Tengo que pasar por tu casa
para llegar a la mía,
y esto me causa una pena
que está acabando mi vida.
Tengo que pasar por tu puerta,
y no entrar como lo hacía,
para dormirme en tus labios
hasta que volviera el día.
Mas cuando hay luz en tu alcoba,
y oigo otra voz, no la mía,
entonces ya mi dolor
es una lenta agonía,
porque yo sé que muy pronto
voy a pasar por tu casa
para morir en la mía.