OBSESIONES
Hoy acabo de experimentar la más evidente realidad de hasta donde una obsesión puede conducir a una persona a senderos de oscuridad, vacío y miedo, a la ineficiencia, la ineptitud y la enfermedad.
En efecto, una idea fija, un deseo no cumplido, una ansiedad reprimida, terminan convirtiéndose en los resultados mencionados en el párrafo anterior.
¿Será posible que el ser humano no comprenda que las obsesiones, los temores, las ansiedades ante aquello que queremos conseguir y que en este justo momento se torna imposible, son como una verdadera trampa que teje nuestra mente y nuestro ego atrapándonos en sus hilos invisibles de rabia, desesperación, frustración y angustia?
Hay diferentes clases de obsesiones, personas y situaciones:
*Los(as) políticos(as) sólo piensan, luchan y viven por el Poder, que implica decidir por otros(as), sugestionar a otros(as), inspirar a otros(as), tener a su alrededor un séquito de seguidores, aduladores, a quienes manipular, engañar y someter. Al contemplarlos(as) viene a nuestra mente la tan magnífica imagen planteada por Jesús en su Evangelio: ("andan como ovejas sin pastor"); y es exactamente de eso que se ha aprovechado y aprovechan los(as) "Líderes" de las distintas sociedades, en las distintas épocas de la historia humana.
*tenemos un segundo grupo, quizás más peligroso y terrible que el primero: aquel constituido por quienes sin escrúpulo, por el único objetivo de obtener dinero fácil, brindan a las personas recetas mágicas, soluciones efímeras, filtros de amor, amuletos, que al ser ejecutados por los(as) incautos(as) ansiosos de resolver su situación, conquistar al ser que les apasiona y/o le obsesiona, la prosperidad que termine con sus angustias o sus necesidades, la medicina que le libere del dolor y de la muerte, cierran los ojos a las evidencias que develan la mentira y el engaño, y se lanzan a la aventura que les ofrecen sus aparentes "salvadores, mesías o profetas".
*Viene otro grupo, el de los simplemente ambiciosos, aquellos(as) cuyo único y definitivo dios, es el dinero, el oro, la riqueza sin importar bajo que forma se encuentre representada (tierras, joyas, cuentas bancarias, empresas (lícitas o ilícitas), etc.). Estas personas son las que siempre se jactan de proclamar que ("todos tienen un precio"), y lo más triste, que ellas (si lo desean o lo necesitan) para lograr sus fines, sabrán encontrarlo.
Poder, superstición, dinero, 3 grandes obsesiones que parecen reinar y contaminarlo todo con su vaho de indiferencia, desolación y mediocridad, haciendo que la fe, la esperanza y el amor que impulsa a transformar las situaciones de injusticia, miseria, y dolor en otras en las que la solidaridad, la justicia, y el compromiso con el otro(a), se constituyan en verdaderos ejes de progreso, libertad, felicidad y paz, construidas en el hoy, e aquí y el ahora, por personas de carne y hueso, que en lugar de dejarse manipular, para satisfacer los intereses, los egos o las ambiciones de otros(as) entiendan por fin, que es a ellos(as) a quienes compete hallar, crear, vivir y que también son ellos(as) los(as) que decidirán cómo, cuándo, con quién, y por qué o para qué hacerlo.
Es entonces, cuando la obsesión deja de ser una red, una trampa asfixiante y terrible, para convertirse en un dínamo liberador, de lo mejor y más positivo que posee el ser humano, lo único capaz de llevarlo más allá de las estrellas, a esos senderos insondables de triunfo y plenitud, que al concretarse traen consigo el poder, la paz, la prosperidad, la sabiduría tantas veces anheladas, prometidas, y buscadas.
¡Ah si nuestros políticos, prometeros o ambiciosos conocieran esta verdad!
Pero ello es prácticamente imposible, porque están demasiado sumergidos en su propio egoísmo, y se han transformado en esclavos de aquello que pretenden conquistar y dominar.
Hoy, yo me dejé llevar por una insignificante obsesión, pero ello me alejó justamente de deleites como la lectura, el trabajo, la oración, y lo que en este instante hago: escribir. Fueron horas y horas intentando hacer lo que no sé, buscando demostrar que si alguien no quiere o quiso ayudarme, yo no lo necesito.
Así, acabo de cruzar un oscuro y absurdo túnel construido por mi propia tontería, pero ya estoy de regreso, conmigo misma, con Dios, y con la vida, y espero por mi propio bien, gozo y realización, no volver a perder el camino, el sentido y la oportunidad; y así, poco a poco contribuir a la felicidad, el progreso y bienestar de quienes en distintos momentos, situaciones y ambientes lean estos breves párrafos y ahonden en su propio mundo interior y logren deshacer con voluntad y coraje, sus propias obsesiones, haciendo de sus vidas una experiencia de luz y dicha que nada ni nadie podrá arrebatarles jamás.
Encuentra tu sendero;
libera tu esperanza;
transforma tus ambientes;
sumérgete en ti misma.
La dicha está a tu alcance;
tú sabes las respuestas;
que no te atrape nadie;
tú tienes el poder.
La oscuridad se aleja;
el universo es tuyo;
viviendo en el presente,
tu esencia se hace eterna.
Autora: Lucy Manzano Zamorano.
LUMANZAM.