La primera jornada del solemne triduo de Coronación Canónica de Nuestra Señora de los Dolores del Puente no pudo resultar más brillante. Muy a pesar del desapacible tiempo lluvioso que arreció en todo el día, la Parroquia de Santo Domingo se encontraba a rebosar. Fue una hermosa misa concelebrada, presidida por Fray Francisco Sánchez Hermosilla, en la que la emblemática Coral de Santa María de la Victoria acompañó espléndidamente el acto. Para la ocasión, en esta significativa eucaristía, la nave central del templo mostraba el exorno de colgaduras y cartelas que fuera estrenado en la misa de lectura del Decreto de Coronación, en diciembre de 2003.
En el altar mayor, un artístico dosel, ya habitual en los cultos de esta cofradía, cobijaba al Santísimo Cristo del Perdón, a cuyos pies se encontraba, en una radiante sencillez, la devota imagen de la Virgen del Puente, iluminada por cirios blancos y jalonada de exornos florales de gladiolos, claveles, margaritas y lirios orientales del mismo color. En una especie de reivindicación del humilde espíritu de la Sierva del Señor, la imagen se encontraba ataviada al modo más sencillo: Saya lisa de terciopelo negro, manto de igual color y mantilla negra. Por lo singular de la celebración, mostraba despejadas sus sienes, sin corona ni ráfaga que le adornase el rostro. Ello no fue óbice para que la efigie resplandeciese en toda su plenitud.
Estrenaba la dolorosa una sardineta de terciopelo negro bordado en oro, antigüedad que fue regalo de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios (Parroquia de los Santos Mártires). Asimismo, portaba en sus manos entrelazadas varios rosarios (uno de filigrana de plata de ley y dos de azabache) y un elegante pañuelo de encaje. En el pecho brillaban el tradicional corazón traspasado con el valiosísimo puñal de oro y piedras, verdadera ofrenda de amor de sus devotos a través de los siglos. Un broche diminuto con la silueta del Puente de Santo Domingo, estrenado en 1997 para celebrar el 250 aniversario, constituía la otra referencia iconográfica.
Transcurrida la ceremonia religiosa, y tras el lógico protocolo, se procedió a la entrega de placas conmemorativas a las diversas hermandades de la ciudad. Concluido este sencillo acto, los hermanos de los Dolores, en un modo organizativo ejemplar, efectuaron el traslado de la imagen por las naves de la Iglesia. Sobre unas más que reducidas andas, llevadas a mano y no sobre los hombros como es habitual, quizá en recuerdo de cómo pudieran ser aquellos rosarios nocturnos del siglo XVIII, la imagen "saludó" a las cofradías hermanas de la Estrella y Mena, cuyas capillas se encontraban abiertas. El ambiente de recogimiento durante esta procesión claustral hizo imborrable para los cofrades este histórico evento, el peregrinaje de la Virgen de los Dolores hacia su Coronación.
A pesar de lo que auguraba un cielo cubierto y gris, la imagen pudo ser trasladada a la Basílica de la Archicofradía de la Esperanza. Esta procesión se llevó a cabo con diligencia y eficacia, salvaguardando en pocos minutos a la imagen de un más que probable chaparón, que acaeció poco después.
Sin duda el momento más emocionante se vivió al arribar la Virgen al atrio de la Basílica, donde fue recibida con clamor de campanas y lluvia de pétalos de flores. Dentro del moderno templo, espectacularmente engalanado para la ocasión, volvieron a repetirse instantes de gran solemnidad, con el canto de la Salve y unas sentidas palabras de recibimiento por parte del director espiritual de la Archicofradía.
De esta manera, la antiquísima corporación del Paso y la Esperanza cobijaba durante un día la imagen de la cofradía hermana. Recordemos que la Archicofradía de la Esperanza será madrina en la Coronación Canónica, debido al trato que dio a la imagen a principios del siglo XX, cuando se ocupó de construir una nueva capilla callejera para la imagen, en el antiguo Pasillo de Santo Domingo.
Señal de esta fraternidad, en el altar mayor de la Basílica lucían dos símbolos: un corazón traspasado y un ancla portados por ángeles, flanqueando la corona que estrenará la Virgen el 31 de Octubre. |