DEMASIADO BUENOS PARA SER MALOS, Y VICEVERSA
Publicado en Gran Valparaíso
" Cuando un equipo anda bien,
no anda mal, y viceversa"
(MARIANO PUYOL)
Es común ver en los medios
nacionales, artículos escritos por fastidiados cronistas quejándose
"de lo malos que somos para el fútbol y que no hay nada que hacerle".
Obviamente estas opiniones tienen su proliferación cuando algún
equipo nacional es humillado o simplemente derrotado en alguna competencia internacional.
Todos corren a sus teclados a tipear "nunca le vamos a ganar a nadie, somos
los más malos del mundo, etc., etc." Claro que cuando ocurre alguno
de nuestros esporádicos triunfos, todos se quedan bien calladitos acechando
detrás de la puerta hasta la próxima caída. Todos ellos
son miembros de lo que el periodista Juan Cristóbal Guarello denomina
"Sportivo Perder". Los que se enfurecen cuando pierde el representativo
nacional, los que dejan de ir al estadio, los que apagan la tele cuando el equipo
sufre la ignominia de un gol decisivo o un error grosero que nos priva de un
resultado favorable. "No hay nada que hacerle, somos malos".
Yo considero que el problema es un poco más fino. Si bien no somos ni
nunca hemos sido la superpotencia del fútbol mundial, tampoco somos el
peor equipo del planeta. O sea, somos demasiado malos para estar entre los buenos
y demasiado buenos para estar entre los malos.
Así, vivimos en un permanente estado de indefinición. Podemos
enfrentar a Brasil con resignación y , oh sorpresa, darles un toque y
ganar 4-0, o que ellos nos pasen todas las carrozas de las comparsas del carnaval
por arriba bailando capoeira y nos metan diez. Y después medirnos con
Bolivia y ganar con justicia, o que ellos nos den un baile con tinkú,
tarqueada y diablada incluida.
Si fuéramos tan malos, no habríamos ido a siete mundiales (bueno,
aunque en tres de ellos no jugamos clasificatoria) y no habríamos obtenido
un quinto y un tercer puesto. Si bien nunca Chile ha ganado una Copa América,
cosa que sí han hecho Perú y Bolivia, los clubes chilenos han
logrado llegar a seis finales de Copa Libertadores, lo que no ha logrado ninguno
de los equipos de los países ya mencionados. Y parece ridículo,
pero el fútbol es uno de los deportes que ha dado más triunfos
internacionales a Chile (Tercer lugar en el mundial de 1962, Copa Libertadores
1991, tercer lugar en el mundial infantil de 1993, medalla olímpica de
bronce en 2000, más algunos subcampeonatos continentales), sólo
superado por el tenis y quizá alguna otra disciplina.
Y claro, cuando caes todo el mundo se tira encima a patearte. Recuerdo haber
escuchado una entrevista a Johann Cruyff cuando era entrenador del Barcelona.
Su equipo acababa de vapulear 4-0 a un rival, y el técnico sólo
decía: "Jugamos muy mal, sólo tuvimos suerte pero hay que
mejorar
" Creo en las críticas cuando un equipo es victorioso,
y sólo en los análisis previos a los partidos. En 1981 Chile derrotó
a Paraguay con el mítico gol de Patricio Yáñez. Él
fue el héroe del partido, lo molieron a patadas y tuvo fuerzas para ese
postrer carrerón. Imaginen que Yáñez hubiera fallado aquel
toque frente a Eber Almeyda. Todos habrían saltado "¡Pero
como a Santibáñez se le ocurre poner a un jugador de segunda división
a disputar una eliminatoria! No hay nada que hacerle, somos malos".
Y es una actitud muy nuestra abandonar al caído. Pregúntenle sino
a los jugadores de muchos equipos chilenos, que aún teniendo una actuación
brillante, yerran un miserable tiro y el respetable los cubre con su manto de
groserías y el "no hay nada que hacerle, somos malos".
En 1988, Universidad de Chile se iba al descenso, conmocionando al medio nacional;
uno de los equipos más populares del país se iba a los potreros.
Por algún misterioso fenómeno sociológico, la hinchada
no abandonó al chuncho herido, sino que la asistencia a los partidos
se mantuvo e incluso aumentó. Nadie entendía nada, lo lógico
era reventar a los jugadores, al entrenador, a los dirigentes. Pero ahí
estuvieron, hasta el regreso a primera y el posterior título. Fue la
excepción.
Por eso, aunque la selección esté mal y tenga que enfrentarse
ante alguna superpotencia, hay que estar ahí si eres futbolero de raza
y no solo aparecer ante la segura carnicería que sea enfrentar a un rival
débil. Es muy probable una derrota o un penal errado, pero es parte de
la chilenidad misma. Y no caer en la onda maníaco-depresiva de suicidarse
con cada derrota y hacer un carnaval con cada victoria. No hay nada que hacerle,
no somos tan malos, no somos tan buenos.