MIGUELANGEL LOPEZ-HERNANDEZ
En la foto aparecen los escritores Vicenta Siosi, Margarita Galindo, Miguelángel López-Hernández y Carmen Alvarado de Escorcia, Directora Centro Cultural Comfamiliar del Atlántico
Foto cortesía Claudia Cuello - Revista Gente
Miguelángel López-Hernández vivió 10 años en la ciudad de Medellín, período en el cual toma la decisión de alejarse de la academia formal universitaria y opta por la autoforma permanente, sustentada en lectura, el cine y sobre todo la profunda observación de lo cotidiano.
| Al regresar a su terruño, redescubre sus raíces y su historia... y empieza a peregrinar por los caminos milenarios de La Guajira y del resto del sur de América exteriorizando su experiencia a través del lenguaje audiovisual. En este peregrinar llega a vivir los encuentros en los senderos amerindios de Chile con los Mapuches, de Perú y Ecuador con los Quechuas, de Venezuela y del resto de Colombia. Es de esta manera que nace la obra "Encuentros en los Senderos de Abya Yala", obra poética ganadora del Premio Casa de las Américas de Cuba, obra construida como un tejido minucioso de las características y de las señales particulares de la América Originaria. Se cree que Miguelángel es la encarnación del poeta Vito Apüshana. |
Algunas de sus poesías:
Del encuentro Lakota
Chamoll recuerda a los primeros pobladores...
atiende al tiempo maduro,
Chamoll:
él tumba los frutos del grosello
en las orillas de la fatiga;
dora las mazorcas a espaldas de los cuervos;
corona el cuerpo del desierto de arco iris;
tiñe de luna a los cabellos de los hombres sentados:
concede el oro alimenticio del trigo;
renueva las sonrisas de los muertos;
emana el dulce de las abejas;
serena la palabra humana en la intemperie del mundo
y teje los sueños de los ancianos en el azul de los niños...
atiende al tiempo maduro,
Chamoll:
¡Siéntelo en el húmedo encuentro de los ombligos!
Del encuentro Wayuu
Makaraipao
En Makaraipao la anciana Arasina nos habla,
junto al café, con la palabra que viene de la calma
y nos prepara aquella historia que narra
de un animal cercano para cada carácter:
"... su clan tiene como animal protector
a la hormiga brava, pero ustedes se encuentran
en el caballo.
Yo viajo, como la flor del cardón, sobre la tierra
con el soplo del viento
y mi voz madurará entre el pájaro Wimpirai y
mi nieta Nimichon.
Dejen que sus piernas tiemblen en el apego de
las mujeres"
Arietush, se levanta y nos anuncia:
"Nos iremos en este frescor"
Arasina señala el adios:.. " Verán, ahí, en el
canto del camino,
en las lagartijas lobos, en los zorros mapurites
cómo el respeto asume el miedo
y la inocencia recibe los secretos del mundo.
Del encuentro Mapuche
Senderos de Caburgua
En los senderos de Caburgua
los niños, en las mañanas,
inician el juego de ofrecerle
la cara a la tierra...
algunos persiguen lombrices
debajo de las piedras, junto a
las gallinas;
o recogen en cestas los
piñones secos de los Pehuenes;
o suben a los cerros para
escuchar los gritos del eco;
o adivinan los olores de los
puentes de Pichare y Collentañe;
o descubren, entre los árboles,
a los fantasmas olvidados por la noche;
otros trazan en el suelo
cuadrados y círculos para saltar hacia el cielo;
o lloran por repetir la tibia
bebida de la leche-espuma.
Algunas niñas, sobre sus faldones,
desnudan semillas de trigo,
iniciando el círculo dorado
de los catutos.
Y las ancianas revientan sus pechos al viento,
cerca de los portones del sendero, crujiendo:
"La Frontera se prolonga en la antiguedad de la infancia"
Foto cortesía Claudia Cuello - Revista Gente
Fotos y texto
CLAUDIA CUELLO
Vito Apshana es el espíritu poético. Miguelángel López-Hernández es el que camina, el que lucha y sueña desde otras comunidades. Son una sola voz que surge de muy dentro para develar los secretos de su raza.
Las palabras escritas aparecen cuando lo alejan de su entorno y lo desprenden de sus raíces, pero se subleva y rompe el silencio para no dejar esfumar su historia. Es estar al pie de su territorio, al lado de sus antepasados, palpar su cultura, regresar a sus ancestros y reconocer su rostro en su real dimensión.
Volvió a nacer en la profundidad del mar y del monte, en medio del desierto y del horizonte despejado de la Guajira; en el interior de Abya Yala -tierra en plena madurez-, del mundo indígena de América.
Imposible acallar sus sueños y silenciar la palabra, que es el legado de su raza wayúu, la entrega del ser, el latido de su corazón.
"Ahí el mundo de la superficie,
Ahí el mundo de los sueños
cada uno de estos mundos
se comunican e integran
a través de sus espíritus respectivos:
es un contacto esencialmente espiritual
de allí que la palabra sea elemento
fundador de vida,
la palabra como vehículo
de conexión y entendimiento"
Miguelángel recupera la energía y retoza en ese pensamiento reservado que la madre naturaleza le ha restituido. Con sus palabras le da un abrazo a la vida y la bienvenida a toda la América indígena.
Como el perfecto tejido de la atarraya y la magistral puntada del chinchorro que dan las manos expertas de sus hermanos, Miguelángel entrelaza sus ideas y empieza a viajar por los senderos amerindios: con los Nahua de Míxico, los Kuna de Panamá, los Mapuches de Chile, los Aymaras de Bolivia, los Quechuas de Perú y Ecuador, los Wayúu y Kogui de Colombia.
De este gran recorrido por los orígenes de América nace su primera obra "Encuentros en los senderos de Abya Yala", premio Casa de las Américas de Cuba en la modalidad de poesía y que por primera vez es otorgado a un escritor colombiano.
"Hoy la vida tiene un nuevo aliento
en Abya Yala;
sonríen los elementos y reciben su tributo el Padre de los Fuegos (el sol),
el propiciador de los Viajes
y los Abrazos (el viento),
la germinadora de las semillas (la lluvia)
la Sudorosa Residencia del Maíz
y sus descendientes (la tierra)
Son los espíritus dadores de Amerindia,
en cuyos caminos perviven los
nichos-altares, a veces invisibles,
en donde el instante es ofrenda del infinito".
La Guajira es el centro de su universo, donde están sus muertos y sus vivos, donde se une a otras voces para apoyarlas a través del poder de la palabra, donde descubre sus sueños, donde escribe y llena su propio vacío.
Su poesía es el camino por el que transitan seres anónimos y desprotegidos, es el origen de la tierra americana, es el llamado de la verdad, es el encuentro con un grupo humano relegado y olvidado que quiere enseñar sus valores y sus esfuerzos. Es él, guajiro, wayúu, amerindio: Miguelángel López-Hernández.
"Nosotros sabemos que el día
tiene un huequito donde se
sostiene el mundo
Ahí ponemos nuestros oídos
y escuchamos los latidos
de todos los corazones.
Por eso llamamos a la vida:
Sereno temblor"
última actualización, Enero 10 de 2001.