HÉRCULES

 

El mas famoso de los héroes de la antigüedad pagana. Era hijo de Zeus y Alcmena, nació en Tirinto (Beocia) en el siglo XIV antes de J.C. En poco tiempo adquirió corpulencia y fuerzas extraordinarias y se hizo célebre por innumerables hazañas maravillosas, entre las que destacan los DOCE TRABAJOS que para purificarse le encomendó Euristeo, rey del Peloponeso y hermanastro suyo. Una vez muerto, Hércules fue admitido en el Olimpo, donde se casó con Hebe, diosa de la juventud.

DOCE TRABAJOS

1.- EL LEÓN DE NEMEA.- Un vastísimo bosque de Argólida, llamado Nemea, servía de refugio a un enorme león que devoraba todos los rebaños de los contornos. Euristeo, impuso a Hércules la obligación de matar la terrible fiera, azote de la comarca. Hércules, con su arco y su carcaj, se dispuso a buscar al monstruo, le disparó con su arco, pero sus flechas se rompían y caían sin un rasguño en la piel del león. Cogió una gran maza y le asestó un golpe en la cabeza, pero la maza se rompió en mil pedazos. Por último, entabló una lucha cuerpo a cuerpo, venciéndole. Lo despedazó y con su piel se hizo un manto protector que llevó en todas sus hazañas. 

2.- LA HIDRA DE LERNA.- La Hidra era una serpiente monstruosa que habitaba en el fondo de las lagunas de Lerna, en el país de Argos. Dotada de numerosas cabezas, cada vez que cortabas una, se reproducía, siendo necesario el cortarlas todas a la vez para exterminarla. Con la ayuda de su amigo Iolas, según cortaba una cabeza la iban quemando, hasta acabar con el monstruo. Con la sangre de la Hidra, fabricó un veneno que luego se volvió en su contra.

3.- EL JABALÍ DE ERIMANTO.- En la Arcadia, por la montaña de Erimanto, moraba un jabalí colosal, terror de los rebaños y pastores de la zona. Hércules lo persiguió hasta que el jabalí cayó extenuado y, muerto de cansancio, se despeño por un barranco nevado. Hércules le llevó el cuerpo del jabalí a Euristeo, que a punto estuvo de morir de espanto.

4.- LA CIERVA DE CERINEA.- Viendo que era excelente corredor, Euristeo exigió a Hércules que le llevara, viva, una cierva que corría por las lomas y valles de Ménalos, en Arcadia. Tenía grandes cuernos, aún siendo cierva, y eran de oro. Las patas eran de bronce. Su fama era fundada pues nadie había logrado alcanzarla. Sabiéndola consagrada a Diana, Hércules no quiso matarla, pero emprendió su persecución durante un año entero. Al final consiguió rendirla; arrancó sus cuernos de oro y se la llevó a Euristeo.

5.- LOS PÁJAROS DEL LAGO ESTÍNFALO.- Estaba en el Peloponeso y era un lago inmundo que despedía un hedor putrefacto. Unos pajarracos de grandes dimensiones lo infectaban con sus detritus. No contentos de viciar el aire, tenían el pico, las alas y los garfios de bronce, con los que atacaban a hombres y animales, devorándolos y dejando sus restos despues del festín. Hércules, con unos grandes címbalos, regalo de la diosa Minerva, llegó a hacer un gran ruido, huyendo los pájaros en desbandada y acabando con ellos con sus certeras flechas. 

6.- LOS BUEYES DE GERIÓN.- Gerión, hijo de Crisaor y de Calirroe, estaba dotado de tres cuerpos y pasaba por ser el más fuerte de los hombres. Reinaba en Eritia, región de España, lindante con el océano. Su única sociedad consistía en un rebaño de bueyes rojos, feroces, guardados por un enorme perro de dos cabezas y por un dragón de siete bocas. Camino a España, a través de la costa africana, dejó un monolito en cada orilla al cruzar el estrecho, llamados posteriormente Las columnas de Hércules y, llegando a Eritia, de un mazazo acabó con el perro, aniquilando con sus flechas al dragón de siete bocas. Posteriormente, acaba con el gigante Gerión y llevó los bueyes por España, la Galia, Italia, Epiro y la Hélade, hasta llegar a Micenas.

7.- EL TORO DE CRETA.- Minos, rey de Creta, deseoso de merecer las simpatías de Poseidón, había formulado un voto: ofrecerle en sacrificio lo que el dios de los Mares haría surgir de las ondas marinas. Poseidón hizo salir de ellas un magnífico toro, bellísimo, tan bello que nadie había visto nunca otro semejante.  Minos se lo guardó, sustituyéndolo por un rumiante enfermizo y raquítico. Poseidón consideró que la cción de Minos era de mal gusto y no toleró la impostura. Para vengarse, comunicó al precioso toro unos impulsos que sembraron el terror en toda Creta. Hércules llega a Creta, coge al toro por los cuernos, le obliga a arrodillarse, lo ata, y echándolo a sus espaldas, lo pone delante de su hermanastro Euristeo. 

8.- LAS YEGUAS DE DIÓMEDES.- El rey de Tracia, Diómedes, hijo de Marte y Cirene, poseía unas famosas yeguas salvajes e indomables, que echaban fuego por las fosas nasales. Para alimentarlas, les ofrecía como pasto los extranjeros náfragos que llegaban a la costa. Hércules, con la ayuda de unos amigos, embarca hacia las costas de Tracia. Tan pronto descubre los establos, mata a los criados y pone a Diómesdes en el comedero, donde es devorado por sus propias yeguas. Las feroces bestias, una vez atadas, son llevadas a presencia de Euristeo.

9.- EL CINTURÓN DE HIPÓLITA, REINA DE LAS AMAZONAS.- Admeta, hija de Euristeo y, por tanto, sobrina de Hércules, había oído decir que la reina de las Amazonas llevaba un cinturón único por su elegancia y riqueza, pidiéndole a su padre que se lo proporcionara. Las Amazonas, mujeres guerreras de Capadocia, vivían de la rapiña y del producto de sus cacerías. Los hombres estaban excluidos de la sociedad, excepto una vez al año, para la procreación. En aquella época su reina era Hipólita, poseedora del famoso cinturón. Hércules y sus compañeros, atravesando el Helesponto, la Propóntida y el Bósforo de Tracia, se dirigen hacia el palacio de Hipólita cargados de numerosos presentes. A cambio, le solicita a la reina su cinturón. Cuando está a punto de entregarlo, el resto de Amazonas les atacan y entablan una lucha en la que hieren y matan a casi todas. La reina queda cautiva de Hércules, quién le arrebata el cinturón y se los entrega a Euristeo.  

10.- LAS MANZANAS DE ORO DE LAS HESPÉRIDES.- Euristeo ha oído hablar del Jardín de las Hespérides donde, entre otras maravillas, crecen unas manzanas de inigualable belleza, que se las denomina Manzanas de Oro. Nadie sabe donde se encuentra el citado Jardín y Hércules, después de numerosas indagaciones, al pararse en una fuente entabla conversación con una ninfa, que le remite a Nereo, viejo dios marino hijo del Océano y Tetis. Después de mucho insistir, consigue la ubicación del jardín, que se haya en el reino de Atlas, en Mauritania. Hacía allí se dirige y encuentra a Atlas inmovilizado bajo el peso de la bóveda celeste, que se vio condenado a soportar con la cabeza y espaldas. Éste le confirma que conoce el jardín y que pertenece a sus hijas las Hespérides, pero que si sujeta un momento al mundo, él irá a por las manzanas y se las entregará. Hércules suple al gigante en su misión de sujetar al mundo y espera el regreso de Atlas. Al poco tiempo regresa con las manzanas, pero le dice a Hércules que las va a entregar él a Euristeo. Hércules, simulando una fatiga, engaña a Atlas para que vuelva a suplirle en la sujeción del mundo y, una vez conseguido, se dirige con su botín a entregárselo a Euristeo. 

11.- LOS ESTABLOS DE AUGÍAS.- Augías, rey de Élida, poseía una considerable cantidad de bueyes, tal vez tres mil. Pero los establos donde estaban los bueyes, llevaban más de treinta años sin limpiarse, proporcionando infecciones y olores a media Grecia, sin conseguir que Augías llevara a cabo una limpieza. Hércules es encargado de la misión y, con el consentimiento del rey, que le ofrece la décima parte de sus bueyes si lo limpia en un día. Hércules abrió tres brechas en los muros y, desviando el curso del río Alfeo, con su caudal deja limpios los establos. Al reclamar lo convenido, Augías se resiste al pago. Hércules se lleva los trescientos bueyes, saquea la ciudad, mata al rey y entrega el reino al hijo de Augías, Fileo.   

12.- EL PERRO CERBERO.- Euristeo, con el ánimo de acabar con su molesto hermanastro, le encomienda un nuevo trabajo: capturar al perro Cerbero, perro guardián de los Infiernos. Para entrar en el reino de Haides se necesita un permiso especial. Mercurio, el mensajero de los dioses, lo consigue a cambio de que se presentase sin armas. Hércules se cubre completamente con la piel del león de Nemea y se dirige al Infierno donde, sin lanza, ni arco, ataca al terrible monstruo de tres cabezas. Lo reduce y, atado, lo lleva a presencia de su hermanastro quién, aterrorizado, lo devuelve a los Infiernos para que continúe sus servicios de guardián.

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