SOLEDAD.
Por MARIE DIAZ
En aquella ciudad tan grande y cosmopolìta en aquel aeropuerto gran parte del mundo bajaba y subìa a los aviones, iban y venìan, regresaban y se alejaban, entre ellos estaba aquel hombre de un poco mas de cuarenta años que solitario pasaba los controles emprende el retorno , ese que durante tanto tiempo ha soñado.
Finalmente està còmodamente instalado, entorna sus ojos y su pensamiento va y viene, hace màs de veinte años el soñaba con todo eso que hoy deja, ha cumplido con muchos de sus sueños, ha logrado una posición económica y social muy buena y en su medio es respetado y apreciado, pero eso queda atrás y el vuela al solar nativo, su recuerdo lo acompañò siempre: allá quedó Susana con su rojizo cabello ensortijado sus grandes ojos verdes, sus pecas, su pícara sonrisa y aquel hoyuelo en la mejilla izquierda, que aún hoy le produce raptos de infinìta ternura; hoy su corazón se estremece en el ensueño de su primer amor.
Se conocían desde niños, el colegio, el club deportivo, la enseñanza superior: siempre juntos, crecieròn sin saber, si darse cuenta el amor floreció: fue su primer beso aquel que aùn hoy lo estremece al recordarlo...
Su madre aquella gran amiga eternamente comprensiva, cuna de sus sueños, aliento y motor de su esperanza, por ella y junto a ella con su guitarra desgrana en sus cuerdas desde las mas simples melodías hasta aquella, la preferida de su madre: Concierto de Aranjuez.
Sus amigos, su familia entera las playas inolvidables ; especialmente su amada playa: Malvín: testigo de todo , su tristeza, su nostalgìa, sus sueños, sus primeras manifestaciones del amor recorriendo su piel... el rumor de las olas, las risas que aùn resuenan en sus oídos; las pequeñas justas deportivas, aquellas que despúes del apasionamiento, sin vencidos ni vencedores, terminaban en el fraterno abrazo y el disfrute del refresco deseado.
Pero en su ensueño vuelve a los ojos verdes, el cabello ensortijado ...su actitud valiente, su promesa cumplida; y a pesar de sus ojos brillantes las làgrimas no cayeron.
Y se elevó en el aire el blanco pañuelo del adiós.
Pero por muchas razones este momento tan anhelado se posponía una y otra vez.
Reclinado còmodamente sueña y ensueña con todo lo que dejó y sonríe feliz, imaginando el arribo, allí está todo eso tan querido piensa y desea con todos sus sentidos y la nube de nostalgìa esperanzada la cubre de olores, colores y sabores.
Son muchas las horas de vuelo y gentilmente el servicio de abordo sirve el almuerzo , el apenas prueba bocado, prefiere reservar su apetito, se frota las manos, mira su reloj y sonríe complacido... ya falta poco...
Al fin se oye el anuncio tan esperado y los pasajeros están alerta solo falta el aterrizage y descenso.
En sus ojos brilla la ansiedad y su corazón late con mas prisa, pero aùn falta tiempo de tràmites y nadie lo espera porque el ha preferido regresar en silencio, quiere saborear todo, lentamente como para compensarse por tantos años de ausencia.
Inspira profundo el tan deseado aire y olor de su tierra y se llena los ojos con este panorama tan distinto de lo que durante años viera y viviera...
Con su equipaje busca un taxi, le pide que circule lento y un poco con dolor y un poco sorprendido rehace el camino.
Ha llegado a destino... allì està su casa... el jardín està demasiado crecido, parece que hace largo tiempo que no se poda...
Las celosías están cerradas, busca su llave y con mano trémula la introduce en la cerradura y la puerta cede el paso con un chirrido de sorpesa... huele a casa cerrada, tiene olor a ausencia, abre las ventanas y celosías, el sol entra con una sinceridad que duele... recorre todo; casi nada le es desconocido... el dormitorio de su madre, la lámpara, el rosario, el Niño Jesús de porcelana que como siempre lo mira con dulzura, una fotografía familiar sobre la mesa de noche, es aquella que se tomarón juntos cuando el emprendía su viaje, todos sonríen, estaban felices aquel dìa... Su dormitorio está igual, nada ha cambiado; sus libros, su camiseta de futbol y la pelota con los colores de su cuadro favorito. Todo està detenido en el tiempo ... llega a la salita y allì està la mecedora de su madre, sobre la mesita un album de fotos familiares, casi todas son en blanco y negro y allì està nuevamente la vida atrapada en esas imàgenes... sobre la silla de espalda al ventanal que da al jardín está su guitarra, las cuerdas están rotas... la tomó en sus brazos... su rostro está mojado por sus lágrimas... las cortinas del ventanal, antes blancas hoy están amarillentas y caídas por la acción del tiempo... en el hogar los leños están apagados... siente frío a pesar del sol... mira hacia fuera en el jardín y ve la parra caída y las glicinas sin la mano amiga de su madre, crecen y se extienden como en un abrazo solidario con las demás especies del jardìn...
Se sienta en un banco del jardín y con el rostro entre las manos llora amargamente...
En el gran roble, una pareja de palomas alimenta a sus pichones.