Al menos a partir de mediados del
s. VI, parte del conjunto palatino se reutiliza como centro de culto y
necrópolis cristianos,
en lo que probablemente constituyó
la basílica martirial de San Acisclo. En concreto es
el aula de cabecera triconque situada en el extremo norte del palacio,
el elemento en torno al cual se centra la reocupación cristiana.
Debido a que su diseño es muy similar al de las basílicas
paleocristianas, su planta se reaprovecha y adapta. Para ello se transforma
su división interna, originalmente organizada en tres naves transversales,
mediante una nueva división en tres naves longitudinales.
La información hasta ahora
proporcionada por las excavaciones realizadas en Cercadilla permite apuntar
que la reutilización del conjunto de Cercadilla no se restringe
al aula citada, sino que también afecta a otros edificios del palacio,
hecho este comprensible si atendemos a los numerosos testimonios que hacen
referencia a la existencia en San Acisclo de un importante cenobio, al
que acudían cristianos de muy distintas procedencias para recibir
formación.
Vista axonométrica de uno
de los edificios reutilizados
En torno a la basílica se
concentró una importante necrópolis ocupada en época
visigoda y mozárabe, en la que se percibe una clara densificación
de los enterramientos a medida que nos aproximamos al edificio cultual,
en un intento, por parte de los fieles, de acercarse lo más posible
al núcleo del espacio sacro. Junto a numerosos enterramientos se
han localizado la lápida funeraria de Lampadio y el anillo-sello
de Samsón, obispos cordobeses de los que hasta el momento no existía
constancia.
La tipología de los enterramientos
es bastante amplia y variada. La cista suele ser en la mayoría de
los casos de losas de calcarenita, adoptando frecuentemente forma rectangular.
Rara vez se construye con ladrillo o con muros de mampuesto, siendo sin
embargo muy habitual que simplemente aparezca una fosa excavada en la tierra,
en la que directamente se dispone el cuerpo del difunto. La cubrición
de la cista o fosa se lleva a cabo mediante lajas de pizarra o también
sillarejos, que en algunos casos pueden sustituirse por tejas colocadas
unas junto a otras en sentido transversal, incluyendo incluso fragmentos
de tinajas y lebrillos.
Lógicamente,
el ritual funerario es en todos los casos la inhumación. El cadáver
se sitúa en posición decúbito supino con la cabeza
orientada hacia el Oeste, siempre y cuando no se haya adosado a alguna
estructura, aprovechada así como cista y condicionando consecuentemente
su orientación. La disposición de las extremidades varía
de unos casos a otros, sin que exista aparentemente ningún criterio
que lo condicione. Los brazos pueden aparecer flexionados sobre el tórax,
a la altura de la cintura, sobre la pelvis o, en algunos casos, dispuestos
de forma dispar.
No se ha documentado en ninguna
sepultura la presencia de elementos a partir de los que sea posible inferir
la existencia de algún tipo de vestidura, ni siquiera alfileres
o agujas como testimonio del sudario que, ante tal ausencia, debió
sujetarse mediante ligaduras confeccionadas con el mismo tejido. Tampoco
presentan los enterramientos ajuar alguno, a excepción de dos casos,
en los que se hallaron sendos jarritos depositados junto a la cabeza.
Con posterioridad al proceso de
excavación, los restos óseos recuperados son sometidos a
un intenso análisis antropofísico, que
aporta interesantes datos sobre sexo, edad, dieta, malformaciones óseas,
enfermedades padecidas y actividades productivas desarrolladas por el individuo
durante su vida, que nos permiten desvelar algunas cuestiones en relación
con sus medios de vida, relaciones sociales y modos de producción.
Como características principales
de la “comunidad” documentada, cabe destacar la elevada frecuencia de casos
de hipoplasia dental -malformación de las coronas dentarias-, como
consecuencia de la alternancia de momentos de nutrición adecuada
y momentos de nutrición deficitaria durante la infancia, provocados
probablemente por el carácter estacional de los recursos alimenticios
o por la alternancia de años de abundancia de alimentos y años
de carencias. Asimismo, las piezas dentarias manifiestan un profundo desgaste,
que sólo puede ser interpretado como resultado del consumo de harinas
con abundantes abrasivos, desprendidos durante la molienda.
Proceso de extracción
![]() Lámpara tardoantigua |
![]() Lápida del Obispo Lampadio |
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