X III Entrega de “El ombligo de la luna”Estaba iluminado con luces muy blancas, casi cegadoras; el ambiente y el show se desarrollaba en el aire, si en el aire. Solamente mis pies tocaban el suelo, era tal vez por que aún no había entrado en ambiente. Me llegó una botella de Chínguere con la siguiente nota: ![]() Nadie sonreía, todos denotábamos angustia y tristeza, pero aún así los corazones palpitaban agitadamente provocando la música que bailábamos inconscientemente. Entonces fue cuando alguien se acercó a mí, era uno de los seres que prestaban sus servicios en el lugar. Tenía unas alas enormes y blancas, tan sensuales que me incitaron al placer. Bailamos un largo rato sin cruzar una sola palabra, la voz parecía enmudecer ahí. Empezó el espectáculo, seres que solo cubrían sus alas con velos o ropas ligeras de las que se iban desprendiendo lenta y cadenciosamente, mientras el público nos poníamos eufóricos y gritábamos y silvabamos excitados al máximo. Acabado el espectáculo me fui a un rincón buscando alguna evidencia de que ese lugar existía. Y en la búsqueda conocí el origen del lugar. Las prostitutas eran ángeles padroteadas simplemente por Dios. |