Ahora el ordenador no conocía la pausa. Uno tras otro, calentando la silla roja, desfilaban los personajes que habían alcanzado al fin el C.C.U.Z. Balula, Léolo y Klópes. Bueno, no son muchos pero se bastaban ellos para no dejar que el polvo alcanzara las teclas jamás (el teclado del ordenador del C.C.U.Z. siempre fue el lugar más limpio de la Universidad, a pesar de que nunca conoció el paño mojado). Pero esta felicidad esta, no sólo enturbiada por las constantes molestias de PP y el resto de los funcionarios del CCUZ, sino porque, cada vez (de las pocas) que alguien abandonaba los mandos, aparecía después un mensaje sin firmar, bien pidiendo programas, o bien limitándose a insultar. En sus periódicas reuniones, Baluba, Léolo y Klópes comentaban el hecho, pero nunca se llegaba a conclusión alguna. Una vez decidieron vigilar el ordenador, pero no aparecía nadie, así que pronto empezaron a desconfiar unos de otros. Hasta que por fin un mensaje apareció firmado; iba a ser el primer energúmeno que poblaba el C.C.U.Z., que daría continuación a una saga de estúpidos pijos gilipollas hijos de papá cabrones tocacojones que se limitaban a hacer sus puñeteras gracias jodiendo al personal con sus mensajitos: Fú, el estudiante despistado, el corrector ortográfico... Era HUEVOS DE ORO. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Léolo. De inmediato convocó una reunión. No se llegó a nada, aparte de poner a parir al borde susodicho, lo que hizo que su gilipollez aumentara al mismo ritmo que sus mensajes. Por el momento, todo quedó en eso, mas...
La niebla no permitía distinguir los charcos que pisaba Celta por las tierras bajas de la Gran Bretaña. Las piedras erectas del círculo de Stonehenge se podían distinguir en el horizonte, rodeadas de una extraña aura luminosa. Maya se paró. Observó a su alrededor, y finalmente dijo:
-Buenoooo... (buf) estoy hecha polvo, vamos a descansar.
-No podemos, cielo, mira estas tiernas florecillas que crecen entre la hierba mojada... nos están diciendo que, aunque ellas estén mustias, debemos seguir haciendo camino, pisando el suelo sin mirar atrás y...
-Caaalla, coooño. Pero ¿no ves que me están saliendo ampollas en los pies? Aaaagh -suspiró, y se sentó.
Celta se sentó también, y abrió su mochila
- Hoy hay bocadillo de bacalao.
-¿Con tomate?
-Sí.
-Bien.
-Mira, por allí se ve nuestro destino.
Maya miró hacia donde Celta le indicaba, y habló:
- pues yo no veo ná.
-Hija, es que no tienes imaginación. Allí, Londres... ¿no ves las chemineras?
-¿Las queeeé?
-Anda, que lo que es licencia poética, te falta un rato.
-¡¡¡VAYA, PUES TE VOY A DECIR YO, LO QUE TE FALTA!!!
-Y ENCIMA SE ENFADA.¿QUÉ TE DICHO YO PARA QUE TE PONGAS ASÍ?
-PUES LO SUFICIENTE, QUE TE CALLES Y YA NO RESPIRO
-PUES NO RESPIRES. PARA QUE VEAS, YO TAMPOCO VOY A RESPIRAR
-¡PUES YO NO VEO LONDRES!
-¡PUES YO TAMPOCO, PERO LO DIGO!
-PUES NO DIGAS NÁ. Y CÁLLATE, TAMBIÉN.
Maya y Celta, Celta y Maya, se quedaron sentados, vueltos de espaldas y con los mofletes hinchados. Maya habló:
-Puf mf nfffmongf
-Cammfngglllh. Fle.
-Pf lo qm llotdcia.
-Pfale.
La oscuridad cubrió el cielo y el sol se elevó horas después. Celta y Maya seguían con los mofletes hinchados y de espaldas, hasta que de pronto Celta soltó un bufido y tosió, encendiéndose un Krüger.
-Ete tabaco me vá matá.
Maya se volvió, todavía con la cara hinchada
- pomlegro -dijo.
-¿Cómo es que aguantas todavía así? Yo casi me muero.
Maya volvió su cara a su posición estándar y dijo:
-Es que yo respiraba por la nariz.
Celta se puso colorado, cerró los ojos y levantó la cabeza, y replicó:
-Pues yo también. ¿qué pensabas?- dijo, avergonzado- ¿o no te lo crees?
-Pof no.
-Pofale.
-Pof no respiro.
Pasó el día, otra noche y el día siguiente, y Celta y Maya seguían sentados sobre la hierba de las tierras bajas de la Gran Bretaña. El narrador, mientras tanto, hasta los huevos, decidió levantarlos y seguir contando la historia. Dijo, pues, Maya:
-Ah, sí, veo Londres.
Londres estaba oscura, rodeada de niebla. La casualidad hizo que penetraran en la ciudad por el temible soho, donde las calles son estrechas y húmedas y cualquier peligro acecha bajo los arcos de las casas. Maya miraba en todas direcciones, cuando Celta dijo:
- espera, tengo que buscar un teléfono para llamar a los de EI, que tenía que pasar a recoger unos simms de RAM.
-Oh, cariño, no me dejes sola en esta tétrica calleeee.
-Oh, cielo, es sólo un momentito...
-Pues no respiro.
-Pues ahí te quedas.
Celta se alejó, quedando Maya expuesta a los peligros de las calles. La figura del hombrecillo de la perilla desapareció entre la niebla, mientras los ruidos siniestros rodeaban la imaginación calenturienta de Maya. Maya oyó pasos detrás.
-¿QUIÉN ES? - preguntó, entrecortada y con la voz quebrada (eso es lo que ponen en los libros, no me preguntéis qué significa)
Un aullido sonó a lo lejos, y los pasos dejaron de sonar.
-Oooooooh- se oyó al otro lado de la esquina.
Maya se apretó contra la pared.
- ¡NO ME HAGAS DAÑO!
-Maaaaaayaaaaaa...
-Si no te vas, gritaré. ¡Celta, sal, que sé que eres tú!
-Noooo soooy Ceeeltaaaa... él noooo tendríiiiaaa un cuchiiiillo en su maaanooo dereeeechaaaa paraaa...
-No me mates no me mates no...
Una sombra apareció de repente a su espalda y se colocó delante de ella blandiendo una curra albaceteña de las que cuando las abres hacen CRRRGGGGG y miden casi dos metros.
-Quiero todo el software pirata que llevas en la mochila, esté registrado o no. Y lo quiero yaaaa.¡YAAAA!
-Nooo, no, quién eres... no me hagas dañoooo- y, diciendo esto, Maya levantó la pierna, acertando entre huevo y huevo del desgraciado que la había molestado- no me hagas daño, por favor, sombra, te daré lo que quieras...- y descargó otra patada en la entrepierna, ahora semicubierta por las manos de la sombra atacante- por favor, no... me vas a hacer llorar, coge el soft que quieras y vete, o vendrá mi novio y te pegará así o más fuerte...- y siguió, siguió pateando, buscando otro punto débil con el que cebarse. La cara ya empezaba a sangrar como una chuleta poco hecha, y Maya seguía suplicando.
-Por favor, vete, sombra, vete... oh, déjame...
La sombra estaba contorsionada en el suelo, y decía algo así como "bajta, bajta pofavo" y "quenoncuentro lf dientf" y Maya, imposibilitada para dar patadas, pisaba la cabeza a la vez que decía "no me hagas daño". Unos pasos presurosos se acercaba a toda velocidad. Era Celta, que iba perdiendo apuntes por el borde de su mochila.
-¿Qué pasa, Maya?¿Qué te ha hecho este malvado asesino?
-Me ha pegado.
El individuo yaciente levantó el dedo índice a la vez que decía algo ininteligible, y Celta le agarró la mano y se la retorció, diciendo:
-No nos ataques, por favor, sólo dinos quién eres.
Una vocecita, proveniente casi del más allá, sonó bajo la capa negra. -Ssss..soy... JJJJJJ
-Vamos, por favor, no nos amenaces o tendremos que salir corriendo...
-Jack
-¿Jack?- dijo Celta.
-¿Jack?- dijo Maya.
-Destripppp(ptuf -diente-)per.
-¿Jack Destriper? ¿El famoso atracador que degolla a sus víctimas después de robarle el software pirata?
-Hombre, fi cae también algo de original... puef también ef bien decibido...
-¿Y componentes? ¿También te los quedas?
-Tamfién, tamfién.
-Pues yo lo que dar, no te puedo dar nada, pero tengo uno SIMMS de 4 Mb de 72 contactos que, si te das prisa y los compras antes de que China invada Taiwan, te los puedo dejar por unas...
-¿5000?- dijo Jack?
-ANDA YA, 9500. ¿Te va?
-8000
-No sé... a mí no me los regalan, ¿eh?
-¿Y qué tal los de 8 Mb?
-Pues hombre, has dado en el clavo, aprovecha ahora que...
La cámara se aleja. Los tres personajes hablan sin parar, casi a la misma velocidad con la que los pensamientos pasan por la cabeza de Waikiki cuando tiene que reventar una terminal antes de que le pillen. Las luces de Londres se difuminan y se hace un FADE OUT al negro. Las voces todavía se oyen:"¿14000? ¿por una placa de 386? Te la pillo por 8000 y pierdo dinero"