EL-P

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Crónica del concierto de El-P en el Kafe Antzokia de Bilbao el día 22-09-2007, con motivo de la presentación del BUM 2007

 

La ocasión lo merecía así que el viernes al salir de trabajar me monté en el coche y puse rumbo al Norte, Bilbao para ser exactos. Frank Sinatra en el cd, tráfico en la A-1 y temperaturas en continuo descenso. Una vez allí, tras pasar la noche en la habitación de un hotel con la huella de una mano ensangrentada en la habitación del baño y una moqueta con restos de mierda desde tiempos inmemoriales, amanece un sábado gris y lluvioso que invita a no salir. Tras unos momentos de meditación decidimos que es mejor arriesgarnos bajo la lluvia que un día entero en una habitación con restos residuales de un homicidio por sus paredes así que nos pusimos nuestras sandalias con calcetines blancos*, nuestras camisetas de Kukuxumuxu* (*licencias literarias ficticias) y nos fuimos de turismo para darnos cuenta de que Bilbao es más bonito de lo que dicen y de que el Guggenheim es tan bonito por fuera como insulso, pobre y pretencioso por dentro. Todo para hacer tiempo hasta las 22h, momento en el que la ciudad deja paso al gran protagonista del viaje, visita de El-P a la presentación del festival BUM de Bilbao (Pete Rock, Mos Def,…).

Hemos quedado con Fer a las 20h en San Mamés, son las 20:30 y sigue buscando aparcamiento, o eso dice pero el caso es que aún no ha aparecido. La noche ha mejorado, ya no llueve y la temperatura es moderadamente agradable, unos 18-20 grados. Fer aparece y nos vamos a tomar algo antes del concierto, los conciertos aquí suelen retrasarse (algo que más tarde confirmaríamos) así que se hace obligatorio algo de sustento que apacigüe nuestros apesadumbrados estómagos, “¿me pones una pinta de cerveza, por favor? Que sean dos”. 

Entramos a eso de las 22:15 y están preparando el merchandising, esto se retrasa, Dj2d2 empieza a calentar el ambiente 5 minutos después, el Kafé Antzokia es una bonita y recogida sala para no más de 500 personas, dudo que se llene pero por si acaso cógete un par de tercios y vámonos a primera fila a coger sitio. La ansiedad y la cerveza hace que no estemos muy pendientes de la actuación de Dj2d2, asiduo de la página e impenitente referente del Hip Hop catalán. Personalmente se me hizo largo, pensaba que la sala nos echaría a las 12 y cada minuto que pasaba era un minuto que nos quitaban del concierto de El-P. Creo que muchos en la sala pensábamos igual porque a las 23:00 ya empezaba a aflorar la impaciencia. Poca gente, unas 200 personas, ruidosas, bien avenidas, muy juntitas en las primera filas y con muchas ganas de ver a uno de los mayores talentos que ha brindado el Hip Hop en los últimos años se aglomeraban, sin agobios, expectantes ante la inminencia del momento, ese que esperábamos desde las 22 y que no se dio hasta casi las 23:20, pero en ese momento todo se olvida, todo se perdona, hasta la mancha de sangre en la puerta del baño. Sale Mr Dibbs, el teclista y otro mc de los que no me quedé con el nombre, cubiertos con un pasamontañas. Al poco El-P, pálido, ojeroso y con un chorro de sangre que le emana de un tiro en la sien izquierda (maquillaje, no os asustéis), sin preámbulos ni presentaciones nos dispara seguidas Tasmanian Pain Coaster, Smithereens y Deep Space 9mm, más de 10 minutos sin respiro, los 200 almas nos apretamos contra los 4 escalones que nos separan del escenario, apenas diez minutos y ya me falta el aire, la voz y la cerveza. Me río, miro a Fer, disfruta, mientras nuestra intrépida fotógrafa, Mac, se sienta en el tercer escalón y saca fotos tan cerca que podría acariciar el micro con las manos mientras enfoca. El resto, los otros 197, levitan. Podríamos estar en Wembley, en Woodstock o en el Calderón pero dudo que la pasión fuera la misma. A 50 cm, en el escenario, El-P actúa, rapea, habla, se mueve, se entrega en cada tema, se le nota perder aire, se le nota resoplar y se le nota agradecido, dispuesto a darlo todo por las doscientas almas que luchan por llenar el vacío de la sala. Prueba conseguida, Bilbao, lo hicisteis de puta madre.

 Luego vino Dear Sirs con El-P desplomándose al suelo, exhausto, sudoroso, haciéndose el muerto mientras Mr Dibbs y el teclista improvisaban una psicodélica marcha bélica. 5 minutos después volvía en sí El-P para la segunda mitad, algo más pausada del concierto, The Overly Dramatic Truth, la apología opiácea de The League Of Extraordinary Nobodies (“this is dedicated to all of those who doesn´t want to feel pathetic anymore but can´t afford it... like me”, aludiendo al consumo de drogas) y después se despide, desaparece, se va. La sala tiembla, la gente grita, silba, aplaude, se hace evidente que El-P tiene que salir o puede haber problemas, y sale, dos veces, y abandona el ritual de presentación de I´ll Sleep When You´re Dead y tras Poisenville Kids No Wins nos ofrece un come back con Stepfather Factory y todo se para, y todos sabemos que ya sí que no va a volver y todos gritamos y silbamos, y él nos abraza, nos da las gracias y se va. Se acabó. ¿O no? Cinco minutos después vuelve a aparecer aún resoplando y se pone a hablar y hacerse fotos con la gente. Fer y yo nos hacemos dos, responde con una sonrisa, nunca dice que no, después sale a firmar vinilos, cds o lo que le pongas delante, es un crack. Vine pensando en él como un genio, un redentor para la música de nuestro tiempo, me voy mientras veo a una personal normal disfrutando cada segundo de su momento de fama y solo espero que la música le reconozca el trabajo porque no es tan fácil encontrar gente así en este mundo de vedettes y fantoches disfrazados. Hasta a Mac, que venía con apenas una hora de rodaje en el universo musical de El-P disfrutó de la casi hora y media de concierto.

Es casi la una, vuelta al fresquito de la calle, a la humedad y a la mancha de sangre, vuelta al hotel. Nos despedimos de Fer que vuelve a casa, nos vamos a un bar de al lado del hotel a tomar una cerveza, es un pub irlandés, entramos, pedimos, nos sentamos, moqueta roja (¿no es la misma que la del hotel? ), asientos de cuero, cámaras en las esquinas, mujeres hablando con hombres, mientras pedimos podemos escuchar a una camarera diciéndole al barman “ oye, tráenos otro sofá que X se la quiere chupar”, desde el baño puedo oir como dos mujeres hablan con 4 hombres en un reservado, “¿entonces que queréis que hagamos para divertirnos? ¿Hay algo que nosotras podamos hacer?”* (*transcripción literal), nos terminamos la cerveza algo divertidos inspeccionando pequeñas manchitas en la alfombra y los sofás. Creo que prefiero la mancha de sangre, vámonos de aquí.

Al día siguiente hace sol, es como si Bilbao estuviera alegre de vernos marchar. A las 3 ya se ve la nube de mugre y mierda que cubre el cielo de Madrid, vuelta al despertador a las 6 de la mañana, a los alientos de recién levantado teñidos de olor a café en el metro, vuelta a la normalidad. Mañana me importará pero hoy no, hoy aun disfruto de ayer, aun recuerdo a Mac recostada en las escaleras haciendo fotos con cara divertida, a Fer dando saltos dos cabezas por encima mía con sonrisa incrédula y yo abrazado a El-P y pensando, ¿de quién coño será la mancha de sangre de la puerta del baño?.

NACHO

 

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