cardón la primera Comunidad. Estaba integrada por los Hermanos Isidoro Galarraga, Enrique Hernando, Primitivo Arriaga y José Luis Salvador.

Para la ubicación del Colegio, la Diócesis adquirió un local en la zona conocida como Puerta Shell, fuera del terreno de la refinería. El local había sido anteriormente sede del Colegio La Concordia. El nombre del nuevo Colegio fue: Juan XXIII, en honor del Papa Bueno que acababa de fallecer.

Una vez más, nace un Colegio marista en la más grande pobreza y sencillez.

El nuevo colegio recibió la bendición de Monseñor Iturriza el 14 de Septiembre; y el 16 abría sus puertas ara acoger a los 68 alumnos, distribuidos desde kinder hasta 4to. Grado. El monto de las mensualidades estaba entre los 40 y los 50 bolívares.

El 8 de Julio finalizaba el primer año escolar con 124 alumnos inscritos. Como era tradicional se condecoró a los más destacados con medallas de Honor al Mérito, Conducta, Estudios, Constancia y Religión. Estaban sentadas las bases de la obra marista. Los esfuerzos de Monseñor Iturriza no fueron vanos.

El curso 1966-67 se abre el primer año de bachillerato y los alumnos llegan a 388. En el curso 68-69, cambia de sede el Colegio. La compañía Shell vende un terreno dentro del campo de la refinería a la Comunidad Marista y se construye en él un edificio de clases. Además, cede durante cinco años, el edificio llamado Centro de Entrenamiento para que se organicen algunos salones de clases.

En 1970 entra en funcionamiento una nueva construcción, conocida como Preuniversitario Paraguaná en la que se concentra todo el bachillerato. En 1972, la Compañía Shell otorga a los Hermanos Maristas el Edificio Los Turpiales, antigua escuela de Los Holandeses. En este edificio se instala la primaria y el preparatorio.

Un hecho trágico enluta a la familia Marista con la muerte del Hermano Alfredo Mañú al caer del camión que trasladaba los muebles del Centro de Entrenamiento a Los Turpiales.

Hoy en día se educan en las aulas del Instituto Juan XXIII más de 800 alumnos: de Punto Fijo, Judibana, Cardón, Punta Cardón y otras zonas de los alrededores.

El Hermano Isidoro Galarraga decía el día de la inauguración del Colegio: "Hemos venido a hecernos presentes. Quiera Dios que tengamos este sentido de responsabilidad". Este sigue siendo el compromiso y el reto de hoy.

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