Mi lente

 

JOHN HUSTON: AVENTURERO Y GRAN MAESTRO DEL CINE

 

John Huston (1906-1987) Hijo del actor Walter Huston, debutó en el teatro a los 19 años. Fue contratado por William Wyler para interpretar pequeños papeles y escribir guiones de varias de sus películas. (Como “La casa de la discordia” o “Jezabel”) y trabajó en una cantidad impresionante de guiones a finales de los 30’s y principios de los 40’s (El sargento York, El doble crimen de la calle Morgue, El último refugio, entre otras). Su seriedad y constancia no tardaron en abrirle las puertas de la dirección

Fue un personaje inquieto, ya que también fue boxeador, periodista, novelista, militar, criador de caballos, cazador, coleccionista de arte, etc. De hecho, en su adolescencia llegó a ser un campeón de boxeo y ejerció como agregado militar estadounidense en el ejército mexicano. Contrajo su primer matrimonio a la temprana edad de 20 años. Vivió como pintor callejero en París durante una temporada, trabajó como actor y fue redactor en una revista neoyorquina.

Su primera película como director, de la que también fue guionista, “El halcón maltés” (1941), sigue siendo considerada una obra maestra de la historia del cine y una de las mejores películas policíacas de la historia, con Humphrey Bogart como protagonista. Sus siguientes películas importantes también estuvieron protagonizadas por Bogart; su primer filme de la posguerra, “El tesoro de Sierra Madre” (1948) tuvo un gran éxito de crítica y Huston ganó, personalmente, 2 Oscar: al mejor director, al mejor guión, y su padre el del mejor actor secundario.

 

En 1950 dirigió la que es considerada su mejor película, “La jungla de asfalto”, un clásico del género negro, con un intrincado manejo de la trama y el ambiente. Con su siguiente película, “La roja insignia del valor” (1951), otra de sus obras maestras, cosechó otro éxito de crítica, pero fue un fracaso comercial, y con “La reina Africana” (1951) tuvo un resonante triunfo y demostró hasta dónde estaba dispuesto a llegar para rodar una película, rodando en El Congo, con mosquitos, calor y todo tipo de enfermedades. Errol Flynn y Trevor Howard también sufrieron grandes penalidades durante el rodaje de “Las raíces del cielo” en el Chad. A partir de entonces cosechó más fracasos que éxitos, y la crítica comenzó a infravalorar hasta sus mejores obras como Moby Dick (1956)

 

Moby Dick se rodó de forma parcial en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria durante la Navidad de 1955. La presencia en la Isla de dos leyendas, el mismo Huston y Gregory Peck (su protagonista), ha convertido el rodaje en uno de los mitos de las Islas Canarias. En unos astilleros del Puerto de La Luz se construyó la maqueta de la gran ballena blanca para la decisiva secuencia final del filme. En sus memorias, John Huston recuerda el rodaje en y cuenta cómo el que quizás puede considerarse el plano más importante de la película (aquel en el que el brazo inerte del capitán Ahab, a lomos de la gran ballena blanca se mueve al vaivén de las olas como indicando a sus marineros que prosigan la caza) surgió de forma imprevista gracias a una mezcla de fortuna e impericia por parte de los técnicos locales que se encargaban de transportar sobre las aguas la gran maqueta del animal y no enlazaron totalmente al maniquí que sustituía a Gregory Peck.

 

Muy criticado en los 60’s por películas como “Los inadaptados” (The Misfits,1961) y “La noche de la iguana” (1964) escritas por los geniales dramaturgos Arthur Miller y Tennessee Williams respectivamente, ahora son películas de culto y encierran anécdotas, mitos y leyendas que son parte de la mística del cine: “The Misfits” fue la ultima película que filmaron en sus vidas Clark Gable –quién ya estaba desahuciado a causa del cáncer- y la inolvidable Marilyn Monroe quien se suicidaría un año después, apenas cumplidos los treinta y seis años.

Por su parte, “La noche de la Iguana” fue filmada en Puerto Vallarta, México en condiciones muy especiales: se construyó un set especial donde se reprodujo con gran fidelidad un típico “pueblito” mexicano, las anécdotas del romance y las peleas entre Richard Burton y Elizabet Taylor fueron noticia mundial –se dice que el compositor mexicano Pepe Guízar, compuso, en el set, el famoso bolero “Jacaranda” en homenaje a los ojos color violeta de la Taylor-. La película resultó muy atrevida para su tiempo, con el audaz tema de un pastor alcohólico, acosado por sus remordimientos…y las sensuales Ava Gardner, Sue Lyon y Deborah Kerr. La dirección de fotografía estuvo a cargo de “nuestro” Gabriel Figueroa y fue producida, en parte, por Emilio “El Indio” Fernández.

 

Aunque Huston era apreciado en el mundo del show bisnes, sus películas no “recuperaban” y como el producía y arriesgaba su propio dinero, tuvo que hacer un cine mas comercial, con resultados muy disparejos. Tales fueron La Biblia (The Bible, 1966); Casino Royale (1967, por la que desfilaron hasta cinco diferentes directores), la incomprendida “Reflejos de un ojo dorado” (Reflections in a Golden Eye, 1967); “La horca puede esperar (Sinful Davey, 1968); “Paseo por el amor y la muerte” (A Walk with Love and Death, 1969); “La carta del Kremlin (The Kremlin Letter, 1970). Películas que resultan casi desconocidas en la actualidad.

Pero logra resurgir como director con la “Ciudad Dorada” (Fat City, 1972) drama sobre el boxeo y sus entrañables personajes marginales y “perdedores”. Tres años después emprende y retoma el cine de aventuras y el tema épico con la epopeya de Kipling “El hombre que sería Rey”. Un bello filme de aventuras, dirigido con la maestría de Huston. Paisajes impresionantes y un duelo de actuación entre Sean Connery y Michael Caine. La cinta es subyugante y vigorosa. Las dos características más importantes del Huston de juventud y decantadas en su madurez como artista.

De ahí en adelante, consigue realizar sus últimas películas con excelentes producciones. Su prestigio lo persigue y, ya sea como actor, escritor, productor o el genial director que siempre fue, la industria le rinde pleitesía y consigue el triunfo financiero y cierra con Broche de Oro con dos excelentes películas: la malévola comedia con trama mafiosa “El honor de los Prizzi” (1985) con la que gana su cuarto Oscar como director.

Su memorable despedida es con la crepuscular y emotiva película “Dublineses” (The Dead, 1987), basada en un cuento homónimo de James Joyce. Otras películas que no puedo dejar de mencionar porque traen buenos recuerdos a Mi lente serían: “Moulin Rouge” (1952), “La burla del diablo” (1953), “Los que no perdonan” (1959), “Freud, pasión secreta” (1962), “Sangre sabia” (1979) y “Bajo el volcán” (filmada en México en 1984).

Este mes de julio, la Casa de la cultura dedicó su ciclo a este entrañable director y dio comienzo con “Moby Dick”, finalizando con “El Hombre que sería Rey”.

 

Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

                  

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