LA COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS FAVORECE
EL BIENESTAR FAMILIAR
Si al estar en un banco, supermercado o la
clínica vamos por la calle y un niño hace una rabieta, no sería extraño
escuchar a un adulto expresar: ¡para que fuera mío!...
Con esta frase, quiere indicar que él si
lo educaría bien pero: ¿Será tan fácil? Para tener una buena relación con los
niños, es indispensable mantener una excelente comunicación con los hijos.
Si se les habla en forma clara, sin
rodeos, con honestidad y se les predica con el ejemplo, los resultados serán
muy positivos.
Si se le pide a gritos que se calle, es
una práctica poco favorable, pues, como los más pequeños aprenden por
imitación, es difícil que atiendan las órdenes si no tienen un contexto de sus
modelos inmediatos (sus padres).
Es deseable que los progenitores,
dialoguen, compartan con sus hijos una buena cantidad de tiempo, pero, la
realidad es que muchos de ellos, salen del hogar antes que despierten para
regresar cansados unos minutos antes que los niños se vayan a la cama.
Ante ésta situación, se vuelven
tolerantes al sentirse incapaces de poner límites a sus seres más queridos y se
sienten tan culpables de estar todo el día fuera, que, además, de permitirles
acciones incorrectas, los colman de regalos para compensar la ausencia de su
lado.
Por suerte, existen formas de favorecer
la comunicación entre padres e hijos para mejorar la calidad de vida de los
integrantes del núcleo familiar.
Hay que tener muy claro quien es el
adulto, ponerse a competir con gritos y rabietas con el infante, solo logrará
hacer más grande el problema.
Respire profundo, piense en una solución
y trate de disfrutar cada minuto con su hijo en lugar de demostrar quien tiene
más poder.
Aunque por lo general, los padres no
reciben instrucción formal para ser papás, el ejemplo que vivimos en nuestros
propios hogares, es la guía que permite tener una idea que, sin embargo, en la
actualidad, varía al contar por una parte con menos tiempo y espacios libres,
mientras que por otro lado, ellos tienen juegos electrónicos, televisión e
Internet que obliga a ajustar los paradigmas para actuar en forma adecuada.
Antes, las plazas, calles, potreros,
ríos y árboles, eran sitios de visita frecuente donde los niños y jóvenes,
compartían en forma sana sin peligro de exponerse a asaltantes, violadores,
traficantes y otros riesgos que hoy amenazan nuestra sociedad.
Fuera del hogar hay muchos peligros como
las drogas, que asechan en forma cada vez más temprana, a los pequeños, por
eso, para protegerlos de éste flagelo, es indispensable una comunicación
constante y abierta entre padres e hijos.
Además de darle consejos y elevarle la
estima, hay que escucharlo, tener presente la edad y en el caso de la figura
masculina, involucrarse más en las actividades de sus hijos, tarea que asumen
en forma mayoritaria, las madres.
Hay que establecer reglas y límites claros
donde la pareja tenga la misma posición. Fumar y consumir bebidas alcohólicas
en el hogar y, peor aún, darle a probar a los menores para ver "que cara
ponen", podría confundirlos al pensar que si sus padres lo hacen y lo
comparten, es porque se trata de lo correcto.
Hay que recordar, que los niños no nacen
con autoestima, ésta surge y se desarrolla al interactuar con otras personas,
por eso, sus primeros contactos con padres, hermanos, tíos, abuelos, maestros y
amigos; tienen un gran impacto ya que la manera en que los demás lo vean,
influirá en forma decisiva en su propia percepción.
Al crecer, los adolescentes que tienen
en sus casas además del ejemplo, un bar y cigarrillos al alcance de la mano,
pueden ser regañados por querer imitar junto a sus compañeros, las conductas
aprendidas años atrás y que fueron festejadas por los mismos adultos.
Conocer a sus amigos, lugares que
visitan, sus gustos, preocupaciones, compartir como familia el tiempo libre con
actividades deportivas, recreativas y culturales, construirán fuertes lazos que
redundarán en un desarrollo sano y exitoso.
El periodo de vacaciones, así como, los
feriados y fines de semana, son buenos momentos para asistir juntos a visitar
museos, teatros, presentaciones musicales, centros deportivos y otros lugares
de entretenimiento, que por su puesto, no excluye los lugares de descanso y la
práctica de caminatas, natación, pesca y otras muchas actividades buenas para
el cuerpo y el espíritu.
Autor: Roberto Sancho Álvarez. San José,
Costa Rica.