No. 91 del 11 de noviembre de 2000 |
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Minitaxis, |
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Después de haber concluido su senaduría, Layda Sansores San Román ha recurrido a nuevas estrategias para mantener su presencia en la política local. Aliada ahora al equipo -no el de transición, que conste- del panista Vicente Fox, el futuro no le pinta muy prometedor. Perdió el fuero, que le permitía actuar con protección oficial. Su trabajo se ha reducido a actividades fuera del Estado. Sus esperanzas de retornar a los primeros planos del panorama político, la ha centrado en la controversia de los minitaxistas. Ahora, ha intentado confrontar de nueva cuenta a González Curi con la población, y enfrentarlo con los minis e, incluso ella misma, enfrentársele, aunque ahora él no ha caído en el juego, cosa que no ha permitido que la sangre llegue al río. Sin seguridad de participar en el próximo gabinete foxista, Sansores se encuentra realizando una intensa campaña a favor suyo, aunque aparentemente promueve a los minitaxistas y abandera causas sociales. Además aprovecha sus giras promocionales para preparar el campo que servirá a sus aspiraciones de ganar, ahora sí, la gubernatura de Campeche. Sigue siendo la más interesada en que se entregue la concesión a los minitaxistas, pues serían su ejército de peones en la próxima lucha hacia la gubernatura, aunque hasta el momento no ha desaparecido la intriga de quienes, pese a contar con la protección de la Comisión Federal de Competencia y el Primer Tribunal Colegiado, con sede en Mérida. El apoyo de los minitaxistas a Layda Sansores se debilita, ya que luego de más de un año de luchar por una concesión ilusoria, éstos se han mermado económica y psicológicamente. Hasta ahora los más favorecidos han sido los dirigentes, Danilo Enríquez y Rafael Lozada, quienes a raíz de este problema consiguieron que la familia de Layda les pusiera incluso su taller automotriz. Luego de los actos violentos en los que cayó luego de perder la gubernatura de Campeche, aún siendo senadora, continuó aprovechándose de su fuero. Cegada por su ambición de poder, se olvido de las personas que la apoyaron y se puso a pelear por algo irreal. Ahora falta ver que nuevo escándalo ocasionará porque de no favorecerle la solución al conflicto entre taxistas y minitaxistas, el que creía asegurado con el respaldo de Fox . Este parece írsele de las manos, sin que el panista se note preocupado por ayudarla. Y poco a poco va cayendo tan bajo, que podrá ser imposible recuperarse como para ganar la gubernatura de Campeche en el 2003. Layda, sin el apoyo de su gente, que después de sus actos la abandonaron y ahora hasta niegan haberle sido fieles por un tiempo, sin el respaldo de algún partido político y con su imagen pública desgastada, parece estar condenada al fracaso político. |
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