SEMETERAPIA.
Una terapia muy peculiar
Por Juan José Morales
En el campo de las llamadas medicinas alternativas o terapias no convencionales, la imaginación de los charlatanes y exploradores de la credulidad ajena parece no conocer límites. Y el aspecto positivo de ello es que de vez en cuando nos permite salirnos de temas que hacen derramar la bilis y dejan muy mal sabor de boca —como la canallada del desafuero— y tratar de hacer reír un poco a los lectores con la descripción de algunos procedimientos seudoterapéuticos muy peculiares. Por ejemplo, la espermoterapia o sementerapia, que consiste en la curación mediante la ingestión de semen humano.
Según lo usual tratándose de terapias alternativas, quienes recomiendan la espermoterapia le dan un toque exótico asegurando que se trata de una técnica ancestral muy difundida en Asia, particularmente en Japón, pero que en Occidente es casi desconocida por razones culturales, religiosas y morales.
También pretenden vestirla con un ropaje "científico" al mencionar las características químicas y físicas del semen, como su pH, su viscosidad o el hecho de que es muy rico en fructosa y otros azúcares, oligoelementos como zinc y magnesio, y proteínas. Todo esto efectivamente es cierto, pero de ningún modo constituye prueba alguna de que tenga las casi mágicas propiedades curativas que se le atribuyen. Afirman también que las proteínas espermáticas son "nobles"(?) y por ser de origen humano, "son inmediatamente asimilables y perfectamente indicadas para las necesidades del cuerpo", aunque no especifican a qué necesidades en concreto se refieren.
El semen, dicen los promotores de esta seudomedicina, tiene infinidad de virtudes y —entre otras cosas— actúa como antidepresivo, reduce la ansiedad, incrementa el nivel de energía del cuerpo, da una sensación general de bienestar y estimula el sistema inmunológico, fortaleciendo en consecuencia las defensas del organismo contra las enfermedades, inclusive contra las más temibles. Afirman igualmente que la longevidad de las mujeres asiáticas se debe a que "regularmente consumen esta preciosa sustancia", a la cual sus panegiristas equiparan con la jalea real de las abejas.
Tan maravilloso compuesto, añaden los espermoterapistas, se puede tomar puro, obteniéndolo e ingiriéndolo directamente de la fuente (lo cual resulta bastante placentero para el donador) o bien recolectarlo en un vaso y beberlo ya sea sin mezcla o combinado con jugo de frutas. También se puede conservar bajo refrigeración en un recipiente bien cerrado, aunque no por más de 12 horas para que no pierda sus propiedades. Y en cuanto a la frecuencia con que debe consumirse, una o dos veces por semana parece adecuado.
No dejan, sin embargo, de advertir sus promotores que la espermoterapia conlleva —al igual que las actividades sexuales de cualquier tipo— ciertos riesgos de adquirir algunas enfermedades transmisibles, como hepatitis B y C, o gonorrea. Por ello, dicen, es importante tener plena certidumbre de que el donante se halla en perfecto estado de salud, e incluso recomiendan someterlo previamente a análisis de sangre para cerciorarse.
Por ahora, la espermoterapia se limita al ámbito de "lo natural", pero no nos extrañaría que dentro de poco comiencen a aparecer en el mercado cápsulas, tabletas, jarabes y otros compuestos preparados a base de semen. Después de todo, la charlatanería siempre ha sido un buen negocio.