La Brújula

Efectivamente, orientarse consiste, dicho de una forma muy elemental, en situarnos con respecto a los puntos cardinales, pero cuando de verdad necesitamos la orientación, lo que todos buscamos es saber donde estamos y hacia donde debemos ir. Desde hace miles de años el hombre ha buscado mil y una forma de dirigir sus pasos con certeza. De esta necesidad nacieron los instrumentos de orientación, en especial la brújula y los mapas, y después otros cada vez mas sofisticados como los altímetros, hasta llegar al GPS., el último grito.

Hace unos dos mil años, los pastores de Magnesia, en la actual Turquía, contaban que sus cayados de metal y los clavos de su calzado quedaban cubiertos de piedrecillas y trozos de roca negra que había en el suelo. Si llevaban espadas u otros objetos metálicos, observaban que se cubrían de un polvo compuesto de diminutos granos de color oscuro.

Con el tiempo, la gente descubrió que si colgaba de un hilo un pedazo largo y delgado de roca negra de Magnesia, éste daba vueltas hasta que un extremo apuntaba al norte y el otro, al sur. La roca magnética acabó por ser usada como guía por marinos y viajeros, pues permitía saber en todo momento qué rumbo tomar, se trataba de un imán.

 

 

Al principio la gente creyó que la aguja era atraída por la estrella polar o alguna montaña misteriosa de las inhóspitas e inmensas regiones árticas. Pero en el siglo XVI William Gilbert (1540-1603), médico y científico inglés, llevó a cabo algunos experimentos sobre el magnetismo y demostró que la Tierra obliga a la brújula a apuntar al norte. Llamó polo norte a la punta que señala ese punto y al otro extremo polo sur. Descubrió que al romperlo conserva la bipolaridad; es decir, ambos polos aparecen siempre en los extremos opuestos de un imán. También averiguó que dos polos iguales (norte-norte o sur-sur) se repelen cuando trata juntarlos, en cambio si son distintos(norte-sur) se atraen.

Usando instrumentos de navegación como la brújula, el astrolabio, el cuadrante y el sextante, los navegantes se pudieron ubicar con mayor facilidad, lo que permitió que se animaran a separarse de las costas e incursionar en altamar.

En estos años que han transcurrido desde que se vulgarizó el uso de la brújula, su mecanismo no se ha modificado sustancialmente.

 Sí ha variado enormemente la forma de presentación y hoy en día pueden encontrarse numerosos modelos, más o menos sofisticados, con mas o menos elementos, pero que cumplen todas ellas con el mismo propósito: dirigir nuestros pasos hacia el Norte.  

 

 En algunas brújulas, el limbo se monta sobre una base transparente de forma rectangular, cuyos lados llevan un escalímetro con las escalas mas comúnmente utilizadas, o una regla en centímetros y pulgadas, para medir distancias sobre el plano. En la base de la brújula también suele incorporarse una flecha de dirección, que es la que una vez tomado un rumbo nos indica la dirección que debemos seguir. Como opciones puede llevar una pequeña lupa que sirve pare ver mejor los detalles sobre un plano. Otros modelos no montan el limbo sobre una base, por lo que la brújula tiene una forma "redondeada"; en estas se incorpora una tapa que además de servir de protección, sirve pare determinar la dirección que debemos seguir con el visor filar, (igual que la flecha de dirección del modelo anterior).

 También hay brújulas del modelo de base rectangular que incorporan una tapa con un espejo en su interior que sirve para medir un rumbo con mas precisión que la simple flecha de dirección, pues utilizamos el espejo para mirar el limbo de la brújula y comprobar que la aguja no se mueve, al tiempo que por el visor de la tapa, ligeramente inclinada nos marcamos una referencia lejana. Este visor cumple la misma función que el visor filar de los modelos de brújulas redondas. Además, cuando estamos en el campo, este espejo puede cumplir la misión para la que en realidad están hechos: el problema del afeitado o del peinado además de servir para hacer señales en caso de emergencia.

   

Tipos de brújulas

  No se puede hacer una clasificación rigurosa de las brújulas pues, en esencia, todas sirven para "orientarse", y es mejor tener una brújula, sea del tipo que sea, que no tenerla.  

Haciendo un esfuerzo podríamos hacer una clasificación en brújulas de limbo fijo y brújulas de limbo móvil. Las primeras son las más útiles para montañeros, y en general, para quienes necesitan brújulas que lleven además mas complementos como clinómetro para medir inclinaciones, escalímetro, regla... e incluso doble o triple graduación del limbo (sexagesimal, en 360°; centesimal, dividido en 400 grados, o los más exhaustivos, que dividen el limbo en 3.600 milésimas), muy útil cuando queremos dar los grados con mas precisión o cuando no queremos o no podemos hacer la transformación de un sistema a otro.

 Las segundas son brújulas de uso más habitual dentro de las cuales podemos incluir a su vez las de tiempo libre, que son de un montaje muy básico, y las perfeccionadas que sin ser tan sofisticadas como las de montaña si incorporan algún accesorio que puede ser de utilidad como el escalímetro. Por supuesto hay modelos que combinan varios accesorios de todos los tipos, por lo que hay brújulas para todas las necesidades.  

 

 Cómo hacer una brújula

 


Consigan una aguja o alfiler. Sujétenlo y froten la punta, desde el centro en una sola dirección, unas veinte veces con el polo de un imán. Hagan lo mismo del otro lado de la aguja utilizando el polo opuesto. La aguja se habrá convertido en un imán con polo norte y sur que además de levantar alfileres, clips o clavitos, nos servirá como brújula.

Para armar la brújula, pueden atar un hilo alrededor de la aguja para que gire libremente, o atravesar a lo largo un pedacito de corcho para que pueda flotar en un recipiente con agua. En ambos casos, cuando la aguja deje de girar señalará al Norte. Si la tocas con el polo sur del imán apuntará al norte, y viceversa.

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