FELIZ AÑO NUEVO
Por Luis González
-Que frío hijo de puta.
Dijo Martha mientras castañeaba los dientes y cerraba la puerta.
En la oficina nos encontrábamos muy abrigados y con tazas de humeante café sobre la mesa.
Ella no era mi novia pero hacía algunos meses que salíamos como amigos cariñosos.
Mi plan de esa noche, era largarme con ella y dejar a mi segundo en la oficina aburriéndose toda la noche pendiente de novedades o emergencias.
Esa vez nos había tocado en suerte quedarnos de guardia a nosotros.
Mientras todo mundo estaba con su familia tomándose unos alcoholes y disfrutando del fin de año, a mí me tocaría estar al pendiente de un teléfono.
Los compañeros me contaban que en año nuevo nunca pasaba nada en éste país, que todo mundo estaba de fiesta, hasta los malos.
Yo riendo contestaba que sí. Por que los únicos malos eran los políticos y se toman vacaciones de navidad.
Desde siempre, he tenido el deseo de escuchar las campanas de año nuevo dentro de una mujer; y escuchar nuestros besos y jadeos mezclados con las campanas y los júbilos de la gente.
Casualmente eso no es fácil de cumplir por que como es un día familiar se tiene que permanecer en a reunión.
Martha y yo vivíamos solos y en algún momento yo le había confesado mi fantasía.
Ella no pudo salir a Durango a visitar a su familia y obviamente yo tampoco me pude ir a la costa.
Así que se nos ocurrió pasar esa noche juntos.
Ahora las cosas se complicaban, yo tenía que estar de guardia y los planes se venían abajo.
No, eso se podía arreglar, para eso existen los subordinados; y que diablos podía dejar a mi segundo.
Así que todo estaba arreglado.
A las 20:30 llegaba ella por mí.
Le ofrecí mi café, y riendo contestó:
-No quiero conocer tus secretos.
Mientras se servía de la cafetera yo di las últimas instrucciones a mi segundo.
-Me llevo el radio, pero solo llámame si existe alguna clave naranja.
La línea privada comenzó a sonar justo en ese momento.
Que suerte pensé, la contesto y queda evidencia de que estuve aquí de guardia.
Descolgué y la voz que escuché me sorprendió.
Era el secretario del halcón.
Con breves pero significativas palabras me puso al tanto de lo que sucedía y de lo que se tenía que hacer.
-¡A la mierda la clave naranja y a la mierda mi noche de año nuevo!
Le dije a mí segundo:
-El país tiene una clave verde y hay movilización de tropas.
El sonrió y me dijo socarronamente.
-El 28 ya pasó, dile al hijo de puta que te llamó que hoy no es día de bromas.
Yo recordé que Martha estaba ahí esperándome, me acerqué a ella y con la molestia reflejada en mi rostro y en mi voz le dije:
-Lástima cielo, esa noche de año nuevo en la cama y dentro de ti tendrá que esperar por lo menos un año más.
Ella intentó objetar pero le tomé la mano y la acompañé suavemente hacia la puerta.
-Aquí se van a tratar asuntos del más estricto secreto oficial y por ningún motivo te puedes quedar un segundo más.
Mientras le despedía le di un tierno beso en sus labios, beso que no correspondió.
Me dio la espalda y se alejó con no sé que pensamientos en su cabeza.
Yo, fastidiado cerré la puerta con toda la violencia que pude.
Mi segundo incrédulo me dijo:
-De manera que no era broma, ¿qué está pasando?
Contesté con la voz entrecortada e incrédula también:
-Hay en los altos de Chiapas un movimiento armado que está desafiando al ejército.
-En pocos momentos comenzará a invadir la ciudad de San Cristóbal y empezará a disparar contra la zona militar de Rancho nuevo.
Mi subordinado continuó con las preguntas.
-Lo único que sé, es que es un movimiento que lleva algunos meses pero que el gobierno extrañamente ha tomado a broma.
-¿Recuerdas los informes de inteligencia de Marzo pasado?
-¿Recuerdas los artículos de la jornada del mes de Mayo?
-Pues de ese grupo se trata.
Se puso de pié y me dijo:
-¿Y nosotros qué?
-Aquí es donde empezamos nosotros a trabajar amigo.
-Tenemos que sondear la moral de nuestro ejército, tenemos que hacer un informe alterno al militar y sobretodo sacar la mayor información posible.
-Ya sabes toda la información política que haga falta.
-Organiza una avanzada de apoyo.
Necesitamos un escuadrón de asalto bien equipado, 2 orejas muy hábiles y 3 guardaespaldas para mi seguridad.
-Además tú irás, conmigo.
-Consigue con el ejército un helicóptero artillado y con insignias, así como los salvoconductos necesarios para nuestro trabajo.
-Yo convocaré a otro grupo para que se hagan cargo de la oficina.
Mientras mi subordinado cumplía mis órdenes yo me dirigí al vestidor.
Me coloqué el equipo de campaña.
Revisé mis armas y me cercioré que los cargadores y cartucheras estuvieran bien dotadas.
La verdad es que como ciego era casi imposible que yo me viera involucrado en acción.
Como dolía saber que yo estaba ahí por influencias y no por que fuera el más apto para el puesto.
Sin embargo quería hacerlo bien.
Después de estar listo me dirigí al teléfono y llamé al jefe del grupo Tucán.
-Hola, preséntate a la oficina en 25 minutos.
-Y necesitas que esté aquí tu equipo completo a más tardar a las 22:10.
El objetó: -Pero.
-Nada tenemos una clave verde, aunque no lo creas una clave verde y estoy designado como sembrador.
Colgué el teléfono y comencé a prestarle ayuda a mi segundo que estaba como loco consiguiendo lo necesario para la misión.
Cuando los hombres estuvieron listos me reuní con ellos y con pocas palabras los puse al tanto de lo que pasaba.
-Se que es algo nunca antes ocurrido pero siempre hay una primera vez.
-Ni modo nos tocó a nosotros.
Cuando el grupo tucán llegó a tomar posesión de la oficina y todos los detalles estuvieron aclarados nos dirigimos mis hombres y yo al Campo militar a tomar nuestro transporte.
Ese fue otro momento desagradable.
Nuestra corporación por lo general no se llevaba bien con nadie.
Y los soldados no eran la excepción.
Sin embargo cuando llegamos había varios coches del estado mayor y el francesito secretario del halcón, estaba en persona esperándonos.
-Las órdenes son solo recabar información.
-No pueden intervenir por ninguna circunstancia.
Mi segundo imprudentemente interrumpió:
-¿Entonces a qué vamos?
El secretario simplemente dijo:
-Las preguntas las hago yo, decía que solo tienen que recabar información y le tienen que dejar claro al ejército que el presidente en persona controlará las decisiones importantes.
-Suerte.
Tomamos el helicóptero y le indicamos al piloto el destino.
Las doce campanadas nos encontraron en pleno vuelo.
El piloto nos dijo:
-¡Feliz año!
Nosotros solo nos reímos y asentimos con la cabeza.
Sentíamos como el miedo y la desconfianza nos invadía y nos dominaban.
Pensaba en Martha y en mi familia.
Mis papás sin saber nada celebraban tranquilamente, y Martha me estaría mentando la madre a esa hora.
Volví a revisar mi armamento y pasé revista a mis hombres mientras con cada uno hacíamos un repaso de sus armas.
Cuando el piloto pidió instrucciones en Rancho nuevo para aterrizar por el radio solo escuchó:
-Estamos bajo ataque, aeropuerto cerrado.
El piloto puso cara de estúpido, por supuesto que nosotros ya sabíamos eso pero el piloto no estaba enterado de nada.
Me acerqué y le dije:
Diles que aterrizarás bajo tu propio riesgo que traes un mensaje del comando central.
Dimos vuelta sobre el lugar unos minutos hasta que de tierra nos confirmaron que los soldados no nosdispararían pero que no se hacían cargo del bando agresor.
Cuando los motores del helicóptero se hicieron evidentes nos iluminaron varias ráfagas.
Le dije al piloto:
-Lanza bengalas de fuego.
-Y has unos disparos con tu cañón de 53 milímetros con suerte nos dejen de disparar.
-Asegúrate de disparar hacia arriba.
Así entre balas y sustos logramos bajar.
Cuando abrimos la puerta 3 pelotones de soldados nos apuntaban.
Un capitán se acercó para identificarnos.
En ningún momento los soldados bajaron sus armas, por el contrario cuando el capitán nos conducía al cuartel ellos nos rodeaban y cada uno IBA seleccionando su posible blanco.
Yo tenía ganas de gritarles, que el enemigo estaba del otro lado de la cerca, sin embargo procuré estar tranquilo.
Mis 3 guardaespaldas y mi segundo me flanqueaban, mientras el escuadrón de asalto iba detrás visiblemente desconcertado.
Se escuchaban por todos lados órdenes y disparos.
Sin embargo algo extraño pasaba.
A pesar del ataque los soldados estaban tranquilos y las órdenes eran mesuradas y concretas.
Pensé que ese era un ejército bien disciplinado y preparado para una contingencia así.
Cuando estuve frente al General Jefe de la zona militar le planteé concretamente nuestra misión y nuestras órdenes.
El sonrió con mucha confianza y me dijo:
-Solo asegúrense de no recibir una bala perdida que por lo demás no hay ningún problema.
-Quedan libres de deambular por la base libremente e incluso si quieren visitar cualquier lugar les puedo proporcionar vehículos y apoyo.
Algo pasaba ahí.
Estaban siendo atacados sin embargo estaban todos tranquilos.
Se escuchaban las ráfagas de armas ligeras y de vez en cuando uno que otro obús pero no escuchaba ninguna ametralladora pesada.
Cuando estuvimos listos le dije al comandante del escuadrón.
-Date una vuelta con tus hombres en las posiciones de defensa.
-Y me haces un informe completo.
Ordené, a un guardaespaldas que en la medida de lo posible procurara infiltrarse entre los atacantes o que por lo menos se acercara a ellos lo más posible.
Quisiera contarles con detalle lo que observamos ahí sin embargo es imposible por la cantidad de cosas que se me escaparían.
Solo faltaba que aquello fuera un simulacro.
Los soldados perfectamente coordinados y el enemigo disparando sin ocasionar ningún daño severo a las instalaciones.
Después de 24 horas de tiroteo constante seguía sin entender por qué las ametralladoras pesadas seguían calladas.
Tampoco los soldados organizaban alguna acción contraofensiva.
Sabía por los partes oficiales que habían llegado los refuerzos y que la ciudad de San Cristóbal estaba recuperada y que un par de tanques cobra decoraban la plaza.
¿Por qué la unidad blindada no atacaba al enemigo desde fuera para romper el cerco?
¿Por qué la artillería no hacía un ataque en serie para volar las trincheras enemigas?
Llegaron 3 aviones T38 para bombardear las posiciones enemigas.
Más preguntas.
¿Por qué no el escuadrón de F5?
Los 3 T38 bombardearon inclementemente una zona selvática cercana pero el enemigo siguió inamovible en su posición.
Cuando el jefe de escuadrón me rindió su informe me quedé estupefacto.
¿Era verdad?
Los soldados tenían orden de repeler el ataque pero no de avanzar.
Sus órdenes se limitaban a cubrir el perímetro.
Las unidades de apoyo se concretaban a proteger ranchos y casas de gente importante.
Los vehículos blindados se dedicaban a pasear por las carreteras de la región.
Cuando se cumplieron 4 días del asedio el enemigo se retiró sin que nadie lo persiguiera o le estorbara el escape.
Yo recibí órdenes de regresar con mi informe.
Cuando coloqué mi informe en la mesa del halcón, él me dijo:
-Siéntate.
Lo leyó supongo que un par de veces por el tiempo en que tardó en dirigirme la palabra.
-Buen chico aunque muy incisivo.
Me dijo.
Continuó:
-Tu informe está perfecto, debiste ser general, aunque por tu ceguera supongo que no es buena idea.
-Muchas gracias por tu esfuerzo.
-Tómate unos días de vacaciones y olvida Chiapas.
De regreso en mi casa me esperaba Martha.
Y mientras nos abrazábamos me preguntó:
-¿Me puedes contar algo?
-No, demasiado bien sabes que del trabajo no puedo hablar.
Mientras le besaba y cuidadosamente le quitaba la ropa a mi mente venían escenas y palabras de los días pasados.
¿Qué fácil era emprender acciones concretas?
Un coronel me había comentado ya en estado de ebriedad:
-Con una brigada y una unidad blindada puedo hacer polvo a esos revoltosos pero tal parece que el gobierno los cuida más a ellos que a nosotros.
Cuando terminé con la ropa de Martha nos abrazamos y me quedé con una idea espantosa en la mente.
-¿Porqué no se había terminado con aquel movimiento en los primeros momentos?
En mi convivencia con los soldados había escuchado sus exclamaciones de impotencia.
Se sentían desesperados, pero su desesperación era por que no los dejaban salir a enfrentarse con sus adversarios.
Mientras mi lengua recorría suavemente la piel de Martha mi mente seguía estacionada en aquel conflicto.
El comandante de mi escuadrón de asalto al finalizar su informe había agregado:
-Chingo a mi madre, que estos soldaditos están jugando.
Y mientras Martha y yo, nos hundíamos en el éxtasis del amor alcancé a escuchar en la televisión:
-"Éste conflicto debe tener una salida política".
Bum, la luz se hizo para mí.
Comprendí de golpe y porrazo que todo aquello era un lindo juego o al menos así lo sentí en ese momento.
La rabia me recorrió como una holeada de calor.
Recordé, a algunos cuantos indígenas muertos por imprudentes, y a los soldados corriendo, y a mis hombres aterrados en aquel helicóptero.
Y así, mientras sentía cada centímetro de la piel de Martha me dí cuenta que:
El hombre es insignificante para el poder.
Sentí más miedo que en el helicóptero y me aferré al cuerpo de Martha como quien se aferra a la vida misma.
Y aunque sentía su cuerpo junto al mío me sentía solo, tan solo como aquellos muertos en las campiñas chiapanecas, tan solo como una bala cuando se dirige a su blanco.
Tan solo como cuando alguien tiene una enfermedad contagiosa y nadie se acerca por miedo.
Tan solo como el ser que deja de serle útil al poder.
Yo sabía o creía saber un gran secreto sin embargo tenía que callarlo.
Cuando nos quedamos quietos después del amor, Martha me dijo:
-El profe Mendiola dice que los zapatistas son un invento del orejón.
Yo solo contesté:
-El profe, tiene algún tornillo suelto.
Pero dentro de mí, me pregunté:
-Será posible que casi nadie se dé cuenta?
Mientras Martha y yo nos quedábamos dormidos volví a escuchar al halcón en su trono decir:
-Tu informe está perfecto, debiste ser general, aunque por tu ceguera supongo que no es buena idea.
-Muchas gracias por tu esfuerzo.
-Tómate unos días de vacaciones y olvida Chiapas.
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