SUITE  RAMAKRISHNA
Un recorrido por los episodios más interesantes en la vida de este gran Filósofo y Pensador
 

"Suite Ramakrishna" by Juan Carlos Garcia

 

¿Quién era Sri Ramakrishna (Thakur)?  

El 18 de febrero de 1836, en Karmapukur, un pequeño pueblo de Bengala, India, nació Sri Ramakrishna, en el seno de una familia brahmín ortodoxa. Cuando su padre se hallaba de peregrinación en la ciudad de Gaia, tuvo una nítida visión, donde la Suprema Divinidad se apareció ante él y le anunció que iba a nacer en su hogar como hijo suyo. Cuando el padre regresó a su casa se encontró a su esposa encinta.

En la escuela primaria Sri Ramakrishna aprendió a leer y escribir y también aprendió aritmética, aunque no gustaba mucho de esta última. Poseía una extraordinaria memoria; después de asistir a una función de teatro podía representar todos los papeles, así como los cantos, palabra por palabra. Desde pequeño tenía linda voz y se deleitaba en cantar canciones devocionales. Más tarde dejó la escuela para convertirse en sacerdote en el Templo de la Divina Madre Kali, en Dakshineswara, a unos diez kilómetros de Calcuta y a orillas del sagrado río Ganges. Eran propios de él una excepcional inteligencia, una sólida sensatez y gran sentido del humor. Su servicio en el Templo era un tanto diferente al de los demás sacerdotes; él mismo, con especial cariño, juntaba las flores para hacer hermosas guirnaldas, y las colocaba sobre la imagen con toda ternura, sintiendo que su Madre Kali era una presencia viva. Más tarde sería bendecido con la visión de la Gran Madre, no sin antes verse envuelto entre enormes olas luminosas del océano del Conocimiento. Al recobrar parcialmente la conciencia, vio que la imagen de la Madre ya era completamente viva, hecha de la luz de la Conciencia Suprema, y que en sus labios jugueteaba la sonrisa de una cariñosa madre hacia su querido hijo cobijado en su regazo.

Después del primer encuentro con la Madre Divina pasaron doce años de intensas prácticas espirituales, bajo calificados y realizados Maestros. Aquí pasó por grandes períodos donde junto a su instructora brahmani, de nombre Bhairavi, aprendió el Tantra Yoga. También siguió cinco tipos de prácticas devocionales hacia Dios: como la gran existencia que interpenetra todo lo que existe; como siendo el servidor; el amigo; como madre o padre, y por último, como amante puro. Llegó a profundizar sobre el amor humano-divino, la renunciación, la práctica del monismo (no-dualidad o filosofía advaita) puro, el Islam y el Cristianismo. Con Tota Puri, un gran maestro del monismo, en sólo tres días logró su primer Samadhi (estado elevado de la conciencia donde se trasciende el plano de la dualidad) cosa que le había costado a su preceptor cuarenta años conseguir.

Después de cumplir con rotundo éxito todas las prácticas espirituales a las que se sometió, su corazón anhelaba compartir lo que había aprendido con los discípulos que amaran verdaderamente a Dios y que eventualmente fueran llegando. Nunca fue en su busca, pues decía: “Cuando se abre la flor, las abejas van por sí mismas a ella sin necesidad de una invitación formal.” Su anhelo por ellos era tal que su corazón gritaba llamando a sus compañeros amados. Él mismo nos lo cuenta: “Mi deseo no tenía límites. Durante el día todavía podía dominarlo. Mi espíritu estaba lleno de ellos. Los veía. Pensaba en lo que le diría a uno, a otro... Pero, ¡ha pasado un día más! ¡No han venido!... Con el corazón acongojado yo gritaba: ‘¡Venid, muchachos! ¿Dónde estáis? No puedo vivir sin vosotros...’ Más que una madre, más que un amigo, más que un amante, yo les amaba, les quería, y moría por su ausencia.” El primero de estos discípulos en llegar fue Rakhal (Swami Brahmananda). Poco después llegó Narendra (Swami Vivekananda), y más tarde Baburam (Swami Premananda), Narayan (Swami Niranyananda), Yoguín (Swami Yogananda) y por último Puma Chandra Ghosh (Puma Babú). Muchos otros, con el tiempo, llegaron a los pies del Maestro, a bañarse en las sagradas palabras que salían de su boca.

Como mucha gente había oído decir que en Dakshineswara vivía un gran santo, en los últimos años de su vida, Sri Ramakrishna era visitado cada día por un gran número de personas de todas las edades, de todas las clases sociales y de diferentes credos religiosos y filosóficos. “Muchos son los nombres de Dios e infinitas son las formas a través de las cuales uno puede acercarse a Él. Cualquiera que sea el nombre o la forma con que Lo adores, si hay un verdadero anhelo en ti, por medio de esa forma lo realizarás.” —acostumbraba decir.

El 16 de agosto de 1886, Sri Ramakrishna abandonó su cuerpo después de haber dejado en los corazones de sus devotos un mensaje inmortal: “El Señor toma un cuerpo humano por amor a aquellas almas puras que aman a Dios.” Toda su vida estuvo llena de profundos momentos místicos. Entraba en Samadhi a cualquier hora solo con pensar en algún aspecto de la Divinidad, al oír cantar los cantos devocionales de su amado Narendra, o al recitar los textos sagrados. Liberó literalmente a muchos de las cadenas de sus propias creaciones inferiores con solo un toque de su dedo, una sonrisa de sus labios o una palabra oportuna, catapultándolos hacia la Divinidad directamente. Su propia vida era un ejemplo viviente de lo que decía. Verdaderamente fue una Encarnación Divina. Toda su enseñanza se puede resumir en el axioma: “¡Oh, hombre! ¡Dios está en ti!, realízalo y sé dichoso”.

“El Evangelio de Sri Ramakrishna” (en 3 tomos) por Master Mahasaia
“Sri Ramakrishna Dios Hombre” por Swami Vijoyananda
“La Sagrada Enseñanza de Sri Ramakrishna” por Swami Vijoyananda

 

 

1. Obertura  2:37

Un suave redoble de tambores, acompañado de los delicados y característicos sonidos de la India, poco a poco, nos van introduciendo en la solemnidad de una vida simple pero llena de misticismo como lo fue la de Sri Ramakrishna. Delicados coros de voces acompañan luego la melodía, preludiando la intensidad de las demás escenas de esta suite.

 

2. El “Juego” de la Divina Madre  5:08

Sri Ramakrishna solía decir que la Madre del Universo, la Madre Divina, tenía un gran “juego” y éste era el mundo mismo. Decía: “Mi Divina Madre es siempre juguetona. El mundo es Su juego y siempre se sale con la Suya. Es de Su agrado sacar de la prisión y liberar a uno de cada cien mil de Sus hijos... Es de Su agrado continuar Su juego con todos estos seres que Ella ha creado. Entre los niños, el que toca a la Gran-dama, ya no tiene que correr. No puede seguir jugando al ‘escondite’. Los otros que no han tocado la meta, corren y juegan deleitando a la Gran-dama... De ahí Su alegría  y Su batir de palmas cuando uno entre cien mil se libera de la cuerda que ata la cometa del alma humana al mundo. Es como si la Divina Madre hubiera dicho confidencialmente a la mente humana, con un guiño de Su ojo: ‘Ve y vive en el mundo hasta nueva orden’.” La melodía inicial es acompañada, tímidamente al principio, por coros que más tarde se van acentuando. Estos coros simbolizan al devoto que va penetrando más y más en la comprensión de la Madre Divina como la Hacedora del Universo y su voz se hace sentir cada vez más en la Creación. A medida que dichos coros se acentúan, la Madre Divina, para conservar su divino “juego”, manda a callar al devoto con tres sucesivos “ssschhhhh” cósmicos, para que éste no La descubra frente a los demás. Es así como inmediatamente el devoto entra en éxtasis divino; el estado inenarrable de comunión con la Madre al que se le llama Samadhi. El devoto ha penetrado entonces en la Realidad Suprema. Una delicada melodía final hace descender nuevamente al devoto a la conciencia física; “Ve y vive en el mundo hasta nueva orden”.

 

3. El descenso del Rishi  4:39

Cuenta el propio Sri Ramakrishna: “Un día estando en Samadhi, vi que mi mente ascendía por un sendero luminoso. Después de atravesar la esfera física y mental, vi una barrera luminosa que separaba la esfera de la existencia relativa de la esfera del Absoluto. Crucé aquella barrera y mi mente entró en el reino de lo indivisible. En ese reino no había más formas; ni siquiera los dioses se atrevía a entrar allí. Pero un momento después vi que en ese inefable reino había siete ancianos Rishis de cuerpos luminosos sumergidos en profundo Samadhi. Comprendí que ellos habían superado en conocimiento, santidad, renunciación y puro amor, no solamente a los grandes santos sino también a los dioses. Mientras contemplaba maravillado sus elevados estados espirituales, vi como una parte de ese reino luminoso incondicionado se condensaba adoptando la forma de un niño. El Divino Niño se acercó a uno de los sabios, lo abrazó con un gran amor y con su dulce voz le pidió que descendiera del Samadhi. La caricia de su mano y la dulce voz del Niño hicieron salir al gran sabio del Samadhi, y con los ojos semiabiertos le miró, comprendiendo que era el tesoro de su corazón. El extraordinario Niño se sintió muy contento y le dijo: ‘Yo voy a la Tierra, y tú también tienes que venir conmigo’. El sabio permaneció en silencio, pero en su tierna mirada se reflejaba el asentimiento. Mientras contemplaba al Niño entró de nuevo en Samadhi. Luego vi asombrado que una parte de su ser descendía a la Tierra en forma de Luz. Nada más ver a Narendra [Swami Vivekananda], me di cuenta de que él era aquel sabio.” Más tarde, cuando sus discípulos le preguntaron acerca del Divino Niño, Sri Ramakrishna les dijo confidencialmente que ese Niño Divino era él. Esta composición musical relata dicha escena referida por el Maestro.

 

4. El primer Samadhi  4:57

Una mañana, muy temprano, Tota Puri esperaba a Sri Ramakrishna en la choza que habían dedicado para las prácticas espirituales. Luego de varias oraciones devocionales, entablaron una profunda conversación sobre el Absoluto (Brahman) buscando establecerse de esta manera en lo Supremo. Sri Ramakrishna no podía penetrar más allá de la idea de la dualidad y no lograba meditar sobre el Ser Puro, pero Tota Puri le instó a que concentrara cada vez más su mente en un solo punto. El mismo Sri Ramakrishna nos cuenta qué sucedió después: “Entonces, tomé una firme determinación y me senté a meditar. Cuando surgió allí la divina forma de la Madre, la corté en dos con la espada del conocimiento, y como no quedó ninguna dualidad, la mente, absolutamente purificada, subió más allá del reino de nombre y forma y entré en el Samadhi.” Al comienzo de esta pieza se escenifica ese primer y difícil período de concentración en la no-dualidad, que poco a poco va dando paso a una conciencia de la Realidad mucho más amplia. Delicados ensambles de cuerdas van decorando este camino hasta explotar en el éxtasis divino; el Samadhi.

 

5. Llegan los Ishwarakotis  4:03

Cuando Sri Ramakrishna terminó su peregrinaje por los diferentes sistemas filosóficos, religiones y técnicas de meditación, su alma comenzó a anhelar la compañía de personas que amaran tanto a Dios como Él lo hacía. Es así como imploraba a la Madre Divina porque apareciesen pronto estos discípulos. Poco a poco fueron llegando y Sri Ramakrishna fue vertiendo con infinito amor en ellos esa maravillosa sabiduría de la que estaba lleno. Él les llamó Ishwarakotis (los siempre libres), pues decía que estos discípulos estaban dotados del amor puro hacia Dios; su fe en Dios era firme y desde niños manifestaban la inexplicable tendencia hacia el logro de la real vida espiritual. Esta pieza escenifica ese divino peregrinaje de dichos discípulos hasta los sagrados pies del Maestro.

 

6. El Divino Toque de Thakur  3:58

Una vez Narendra (Swami Vivekananda) visitó a Sri Ramakrishna (también conocido por el nombre de Thakur) en Dakshineswara; este último entró en Samadhi y tocando a Narendra con su pie, éste tuvo su primera experiencia supraconciente. Lo relató así: “Tuve una experiencia completamente desconocida. Vi que las paredes de la habitación, con todas las cosas, estaban girando e iban desapareciendo, y mi ego, con todo el universo, corría hacia la destrucción total. Me quedé terriblemente asustado; pensé que la destrucción del ego era la muerte y que yo estaba muy cerca de ella. No pudiendo controlarme más grité: ‘¿Qué estás haciendo conmigo?; ¡no olvides que tengo padre y madre!’ Oyéndome, el singular ‘loco’ empezó a reír a carcajadas, y mientras con Su mano tocaba mi pecho, dijo: ‘Entonces, dejemos ésto por ahora; más adelante, con tiempo, tú mismo lo sentirás.’ ¡Cosa sorprendente, cuando me tocó y pronunció esas palabras, de repente cesaron por completo todas las anteriores percepciones y volví al sentir normal; vi bien las cosas que estaban dentro y fuera de la habitación, permanecían como antes... Pensé varias cosas; entre ellas: ‘¡Cómo lo voy a tener por loco! Este hombre es tremendamente poderoso’.” Este tema escenifica dicho acontecimiento místico.

 

7. Una tarde en Dakshineswara  6:24

Un sonido ambiental nos traslada directamente hasta Dakshineswara, a orillas del sagrado río Ganges. Está atardeciendo, y como en tantas y tantas tardes, Sri Ramakrishna se prepara para Su servicio a la Divinidad. Los discípulos al escuchar las campanas y el llamado a la oración se van reuniendo entorno al Maestro y entonces comienza el acto devocional. Por último, la noche alcanza el fin de la ceremonia y otra vez la Madre Naturaleza se hace presente.

 

 

COMENTARIOS SOBRE SRI RAMAKRISHNA:

“El Maestro Seráfico (Sri Ramakrishna) había pasado su vida a los pies o en los brazos de la Amada Divina, la Madre; Dios vivo. Estaba comprometido con Ella desde la infancia, como en los matrimonios de la India; antes de tener conciencia de sí, tenía conciencia de que La amaba. Y si como consecuencia había debido atravesar, para unirse a Ella, años de tormentos, eso sucedía como en las epopeyas de caballeros errantes, cuyas pruebas, en su totalidad, tenían por único objeto merecer a la amada y conquistarla. Ella sola estaba en el confín de todas las rutas entrecruzadas del bosque. Ella sola, Dios múltiple, con miles de rostros. Y cuando La alcanzó, aprendió a conocer, uno a uno, estos rostros, a poseerla toda. Así había abrazado en Ella al mundo entero. Y el resto de su vida pasó en la plenitud serena de esa Dicha cósmica, de la cual Beethoven y Schiller, en nuestro Occidente, cantaron la revelación.”

Romain Rolland

 

“Su vida nos capacita para ver a Dios cara a cara... Ramakrishna era la encarnación viviente de la divinidad.”

Mahatma Gandhi

 

 

 

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