FRAY BUENAS NOTICIAS

Cuenta una historia medieval que hace muchos años vivio en una abadia de Austria un monje apreciado por todas las personas. No hacia caminar a los paraliticos, no daba la vista a los ciegos ni hacia oir a los sordos, pero todo el mundo decia que hacía milagros. Aunque se llamaba Bernardo, todo el mundo lo conocía con el simpático nombre de 'Fray Buenas Noticias' y él sonreía afablemente cuando lo saludaban así.

Después de hablar y orar con él, los tristes se iban alegres, los afligidos encontraban consuelo y los pesimistas veían la vida más amable. No solucionaba ningún problema, como nunca lo hacen los buenos consejeros, pero sabía escuchar y sembraba ánimo y esperanza. Y ese era el milagro cotidiano del buen fraile: siempre saludaba y despedía a las personas con buenas noticias. Podía ver luz en medio de las tinieblas y siempre encontraba razones para creer, insistir y mantener viva la llama de la fe. Cada día hacía el milagro más grande de todos: irradiar confianza, dar alegría y hacer presente a Dios con su optimismo. ¿ Qué tal si seguimos su ejemplo?

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