COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO RINCÓN DE SELVA
"Rincón de selva", editada por el Instituto Quintanarroense de la Cultura y el Congreso del Estado
CHETUMAL.- La primera novela de la escritora chetumaleña Elvira Aguilar, "Rincón de selva", fue presentada el 27 de enero en el Congreso del Estado, en una ceremonia que implicó un acontecimiento cultural en Quintana Roo, dada la calidad de esta narradora.
"Rincón de selva" está editada conjuntamente por el Instituto Quintanarroense de la Cultura y el Congreso del Estado de Quintana Roo.
Esta obra narra las peripecias de una familia típica de la provincia mexicana, la que sobre la base de trabajo y entusiasmo va generando una estirpe representativa de América Latina.
La narradora de esta ficción recuerda cómo su abuela, Inesita, llega niña al matrimonio, sin idea real de los detalles fisiológicos que acompañan a la noche de bodas y a la vida marital, sino más bien con una leyenda pueril sobre el nacimiento de los niños.
A partir de este centro, Elvira Aguilar despliega sus ya conocidos poderes de encantamiento para los lectores, consistentes en una prosa fluida, exacta, evocadora de tiempos aparentemente pretéritos pero que siguen presentes en algunas zonas del país.
La aparición de "Rincón de selva" ha suscitado expectación entre los aficionados a la literatura, ya que Elvira Aguilar ha sabido crearse una sólida reputación con sucesivos libros de relatos, tales como "Donde nunca pasa nada" y "Mirando al puerto de Payo Obispo", que contienen cuentos ubicados precisamente en Chetumal.
En estos relatos, Elvira Aguilar recupera tradiciones propias de la capital de Quintana Roo, las que al pasar por su capacidad creativa adquieren de inmediato un tono ameno y un significado profundo, cualidades que, obviamente, determinan el carácter interesante y sugestivo de su escritura.
Como en sus otras narraciones, Elvira Aguilar explora en esta novela el llamado "realismo mágico", que si bien con Gabriel García Márquez alcanzó notoriedad mundial, tiene antecedentes notables, como Elena Garro con "Recuerdos del porvenir", y epígonos talentosos, como Eliseo Alberto con "La eternidad por fin comienza un lunes".
Elvira Aguilar sigue esta tendencia con aportes personales, con ingenio y autenticidad. Quizá influye en este detalle de autenticidad el hecho de que Chetumal, como la mítica Macondo, es una ciudad con apenas cien años (y un poco más) de existencia, de manera que el paisaje, las costumbres, el sentido de pertenencia, son literalmente flamantes para sus pobladores, y de ahí la intensidad de su visión del entorno.
La estructura de "Rincón de selva" es eficaz; su moral privilegia los factores vitalistas de la sociedad, antes que los convencionales, pero que sobre estos elementos positivos descuella su poder para emocionar al lector con las vicisitudes de sus personajes; ello sin acudir a trucos o sobornos del sentimentalismo, sino más bien ofreciendo cuadros vívidos y situaciones fidedignas, incluso en las que corresponden a la fantasía típica del realismo mágico.
Elvira Aguilar cursó estudios de literatura en la escuela de la Sociedad General de Escritores Mexicanos.