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METHOD
MAN ARTFORM ESTUVO ALLÍ |
Crónica del concierto de Method
Man en la sala Aqualung de Madrid el día 03-01-2006
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VIDEOS DEL CONCIERTO
(Descomprimir con winzip)
Part II (How High) Parte 1 Parte 2 |
Todo sucedió como en un sueño dentro de la pesada digestión de las Navidades, como una fugaz brisa fresca en el candor consumista pre 6 de Enero, la sedación que precede una operación a vida o muerte, de repente se abría ante nosotros la posibilidad de empezar el año con uno de los mayores exponentes del Hip Hop de todos los tiempos y lo único que se me pasaba por la cabeza era… ¿merecerá la pena pagar 24€? Mi cartera sangraba como si la cercenara Breatrix Kiddo a cada apertura y solo el hecho de desprenderse de otros 24 de sus mermados órganos le hacía temblar y retorcerse con pavor en mi bolsillo. Al final, en un arranque de valor sin paliativos, en un último aliento de vida, surgió de mi (mejor dicho, de mi humeante cartera) la fuerza suficiente para jugármela. Como este haga lo de Dead Prez os juro que le hago tragar la entrada envuelta en medio kilo de polvorones!
Acepto la solicitud de asilo de Fer, así que será un nuevo reencuentro para la familia bicéfala de ARTFORM al completo. Por una vez, y sin que sirva de precedente el slogan de El Almendro (vuelve a casa por navidad!) se me antoja cierto y un rictus de ternura me revuelve las tripas a modo de úlcera, ¿tendré yo también mi espíritu navideño? No, deben ser gases. Llega el día y Fer y yo llegamos pronto, para aquellos no familiarizados basta decir que el término pronto y yo distan tanto como Cascos Azules y Misión de Paz, así que nos cuesta decidir que vamos a hacer con toda esa hora que nos queda por delante. ¿Una cerveza? Vale.
Tres cervezas después nos zambullimos en la multitud mientras Meko termina su actuación, intento mitigar mis ganas de escabullirme a las primeras filas como de costumbre, hemos llegado demasiado tarde y la gente en la pista defiende con uñas y dientes su posición así que me sitúo en las escaleras de acceso dispuesto a disfrutar del concierto sosegadamente. Aguanto 5 minutos. Los siguientes 10 minutos son codos, axilas, espaldas sudorosas y pechos (desgraciadamente todos ellos masculinos) lo que se agolpan en mis narices mientras me hago sitio buscando algo de claridad con la que poder ofreceros alguna que otra instantánea que merezca la pena. A todo esto ya debía haber empezado el concierto hacía 20 minutos y la cerveza empieza a dilatar preocupantemente mi vejiga, cuantas veces me había prometido no volver a hacerlo! No aprendo. El retraso excesivo y mi incontinencia urinaria combaten con fiereza con mi tormentosa mente que ve que el concierto se esfuma antes de empezar.
Al final, con casi hora y cuarto de retraso y tras varios conatos de rebelión a mi alrededor aparece Method Man en el escenario y mis ganas de mear se esfuman como el pedo cuando cruzas el umbral de casa y te encuentras a tu madre esperándote. A partir de aquí transcurre la hora (eufemismo de 50-55 minutos en realidad) que hizo que esos 24 pedazos de mi que se perdieron en la Fnac fueran retornados con creces. Method Man nos deleitó con un curso intensivo de savoir faire sobre un escenario: se movía, actuaba, cantaba y volaba sobre nosotros con una fluidez digna de una de las mayores deidades del mundo del rap, admirable su puesta en escena, su potencia y su empatía, sorprendente también que no se matara, o matara a alguien, tirándose al público y, ante todo, increíble que no se desplomara con el pedazo de fumada que llevaba (eufemismo de….. quien sabe…). El caso es que Method nos ofreció uno de los mejores conciertos que recuerdo, nada de cumplir expedientes y llevarse el dinero, nada de aburridas peroratas vacías de contenido enlazando las canciones, puro SHOWTIME! La cara de Streetlife cuando Method se abalanza por segunda vez, o tercera quien sabe, al público para cantarse un tema en una plataforma situada a 15 metros del escenario no tiene precio, como tampoco tiene precio ver a un emocionado Method derramando unas cuantas lágrimas cara al respetable con el emotivo recuerdo del público a ODB con Shimmy Shimmy Ya y Brooklyn Zoo (siento que de esto no haya foto). El caso es que en menos de lo que todos hubiésemos deseado desaparece tras las cortinas como en un sueño y todo vuelve a la realidad, más codos, más axilas, más espaldas sudorosas y más ganas de mear, pero algo ha cambiado, hay una pequeña sensación de euforia mezclada con alivio, euforia por un público entregado que ha respondido con abnegación a una superestrella que ha venido eufórica a entregarse abnegadamente al público y eso no es tan fácil de ver y alivio por ver que los 24€ de la entrada no me perseguirán en sueños en forma de pesadillas sino en forma de sueños húmedos.
Salimos y me atacan los mismos síntomas que de costumbre: afonía, temblor de piernas, hambre, sed y ganas de mear, da igual, avanzamos hacia el autobús con cara feliz y reluciente cual Papá Noel de El Corte Inglés y es que al fin y al cabo estamos en Navidad, época de ilusiones, fantasías, sueños imposibles y milagros, ¿por qué no iba a poder salir algún concierto bien en Madrid de vez en cuando?
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