TOMÁS CEBRA BUSCA A SUS AMIGOS

 

La Biblioteca pública de la Casa de la Cultura de Cancún este sábado 23 de agosto, en el espacio “Círculo de Lectura para Niños” (del Programa de Fomento a la Lectura) invita a todos los peques de 6 a 12 años a compartir la lectura del cuento “Tomás Cebra busca a sus amigos” de la autoría de Lugg Pape Donna, e ilustraciones de Norma Garris, publicado por Editorial Trillas en 1997, mismo que forma parte de los libros para niños en la biblioteca de esa institución.

Como es costumbre la bibliotecaria, señora Isabel Flota Medrano, acompañada por Gerónima López Gómez nos comentó que:

“Tomás Cebra se quedó dormido después de comer, y cuando despertó era mas de medianoche”.

“Al asomarse a la ventana de su casa, se extrañó de no oír ningún ruido”.

“Tomás, lleno de curiosidad, decidió ir a investigar. Llegó al patio y se dio cuenta de que todo estaba desierto”.

-Es muy raro-pensó Tomás-¿Donde estarán mis amigos?

“En eso, vio la reja abierta y con toda razón exclamó:

-¡Esto es muy extraño! Es la primera vez que el guardia no cierra la puerta en la noche.

“Tomás avanzó con toda cautela y cruzó la reja. Ya afuera, se detuvo y trató de oír algún ruido que le indicara dónde podrían estar sus amigos; pero nada oyó.

-Mmm-pensó Tomás-. Me siento muy solo aquí y debo encontrar cuanto antes a mis amigos.

“Intrigado, se dedicó a recorrer el parque zoológico. Se asomó a cada una de las jaulas, pero todas estaban vacías. Los leones, los tigres, los micos y hasta el elefante habían desaparecido”.

“Tomás salió del parque zoológico”.

“Como era muy noche, no había gente ni automóviles en las calles. De pronto, un gato apareció y se encaminó hacia donde él estaba”.

-¿Has visto a mis amigos, los animales del zoológico?-le preguntó Tomás.

“El gato asustado dio un maullido y se perdió entre las sombras”.

-Mmm…-pensó Tomás -. Tendré que seguir buscando.

“Pasó por enfrente de muchas casas, de una escuela y de una iglesia. Cruzó un puente de piedra y llegó a un lugar donde había varios montones de carbón de piedra”.

-Quizá – pensó mis amigos están entre estas montañas.

“Tomás los buscó entre el carbón; pero todo fue inútil, pues a ninguno encontró”.

“Cansado de tanto caminar y buscar, decidió descansar un poco, y se quedó dormido”.

“Cuando despertó el sol brillaba muy alto. Bajó la vista y vio con gran asombro que las rayas de su cuerpo habían desaparecido. El polvo del carbón se le había pegado y Tomás ya no parecía una cebra, sino un pobre borrico”.

-Con la luz del día –pensó- me será más fácil buscar a mis amigos.

“Y sin perder más tiempo los siguió buscando”.

“Llegó a una calle donde pasaban veloces automóviles y al intentar cruzarla se quedó a medio camino, hasta que un policía de tránsito silbó para que los autos se detuvieran y él pudiera pasar sin peligro”.

“Tomás llegó a la ciudad y se acercó al escaparate de una tienda, creyendo que era una jaula, con la esperanza de que sus amigos estuvieran allí”.

“En el primer escaparate no había leones, sino zapatos, los cuales a Tomás le parecieron elegantes y distinguidos.

“En el segundo, ni un solo tigre estaba. Sólo había sombreros de todos los tipos y colores”.

“Un hombre de aspecto bondadoso se compadeció de Tomás y se le acercó con una soga en la mano”.

-Este borrico ha de estar perdido-dijo el buen señor-.Lo llevaré a mi casa y lo cuidaré hasta que aparezca su dueño y lo reclame.

“El hombre se llevó a Tomás hasta un camión y lo subió”.

“Tal vez este hombre me ayude a encontrar a mis amigos –pensó Tomás- pues los extraño mucho y me siento muy triste por no estar a lado de ellos”.

“El camión se puso en marcha…”.

¿Qué pasará con Tomás cebra?

¿Podrá encontrar de nuevo a sus amigos?

Si te gustó la introducción a este cuento, solicítales a tus padres o maestros lo localicen por internet para que terminen de contártelo.

 

Secretaría de Cultura Casa de la Cultura de Cancún

 

 

 

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