Otra infamia más.

De nueva cuenta el grupo azarista presiona para más posiciones. Esta vez, el draconiano Tirso René Rodríguez de la Gala Guerrero obtiene un nuevo premio a sus favores.

Ahora la mina para saquear es el Instituto Campechano, benemérita institución que nada de culpa tiene para que la mancillen de esa manera.

Alumnos, maestros, sociedad y muros del edificio se lamentan el arribo de la gavilla prejubilatoria.

¿Qué no hay otro? ¿Él es el único? ¿O es el resultado de la última visita de Salomón? ¿Qué representa? ¿ A quién representa? ¿Qué compromisos hay con él? ¿No hay alguna otra persona con verdadera capacidad académica? ¿Después de tres jubilaciones no sería justo que lo mandaran a cuidar a sus nietos y a sus decenas de millones de nuevos pesos? ¿Por qué correr el riesgo de afrontar una mala decisión? ¿Acaso es educador? ¿Acaso necesita el Instituto Campechano que lo manchen de esa manera?

Tirso René tiene larga carrera política, eso es cierto, pero recibe el cargo por su capacidad para lambisconear a los de arriba o por los apoyos de los apellidos propios y políticos, pero eso no le da derecho a que siga quitando espacios a los que tienen más méritos para que siga acumulando jubilaciones y traiciones.

De estas últimas, debemos recordar la más reciente, la que le hiciera a Abelardo Carrillo Zavala cuando éste lo recomendó para ser el coordinador de la campaña del tristemente célebre Salomón Azar García.

Para poder competir con la confianza que el candidato le profesaba a Cuxo Alfaro y a Alvaro Abreu Bolio, tuvo que usar argumentos defenestradores para lograr su cometido. ¿Cómo?, acusando al que lo recomendó y a su secretario de Gobierno, en ese entonces Manuel Flores Hernández, de estar fraguando apoyos a Rosa María Martínez Denegri en diversas partes del estado y en especial en el Valle de Yohaltún.

Tirso René fue de los que promovieron el choque y la ruptura entre el gobernador saliente y el candidato y luego gobernador entrante, y una prueba de eso fue que Abelardo Carrillo, cediendo a la petición del, en esas fechas, Secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, mediante la petición de Luis Donaldo Colosio con el argumento de apoyar al candidato de Campeche, Tirso pudo colocar a su compadre Alvar Colonia, yucateco por cierto, como Secretario de Gobierno en el último tramo de Carrillo Zavala, en lugar de Manuel Flores Hernández.

De esta manera traicionó al que lo rescató del ostracismo. Y así seguirá traicionando.

En el sexenio de las raterías tuvo todo para trascender fuera de la entidad, pero su "prestigio" lo perdió. La senaduría se le cayó. Con esos antecedentes ahora lo vuelven a resucitar. Quien traiciona una vez, lo hace dos y las que sean necesarias. Y si no, al tiempo... de la quinta jubilación.

La senadora del Partido de la Revolución Democrática, Layda Elena Sansores Sanromán, y el empresario nacido en España, pero con residencia en el Estado de Campeche, Carlos Mouriño Atanes, parecieran no tener nada en común, con excepción de su holgura económica.

Las apariencias, sin embargo, podrían ser engañosas porque de acuerdo con los acontecimientos del inicio de este año la legisladora y el hombre de negocios podrían coincidir en una misma meta, la toma del poder, ya sea a nivel del Ayuntamiento de Campeche o del Gobierno del Estado.

A Roma se llega por todos los caminos, dice la sabiduría popular universal y así es, pues aunque Layda Sansores y Mouriño Atanes transitan por caminos diferentes, el objetivo de ambos es el mismo, ejercer el poder político, como vía rápida para afianzar su poder económico y su influencia social.

La hija del ex gobernador campechano Carlos Sansores Pérez lleva una considerable ventaja en el camino andado en la actividad partidista y política. Su veloz activismo en el Partido Revolucionario Institucional en la capital de la República, cuando de ella no se recordaba nada en Campeche, y su apresurado ingreso a las filas del Partido de la Revolución Democrática cuando sintió que la cuenta regresiva del tricolor le sería adversa a la hora de nominar candidato al Gobierno del Estado.

Justo y necesario es abonar también a la cuenta personal de la legisladora el consejo y la orientación que recibió y ha de seguir recibiendo de su padre, quien sin duda fue uno de los más destacados políticos campechanos de la historia contemporánea y seguiría en ello si no fuera porque cayó en desgracia política cuando se enfrentó al locuaz José López Portillo y a los quebrantos de salud que sufrió y cuyas secuelas todavía lo aquejan.

Carlos Mouriño Atanes en cambio no tiene y no ha tenido nunca participación partidista ni política alguna, por su condición natural de empresario. Tal vez su condición migratoria, es originario de España, le impedía en el pasado participar en la actividad política. Parece que ese escollo está superado en este momento.

La situación real en la actualidad es que al inicio de este mes el empresario del Grupo Energético del Sureste sorprendió a los políticos campechanos cuando a través del Diario de Yucatán se informó que el gobernador panista de Guanajuato, Vicente Fox, lo había invitado a ser el coordinador en el sureste de su agrupación de "Amigos de Fox", que promueven al interior y al exterior del Partido Acción Nacional su precandidatura a la presidencia de la república al despuntar el siglo XXI.

Layda Sansores fue nombrada recientemente coordinadora regional de la campaña de Jesús Ortega como aspirante a la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática y es parte del grupo que intenta llevar a Porfirio Muñoz Ledo a la candidatura presidencial perredista del año 2000.

Resulta entonces que la senadora campechana y el empresario español avecindado en la entidad se dirigen a Roma por rumbos diferentes.

Una diferencia más entre ambos es que hasta donde el bosque permite ver el árbol, Sansores Sanromán aspira al poder para ejercerlo ella misma, como próxima alcaldesa de Campeche y/o como gobernadora del Estado, y Mouriño Atanes lo busca para su cachorro político, el actual diputado local Juan Camilo Mouriño Terrazo.