Diario mural


El diario es el lugar del intercambio.
Aquí te mostraremos qué han creado
algunos de los miembros de Por ende...
Navega entre sonetos y pareados.
Disfruta de cuartetos y de rimas...
¡Y claro! te esperamos con tus versos.



En el bar toda mesa siempre es coja

Dejamos de pillarnos por jardines
dejamos de escondernos en armarios
dejamos de jugar a ser delfines
y de andarnos silbando cual canarios

Dejamos las piruetas de arlequines
dejamos deshojarse el silabario
nuestra vida debía tener fines
más honrosos menos estrafalarios

Y ahora nos medimos en bostezos
en revueltas a un vaso de piscola
en datos que recubren nuestros sesos

escondemos nuestra sed de gente sola
y mientras compartimos nuestros pesos
la nostalgia en cigarros se autoinmola

Consuelo Infante

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Habla mi interior

En carnicero, amor te has transformado,
Tu estoque lastimó mi rabadilla,
Ni un poco de tocino me has dejado,
Tu cuchillo rebana mi espaldilla.

No creo ya tener lomo vetado,
Mis chunchules adornan la parrilla
¡Mi posta rosada has extirpado!
¡Qué decir de mis pobres criadillas!

¡Cazuelas, osobucos y malayas,
¡Oh! sesos, ubres, riquen y panitas
pollo ganso, choclillo y entrecot.

Mucho temo remedio ya no haya,
Esta noche servirásme a las visitas,
Que el vino por lo menos sea merlot.

Lola

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Sonetos Corporales (I)

Tallo fecundo, de botón florido
con cálida corola coronado,
clavel triunfante, fuste levantado
por empuje de sangre, recio, erguido.

Buscas, ciego, región donde, en olvido,
se abandone tu mar aprisionado
por estrecho canal, y encabritado,
salte en espuma, libre, enardecido.

Tu anhelo insatisfecho se repite
en rada sola, en plácida bahía
que espera que ese mar se precipite

en su claro recinto de agonía.
Pues a sed prolongada no sustenta
agua que no comprenda lo que sienta.

G. G.

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Otro Ulises

Ha tejido el tiempo su red de olvidos
en otra costa inversa de esta Itaca
y otra Penélope su alma no aplaca
sumida en pleno reino de sentidos.

Ha el fuego de los montes consumido
la llama que esperaba al camarada,
ha la casa quedado abandonada
y el perro en la penumbra se ha perdido.

Mas vuelve el marinero en su camino
desde lo eterno por un dios impreso,
sin saber que en él se cumple un destino.

Nada lo espera, ni siquiera el beso
de su amada, ni una copa de vino:
para Nadie se ha escrito este regreso.

Guillermo Soto V.

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Soneto en homenaje al instrumento
(a Hugo Varela, inspirador)

Tú, negro y arrugado entre las piernas.
¡Da lástima mirarte así encogido!
Tú, fiera, que en tu canto, aun dormido,
pareces animal de las cavernas.

Te toco con mis manos, suaves, tiernas,
que acarician tu rostro ensombrecido;
te estiras entonces, y tu quejido
es un manantial de notas eternas.

Tú, lluvia; tú, tormenta; tú, cascada;
me asombra tu torrente de pasión
¡y pensar que al final de esta balada

volverás a tu antigua complexión!
Recuerda: sin mis dedos no eres nada,
tú, triste y argentino bandoneón.

Carlos Edo. González V.

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Me cansé de ver en blanco esta marea

Será acaso posible caballeros
y agrego señoritas, corresponde,
que se encuentre este espacio sin veleros
sin naves señalándonos un donde

Cómo es que aquí no encumbran los desvelos
de los muchos que escrutamos horizontes
anhelantes de encontrar botes a remo
en medio de "virtuales" aquerontes

Cruje mi chumacera en asonancias
voy presta a naufragame entre los versos
invito a que libremos nuestras ansias

sabiendo que hay espacios pa'conversos
en medio de este mar de cosas rancias
que oculta nuestras caras y reversos

Consuelo Infante

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Definiendo el "cuico"

El cuico es un sujeto muy curioso
que yace en el lugar más sorprendente
vacío el corazón y nada en mente,
por eso tiene fama de apestoso.

De cosas materiales es goloso
y siempre subordinan a otra gente
por eso son peligro aun de frente,
oblicuos siempre causan el destrozo

Mejor no lo defino muy preciso,
lo dejo yo en el punto de partida,
que incluso su concepto es indeciso.

Incluso ya una estrofa es desmedida.
El cuico no merece ni un inciso
pues cuico suele ser un muerto en vida.

D. R. M.

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Pediatrías

Un niño juguetea a ser doctor
en el vientre de su mejor amiga,
le palpa suavemente la barriga
inocente de corromper su honor.

Mas en ese momento algún mayor
irrumpe con horror en esta intriga
venial en que la nínfula se liga
poniendo una gran mancha en su pudor.

¿Qué hacer con este par abominable
de hijos duchos en pornografía?
¿Qué castigo a este crimen execrable

a un exceso de tan grande insanía?
¡Dos pequeños impúberes culpables
de amistad prodigada en demasía!

Guillermo Soto V.

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Soneto

Un árbol está solo en el camino
Sus ramas se conectan con el cielo
Su fruto es atraído por el suelo
Raíces van huyendo del destino

El tronco del aromo es muy fino
Parece que se encuentra siempre en duelo
El fruto del aromo se va al vuelo
Su sombra es este verso mortecino

Las hojas del aromo brillan suaves
y se hayan casi siempre en la partida
y siempre que no hay nubes se ve un ave

que sueña con ser parte compartida
Toditas las hojitas ya lo saben:
el árbol es un signo de la vida

Escrito por Pascal Menlick A. (11 años) y Domingo Román M., un verso cada uno.

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(Sin título)

La vida es tan bella como un fruto,
La vida nos depara muchas cosas,
Como un triunfo o una derrota,
Las cosas de la vida son muy bellas,
Y con un bello verso yo empiezo,
La vida de una flor muy chiquitita
Ella era muy chica, pero fuerte,
Un corazón gigante ella tenía,
Una rosa era ella muy contenta,
Y bella era ella por completo,
Y con este mi verso muy pequeño,
Termino un pequeño pensamiento.

Benjamín Warnken R. (13 años)

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Noche

Las sombras se apoderan de las calles...
Las sombras no parecen lo que eran...
Los hombres ver su forma no quisieran...
Espíritus esperan que desmayes

Son otros los perfiles y detalles;
si los truenos hicieran lo que quieran
entonces ruido sordo oscurecieran.
Los gritos de mujeres forman talles.

Malignos se apoderan de la noche;
los pliegues se deslizan tenebrosos;
los hombres y mujeres hacen boche:

son ruidos de deleites pegajosos.
La noche sangre produce en derroche
Y somos esta noche los curiosos.

Escrito por Iván Melnick A. (13 años) y Domingo Román M.; un verso cada uno, en un día de tormenta y apagón.

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TICTATC, BANGBANG (explosión de un soneto en un destiempo)

Es cierto que la espera y que el reloj
que el tiempo y la butaca del hermano
que toda hora tiene su villano
que cada día tiende a ser mejor.
Pero también es cierto como eso
que nada, ni una cara ni un espejo
ni el triste desatino de los hombres
se encumbra duro y fijo con su nombre;
quizá el reloj su bronca ya no marca
quizá hasta necesite nuestra ayuda
si carga un minutero que no avanza.
No quiero desahuciar al buen Tictac
pero obviamente aquí no queda marcha
si no le abrimos paso a don Bang Bang.

Camilo Brodsky

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