UN ICONO DE LA HISTORIA LATINOAMERICANA
“EL CHE”, “DIARIOS DE MOTOCICLETA”
Ernesto “Che” Guevara es un ícono de la historia
latinoamericana y el pasado 14 de junio cumpliría 79 años de nacido y el 9 de
octubre de este mismo año, 40 años de su muerte. La biografía del “Che” se
encuentra entre la verdad y la leyenda, por ello la Casa de la Cultura de
Cancún, como parte del Ciclo: “Cine Latinoamericano Actual”, de Cinefilia, que
coordina Rafael Fernández Pineda, y presentó el pasado lunes 18 de junio, en su
Auditorio la película “Diarios de Motocicleta” filmada en el año 2004.
Ficha técnica
Dirección: Walter Salles.
Países: Argentina, Brasil, Chile, Perú y
USA.
Género: Drama.
Actores: Gael García Bernal (Ernesto
Guevara de la Serna), Rodrigo de la Serna (Alberto Granado), Mía Maestro
(Chichina Ferreira), Mercedes Morán (Celia de la Serna), Jean-Pierre Noher
(Ernesto Guevara Lynch), Marina Glezer (Celita)
Guión: José Rivera; basado en el libro
"Notas de viaje" de Ernesto "Che" Guevara y en el libro
"Con el Che por Sudamérica" de Alberto Granado.
Producción: Michael Nozik, Edgard
Tenembaum y Karen Tenkhoff.
Producción ejecutiva: Robert Redford,
Paul Webster y Rebecca Yeldham.
Música Gustavo Santaolalla.
Fotografía: Eric Gautier.
Montaje: Daniel Rezende.
Estreno en España: 8 Octubre 2004.
Sinopsis:
El mejor resumen de esta película fue
escrito por su personaje principal, hace 55 años:
“El personaje que escribió estas notas
murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, yo, no soy
yo, por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra
‘Mayúscula América’ me ha cambiado más de lo que creí”.
“Ernesto Guevara de la Serna” (Notas de
viaje)
Comentario:
Hacer una película sobre un personaje
histórico siempre entraña un gran riesgo, pero si el personaje en cuestión
alcanza la categoría de leyenda o mito fuertemente instalado en el imaginario colectivo,
éste riesgo se multiplica. En 1952, un inquieto joven estudiante de medicina,
procedente de una familia de clase media argentina llamado Ernesto Guevara se
lanzó, con su amigo Alberto Granado, a uno de esos viajes aventureros que, a
medio camino entre la inconsciencia y la aureola de lo épico, les llevó a
recorrer gran parte del continente, de Buenos Aires a Caracas (más de 10.000
Km.) a lo largo de siete meses. Un viaje que comenzó como una aventura juvenil
y que acabó resultando en una esencial toma de conciencia que, con el tiempo,
convertiría al joven Ernesto en el revolucionario “Che” Guevara que triunfaría
en Cuba y que encontraría la muerte en Bolivia, -siguiendo los dictados de esa
su convicción ideológica- apenas quince años después de los hechos que se
narran en la película.
Walter Salles, que ha demostrado en sus
trabajos anteriores, como director, ser un autor con una clara conciencia
social de la problemática de su país, Brasil (la estupenda “Estación Central” y
la tristemente inédita entre nosotros “Un Abril despedazado") o como
productor (“Ciudad de Dios”, “Madame Satã”) y de los endémicos males que
afectan a todo el continente sudamericano, ha contado con apoyos procedentes de
varios países (y muy especialmente de Robert Redford a través de su Instituto
Sundance) para construir este relato de un viaje iniciático que tiene la gran
ventaja de ser sumamente fiel a sendos textos literarios escritos en su momento
por los protagonistas de la historia, lo que le permite esquivar casi en todo
momento la tentación del retrato laudatorio del que más adelante se convertirá
en leyenda y mostrar aquel viaje como lo que fue: un deslumbrante
descubrimiento en el que la realidad, con toda su carga de crudeza, terminó por
imponerse a las lógicas ganas de divertirse del par de bohemios y jóvenes
viajeros.
Y es que el verdadero acierto de la
película, magníficamente rodada en un tono en el que predomina la nerviosa,
inmediata mirada del documental pero que no por eso deja de lado, la
construcción clásica del relato, está precisamente en aprovechar la misma
estructura narrativa con la que el propio Guevara dejó constancia de sus
impresiones en sus “Notas de viaje”, tomadas a lo largo de aquella peripecia:
Salles alterna la aplicada construcción de sus personajes y la enumeración de
las anécdotas, a menudo rayanas en la picaresca, con la a veces brutal forma en
la que descubren la realidad de su continente: pobreza, enfermedad, injusticia
social para con los desposeídos o los indígenas, ignorancia... pero también la
apabullante belleza, la dignidad y la solidaridad de un pueblo que, según las
palabras del propio Guevara casi al final de su viaje, “constituye una sola
raza mestiza que desde México hasta el Estrecho de Magallanes presenta notables
similitudes”. Una idea, la de esa sólida conciencia panamericana, que a partir
de la estupenda escena del encuentro con la pareja de comunistas perseguidos en
el desierto de Atacama en Chile, se hace dolorosamente presente para no
abandonar ya a ambos en su viaje, que se transforma sutilmente en algo mucho
más serio.
El final de la película es intensamente
revelador, cuando el personaje solo acierta a decir: “No sé que voy a hacer,
este viaje me ha cambiado muchas cosas”.
Casa de la Cultura de Cancún.