Adulto
el Merluzo debes buscar.
Con
artes rodajas en fino su alma.
Calientas
su carne y observas con calma
El
dorado final de este rico manjar.
Esquemas
sociales, fiestas cristianas,
De
resaca dos tardes y una rama de enebro
Masticados
con gracia, reventado el cerebro
Olvidado
dos días, te quitas las canas.
Mezclando
el merluzo con astucia elegante
El
fogón creativo azuzado de ingenios
Enfría
la muerte y el pez petulante
Confiesa
quererte, y se muere de risa.
El
plato está listo para el meme deleite
Al
probarlo te miro y tu pupila se irisa.
.Lentejas
con flora Cañí.
Estas lentejas
son legumbres portátiles, tan buenas bajo la manta como bajo la sombrilla.
Se preparan sin prisa, sin cerdo y sin complicaciones (se concibió
esta receta para ollas precoces).
Es
necesario llevarse del huerto lo siguiente:
Una uva beoda (un vaso de vino blanco)
Una viuda llorona (Cebolla)
Una virtud mancillada (Calabacín)
Tres pelirrojas enjutas (Zanahorias)
Un obispo en pelota (Berenjena)
La Sangre de Oz (lata de tomate 250gr)
Ahoga las
legumbres más de una sola noche. Los más volátiles esperad
a que se hagan hombres (y les salga un rabito).
Despelota
al obispo, trocea su cuerpo ovalado en poliedros y deja que piense en salado
remojo (no es necesario saber geometría para forrar al cura).
Llama a la viuda, desnúdala con ternura y, sin dejar que las lágrimas
empañen un buen trabajo, trocea su cuerpo a conciencia y al puchero
con ella. Embriagada de aceite se dorará la vieja.
La virtud mancillada, pelada y rebanada (así se sienten algunos después
de ver el diario bobo de la caja tonta, pero ésa es otra historia...).
Arroja la vergüenza al cazón y mezcla la virtud con la viuda.
Que se toquen y se cuenten los secretos.
Las pelirrojas (pobres despistadas) peladas de frío, sin su piel de
labriegas, y laminadas, correrán la misma suerte: la olla.
Ahora escurre y lanza al averno floral los trozos del divino feligrés.
Mezcla la sangre con azúcar y sal (una cucharadita de cada), sangría
sobre el puchero, añade las lentejas húmedas de pasión
y que se conozcan.
Al primer hervor, fragor diálectico de lo mudo, alegra con uva y cierra
con tiento la olla. Solo queda esperar lo esperable: entre 500 y 900 segundos,
dependiendo de lo moderno del hardware.
Por una
vida compleja llena de manjares sencillos.
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