VIII Infierno Celestial
* * * Comienzo
a caminar, pero siempre termino volando mientras recorro esta abominable pesadilla. El murmullo de los recuerdos me abre el camino que me ha de llevar a encontrar la razón de ser y de estar; el por que de la fragilidad del alma; la causa de no resistir y caer en los placeres mas banales, pero sobre todo la explicación del por que amarte a ti. ¿Fue acaso un mal sueño el que me trajo aquí? ¿O es acaso la desesperación de no encontrar un alivio que me explique el por qué nosotros? Es cuando las pequeñas alas comienzan a crecer y alcanzo a ver que son de un color gris opaco, del color del cielo decadente que acompaña los infinitos granos de arena de ese monumental reloj que avanza triste y solitario a mi lado. Y son estos malditos pensamientos los que hacen que crezcan estas alas que ya me causan tanto dolor; un dolor que me excita y me llena, por que me recuerda aquella sensación que sentí cuando bajaste del altar en el que te adoraba, en donde con tanto fervor te inventé y me inventé a mi mismo. Por que cuando logré tocarte quemaste mis manos impuras, y ese mismo dolor siento con estas lánguidas alas. * * * Y me doy cuenta que no estoy solo
y alcanzo a percibir un dulce susurro que proviene de otras alas cansadas de tanto
andar y, que al igual que las mías, causan un profundo dolor a su dueño. Pero ese ser que sufre eres tú y solos estamos en el limbo cumpliendo con nuestro castigo infernal que compartimos y convertimos en placer divino. Me reconforta pensar que a pesar de que el destino siempre nos quiso separados ahora lo retamos fundiéndonos en uno solo y riéndonos de el, aunque solo sea en este infierno celestial. |