Apuntes para la historia de los Partidos en México (II)
Encuentros y desencuentros en el PRD
Por Raúl Espinosa Gamboa
Gilberto Rincón Gallardo, en su carta de renuncia al PRD, a propósito del origen de ese partido decía que "En 1988 culminábamos en el Partido Mexicano Socialista (PMS) un proceso de unidad y modernización de la izquierda que venía de lejos. Queríamos comprender juntos y mejor a la sociedad para abrir caminos igualitarios en la realidad de una economía de mercado; aportar, además, nuestro empeño a favor de un marco legal democrático que fuera compromiso y corresponsabilidad de todos".
La compleja situación que se vive en el PRD resulta difícil de comprender si no se conoce los antecedentes que dieron origen a ese partido. El PRD tiene su historia, y su génesis forma parte de un largo proceso que tiene profundas raíces autóctonas en la búsqueda de un país que "ha sido visualizado, pero aún no hecho realidad".
Sin recurrir, por razones de espacio, a toda una reserva de la historia, los antecedentes más cercanos de la formación del PRD nos sitúan entre los finales de la década de los 50 y principios de los 60, después de que varios movimientos populares culminaron con la derrota de los ferrocarrileros, en que se luchó contra el desempleo, la carestía de la vida, los bajos salarios, etcétera, los cuales, "aunque tuvieron las características de luchar por reivindicaciones económicas y gremialistas, pronto chocaron con la estructura corporativa y autoritaria del Estado, y el gobierno no vaciló en reprimirlos".
Las derrotas de las luchas populares a finales de los años 50 dieron lugar a un mayor aislamiento ideológico y dispersión de la izquierda, empero estimulados por factores externos, como el triunfo de la Revolución Cubana, así como el movimiento ascendente de masas, proporcionaron el esfuerzo por intentar su unificación, al fundar, en 1961, el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), "una alianza entre grupos nacionalistas de raíces cardenistas, los comunistas y otros sectores del movimiento amplio democrático".
El MLN, el FEP y la izquierda
Aunque la izquierda estaba golpeada y el movimiento democrático seguía aislado, por carecer de una coordinación y una dirección que le diera forma de movimiento nacional, el esfuerzo por expresarse logró una manifestación importante con la creación del Frente Electoral del Pueblo (FEP), que postuló al dirigente campesino Ramón Danzós Palomino, como candidato a la Presidencia de la República para el período 1964-1970. Pese a que no tenía registro oficial, el FEP realizó una importante campaña a nivel nacional, presentando, además, candidatos a diputados y senadores.
Los años 60 trajeron importantes vientos libertarios en todo el mundo, no sólo en México, pero el 68 sería aquí el más importante. Ese año ocurrieron movimientos sociales en 74 países, algunos tan significativos como en el nuestro, aportando además grandes cambios cualitativos al movimiento social de masas. Las discusiones más significativas se centraban en la ruptura de viejos moldes ideológicos de dominio y autoritarismo.
Fue la época de las grandes movilizaciones contra la intervención norteamericana en la República Dominicana y Vietnam, pero también contra la realizada por los soviéticos, en la cual el Partido Comunista Mexicano (PCM) sería el primero entre sus similares de América Latina en repudiarla, y es que después de la crítica al culto a Stalin, dirigida por Kruschov, y la aparición de nuevos sujetos revolucionarios con demandas específicas que la izquierda tradicional no había sabido atender, el movimiento comunista no seguiría inspirado y controlado por un centro étnico situado en la URSS.
El PCM no fue ajeno a esos cambios, por lo que pronto abogó por la igualdad entre los partidos comunistas y la autonomía frente al gigante soviético. Los años 60 concluyeron con una tremenda contradicción, que tendrá un significativo impacto en México: la derrota del movimiento estudiantil-popular de 1968 y la victoria del movimiento democrático en Chile, el cual, mediante la alianza de varios partidos de centro-izquierda que conformaron la Unidad Popular, llevó a la presidencia del país sudamericano al socialista Salvador Allende.
Inicio de una nueva etapa
Mientras en México, a comienzos de los años 70 ocurre una radicalización del movimiento democrático, que permite la aparición de varios grupos armados, así como nuevas expresiones del movimiento social, tanto en el campo como en las ciudades. El Partido Comunista -en medio, además, de la lucha ideológica-, receptivo a la aparición de nuevas demandas sociales, planteó la necesidad de encabezar estas luchas, y las formas entonces practicadas empezaron a ser consideradas como vicios poco eficaces para una acción política profunda.
El PCM esbozó la posibilidad de que la izquierda se unificara, para lo cual se dispuso a pasar por una serie de transformaciones que culminaron con la desaparición del PC y su integración con el Partido Socialista Revolucionario (PSR), el Partido del Pueblo Mexicano (PPM), el Movimiento de Acción Popular (MAP) y el Movimiento de Acción y Unidad Socialista (MAUS), naciendo así el Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
Con la creación del PSUM se produce un gran avance en la democratización de la fuerzas de izquierda, las cuales fueron dejando atrás los métodos burocráticos y stalinistas, bajo la influencia de una reforma política que buscaba la estabilidad, y pese seguir portando una serie de vicios, producto de un paso sin cultura democrática desarrollada, su esfuerzo significó un paso hacia la unidad del PSUM.
Un tiempo después el PSUM, se integra junto con el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), la Unidad de Izquierda Comunista (UIC), el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), el Partido Patriótico Revolucionario (PPR) y un amplio grupo de militantes disidentes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), y fundan el Partido Mexicano Socialista (PMS), el cual desempeñaría un papel importante en las elecciones de 1988 y junto con Cuauhtémoc Cárdenas y un grupo de sus compañeros, que entonces formaban la Corriente Democrática dentro del PRI, serían los fundadores del Partido de la Revolución Democrática, el PRD.
Vicisitudes congénitas
El PRD surge al igual que sus antecesores (el PSUM y el PMS) en plena relación "entre la lucha por la legalidad, la competitividad electoral y el apoyo a una candidatura fuerte". La candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 como candidato del PARM a la Presidencia de la República, sólo fue aceptada por PMS luego de fuertes presiones, incluso a niveles de dirección intermedia, porque declinara a la que encabezaba Heberto Castillo, ante una difícil situación en la que "la candidatura viable era la de Cuauhtémoc y la que estaba en entredicho era la de Heberto".
En tales circunstancia el PMS "avasallado por lo que parecía una nueva y promisoria realidad, entró en crisis". Así fue como deciden fundar el Partido de la Revolución Democrática, "a partir de la determinación del PMS, de las resoluciones de la Corriente Democrática, de las que adoptaron otras corrientes de izquierda y de muchos ciudadanos sin partido". Se iniciaba así una nueva etapa de encuentros y desencuentros.
El PMS, entregaba todo: registro, patrimonio, estructuras, etcétera, mientras que el grupo llamado Corriente Democrática sólo ponía el apellido que simbolizaba un nacionalismo revolucionario "que estaba en la ruta del PRI, y que había tenido su propio carril, muy distinto al que se había movido la izquierda socialista mexicana". Al mismo tiempo se iniciaba un proceso que los llevará a la situación que hoy tiene.
Conformado el PRD, los expriístas ignoraron el pasado de luchas por la democracia y sólo la reconocían a partir de su ruptura con su antiguo partido. Por su parte muchos ex militantes de izquierda y ex comunistas no ingresaron al PRD y "no pocos de los que sí ingresaron pronto sintieron el menosprecio a su pasado". Con total desestimación a la ideología que dicen sustentar, esos expristas, junto con otros partidos, muestran su nula vocación de gobierno y se conforman con los cargos plurinominales; sin embargo ello no quiere decir que el PRD no pueda recuperar su rumbo... y, que por bien de México, lo deseable es que lo consigan pronto
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