Artform estuvo alli

La semana llevaba ese halo de depresión que implica la llegada del frío y el invierno. Esas semanas en las que los pequeños detalles siempre caen del lado de la mala fortuna. Es la sensación diaria de llegar a coger el autobús o el metro justo cuando están cerrando las puertas, esa sensación de llegar siempre a todo un par de segundos tarde. Dejar la responsabilidad de levantarte la semana a un concierto me resulta algo excesivo pero esta situación era desesperada, necesitaba una inyección de moral y, pese que ya había disfrutado de Guru meses antes en el Sonar de Barcelona, creí que era un inmejorable candidato a levantar el ánimo de esta mente enferma hundida en la depresión de la estación de la caída de la hoja.

El caso es que a las nueve y media ya estoy dentro, en el Sonar me vi relegado a una modesta cuarta o quinta fila y ahora no lo iba a permitir, abrigo apoyado bajo un altavoz del escenario, pequeña discusión con Marcos acerca de lo adecuado o no de gastarnos 4 € en un tercio de cerveza y ya está todo listo para empezar. No sabía que había preparado un telonero pero el caso es que sale al escenario con aires de tipo duro, ropa de camuflaje y soltando improperios en tres de cada cuatro palabras ( muthafucka this, fucking that... )  y empieza a cantar... pero si este hijoputa hace R&B!!! ¿Sabéis lo ridículo que resulta escuchar a un tío cagarse en todo para en menos de cinco segundo pasar a escucharle como se hunde en las miseria de las relaciones interpersonales como en las peores películas de Sandra Bullock o Meg Ryan? Además el cabrón se atrevía con todo, ya no se respeta nada, ¿que coño le impulsó a violar tan impunemente a Marvin Gaye? ¿Sabéis que incluso hizo una versión bochornosa de R& B del Smoke On The Water? Y mientras tanto entre canción y canción fuck this, fuck that. No os podéis imaginar lo larga que se me hizo esa media hora. Joder, ahora que lo pienso, ni si quiera se como se llama ese tío.... bueno, a quien le importa.

     El caso es que a las diez y media aparece Guru en el escenario, todo de negro ( al contrario que en el Sonar que iba de blanco nuclear ), con ganas de agradar y de levantar a un público gélido como la propia noche madrileña. La experiencia siempre es un grado, y los 20 años de Guru en los escenarios se palpan y se sienten en todo momento, ningún movimiento es forzado, todo fluye con naturalidad, nada parece perturbar la conexión entre el mc y el micrófono, ni siquiera el pésimo sonido de las instrumentales que hacían casi imposible distinguir el tema que estaba sonando sin centrar tus oídos con esfuerzo . Personalmente me gustó más la elección de canciones del Sonar pero aún así me desgañité gritando “Gang Starr is got to be a sure shot... “ cuando Guru nos colocó a Marquitos y a mi el micrófono en la boca. También es cierto que este concierto superó con creces al del Sonar aunque solo sea por la proximidad con el público, el metro noventa de Marcos le permitía cruzar choques de manos con Guru prácticamente en cada tema, mi metros setenta me lo permitía en menos ocasiones pero aún así pudimos robarle los anillos y el reloj si hubiéramos sido hábiles, el contacto era constante. El se entregó hasta conseguir la explosión de un público reticente por momentos a dar muestras de efusividad pero que acabó entregado y reventando la sala con un fin de fiesta bajo el influjo de Full clip que hizo tambalearse la plaza de España   ( bueno, a lo mejor he exagerado un poco, vale... ).

Una hora de concierto y otro de los grandes que ya no se me escapa. Amanece el viernes y el Sol brilla, llego a la parada cinco segundo antes de que  llegue el autobús, salgo de currar a las tres y me podré echar la siesta, parece que la semana empieza a pesar menos en mi espalda. Merecieron la pena los veinte euros. Y creo que, a juzgar por la talla de sujetador de la chica que invitó Guru al camerino después del concierto, a él también le mereció la pena el viaje. Al final todos contentos.

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