El texto original en inglés de esta entrevista figura en Primitivism [www.primitivism.com], "Interview with John Zerzan". Traducción: R.D.
John Zerzan bien podría ser el autor más extremista del planeta. Es en cierto modo irónico que la publicación de La sociedad industrial y su futuro, de Unabomber/1, haya atraído la atención nacional sobre las consideraciones de Zerzan; irónico, porque sus escritos son mucho más radicales que los de Unabomber, sobre quien se supone que ha influido. Para Zerzan, la caída de la humanidad no comienza con el industrialismo y ni siquiera con la agricultura, sino con la adopción de la cultura simbólica, esto es, el lenguaje, el arte y el número. La cultura, antes que nuestra gran emancipadora, es vista como una mediación que nos separa de un contacto sensual con la realidad, de nuestra capacidad para comprendernos a nosotros mismos en el momento. El lenguaje es la comunicación convertida en un límite para el sujeto, el arte es un sustituto de la infinitamente más rica realidad, el número es la práctica de una regularidad ilusoria que vacía de interés nuestro mundo.
Sus colecciones de ensayos, Elements of Refusal y Future Primitive, trazan una crítica primitivista que ha venido desarrollando en el ámbito anarquista desde las dos últimas décadas. Su reciente fama, que empieza con un artículo del New York Times y continúa con entrevistas por radio y televisión, se centra ampliamente en el hecho de ser uno de los pocos críticos de la tecnología que no denunció a Unabomber desde el principio. Pero su perspectiva es más profunda que esto. Con el advenimiento de un mundo basado en la biotecnología y la ingeniería genética, Zerzan puede vincularse a la tradición de los sabios taoístas, de Diógenes y Rousseau, como el último de los grandes exponentes del hombre salvaje liberado; o quizá sea el primero de una nueva tradición cuyo impacto está aún por verse.
Pregunta: Los ambientalistas han sido siempre un tema más bien depresivo para mí. En contraste, el primitivismo me ha parecido que pugnaba por reconciliar las tensiones entre los seres humanos y el mundo natural. En vez de estar reñidos con la naturaleza, procuramos realizar nuestros deseos de una manera que nuestro mundo de la televisión y de las galerías comerciales nunca puede llenar. ¿Qué comparación podría hacer entre el ambientalismo tradicional y el primitivismo?
Respuesta: Me gusta la distinción que usted formula aquí, que me parece útil. Para mí, el primitivismo proporciona un fundamento al ambientalismo. Remite, como piedra de toque o inspiración, a los dos millones de años durante los cuales los seres humanos vivieron en armonía con el entorno, y no como un poder ajeno sobre éste.
Los ambientalistas muy a menudo se quedan en la perspectiva reformista que sólo ve distintos aspectos. Sin embargo, una comprensión de la larga historia del problema ayuda a ver los orígenes de la degradación de la naturaleza y cómo sus facetas están entrelazadas.
P: Aunque usted ha criticado fundamentos de la civilización tales como el arte, el lenguaje y el número, se ha abstenido hasta ahora de una crítica al uso de herramientas. Esto es interesante; al igual que la mayoría, veo el uso de herramientas como un antecedente directo de nuestra sociedad tecnológica. ¿Hasta qué punto considera que el uso de herramientas culmina en la actividad alienada?
R: Se señala frecuentemente que hay un continuum ininterrumpido entre el empleo de herramientas simples y el mundo de la alta tecnología de hoy, que no hay hay ninguna distinción que se pueda hacer en ningún punto a lo largo de esta línea de desarrollo, ninguna zona donde se pueda "trazar una línea" que separe lo positivo de lo negativo.
Pero mi hipótesis es que la división del trabajo traza esa línea, con consecuencias fatales que se despliegan de una manera acelerada o acumulativa. La especialización divide y estrecha al individuo, desemboca en la jerarquía, crea dependencia y conspira contra la autonomía. También lleva al industrialismo y de aquí directamente a la crisis ecológica.
Las herramientas o los roles implicados por la división del trabajo engendran unas personas divididas y una sociedad dividida.
P: ¿Qué ejemplos nos ofrece el pasado de gentes que rechazaran un nivel dado de tecnología en favor de un estilo de vida más total y natural?
R: El ejemplo norteamericano de personas que rechazaron una existencia tecnificada o domesticada es el de los colonos "marchados a Croatan". [Se refiere a los colonos que habitaron la primera colonia inglesa de Roanoke, quienes la abandonaron para irse a vivir con la tribu india local. Dejaron la inscripción "marchados a Croatan", aludiendo a la tribu -nota del entrevistador.] Evidentemente muy pocos europeos abandonaron los puestos de avanzada civilizados en los siglos XVII y XVIII para unirse a las distintas comunidades americanas nativas.
P: Sus escritos parecieran sostener la existencia de una Edad de Oro para la humanidad durante todo o una parte del Paleolítico. Sin embargo, no creo que usted piense en un Edén pasado, en el sentido más extremo y literal. Alguna vez la vida pudo haber sido mucho más completa e inmediata, pero deben haber existido algunas imperfecciones en algún nivel, para traernos hasta el presente. Tengo curiosidad por saber hasta qué punto se siente vinculado a la idea de una utopía pasada (lo cual, claramente, es imposible de probar por completo), en tanto que opuesta a la aplicación de conceptos útiles del pasado sobre la base de valores presentes.
R: Creo que usted está en lo cierto al sugerir que debemos evitar idealizar la prehistoria, negándonos a postularla como un estado de perfección. Por otra parte, la vida de los recolectores-cazadores parece haber estado marcada, en general, por la más prolongada y más exitosa adaptación a la naturaleza jamás alcanzada por los seres humanos, un alto grado de igualdad de género, la ausencia de violencia organizada, un significativo tiempo de ocio, un ethos igualitario de compartimiento, y un vigor corporal libre de enfermedad. Esto me parece instructivo e inspirador, aun cuando fuese imperfecto y quizá nunca accesible completamente a nuestro conocimiento.
P: Una de las cuestiones que más frecuentemente se plantean en torno al primitivismo es si sus adherentes buscan un retorno literal a estilos de vida primitivos, o si simplemente ahondan en el pasado en procura de conceptos útiles.
R: Fifth Estate [una publicación anarquista de Detroit], en su crítica parcial a la civilización, ha insistido largamente en que no ven posible ni deseable un retorno a la no-civilización. No estoy convencido de que se deba descartar un "retorno" real. Si no hay un retorno literal, ¿qué es lo que hay entonces? Es decir, veo esto como una cuestión abierta.
P: Bien, asumamos de momento que un retorno literal a un estado primitivo es algo deseable. Sus escritos han llegado al punto de criticar el arte, el número e incluso el lenguaje. ¿Cómo ve usted un mundo, digamos, sin lenguaje?
R: Pensar en un mundo sin lenguaje acarrea un enorme salto especulativo. Desde donde estamos ahora, es extremadamente difícil afirmar o penetrar en un mundo vital basado en la comunicación no simbólica, aunque desde luego algo de esto existe incluso hoy. Freud supuso que una especie de telepatía dominaba antes del lenguaje; los amantes no necesitan palabras, como dice el refrán. Hay indicios en la dirección de la comunicación no mediada. ¡Estoy seguro de que usted puede imaginar a los otros!
P: Varios críticos lo han acusado de que su rechazo de la cultura simbólica sustrae una base a los posibles radicales para cuestionar el orden existente.
R: Mi posición provisional es que sólo el rechazo de la cultura simbólica permite el cuestionamiento profundo de lo que se deriva de esa cultura. Puedo equivocarme, pero hasta ahora no he visto argumentos convincentes que me hagan abandonar ese punto de vista. E incluso si esta posición resultara errónea, quizás el debate produzca resultados fructíferos imprevisibles.
P: ¿Cuál es su respuesta frente a aquellos que proclaman que el curso del avance tecnológico es irreversible?
R: Es completamente posible que sea irreversible, pero la única manera de saberlo es cuestionándolo. Si concluimos que el curso del avance tecnológico se muestra catastrófico, entonces estamos obligados a pararlo, a revertirlo. Me parece que éste es un asunto de moralidad elemental.
P: Creo que es interesante observar el escaso número de críticas genuinas y constructivas dirigidas a la tecnología, tal vez por la sensación de que se trata de una realización irreversible. En todas partes es posible encontrar críticas a casi todos los aspectos de la sociedad tecnológica, pero raramente una que le haga frente como un todo.
R: ¡Cuántos se oponen a la crítica del todo! Por ejemplo, uno de los principales dogmas del imperante ethos posmoderno es el rechazo de la totalidad, rechazo de la idea de que podemos comprender el todo.
Y en general el sistema nunca ha premiado precisamente semejante pensamiento a contrapelo, opositor. La cultura de la negación es muy fuerte; recordemos las muy pocas cosas que son cuestionadas en el discurso político dominante. Es muy difícil que te publiquen, es muy difícil romper el monopolio de la ignorancia impuesta. Y sin embargo, creo que está empezando a forzarse una apertura. Escuchamos algunas, no muchas, pero algunas voces que se oponen a la situación en su conjunto, a su carácter fundamental.
P: Su respuesta a la habitual declaración de que la tecnología es neutral.
R: La tecnología nunca ha sido neutral, como alguna modesta herramienta separable de su contexto. Siempre comparte y expresa los valores básicos del sistema social en el que está inmersa. La tecnología es el lenguaje, la estructura, la encarnación del sistema social al que se encuentra unida. La idea de que es neutral, de que es separable de la sociedad, es una de las más grandes mentiras que existen. Es obvio por qué aquellos que defienden la trampa mortal de la alta tecnología quieren hacernos creer que la tecnología es algo neutral.
P: ¿No debe darse el abandono gradual de la tecnología sobre una base internacional, a menos que nos convirtamos en vulnerables respecto a aquellos que no quieran soltar las riendas?
R: Sí, parece necesario que un movimiento anti-tecnología llegue a ser global tan pronto como sea posible para tener éxito. El sistema de la tecnología y del capital es global y altamente interdependiente, y sólo es tan fuerte como su eslabón más débil. A este hecho se debe agregar el difundido desencanto con la "promesa" de la tecnología. Ambos hechos constituyen, o constituirán, una potente combinación a nuestro favor.
P: ¿Cree que la población en general recela más de la tecnología que nuestra llamada intelligentsia?
R: Todo el mundo está completamente saturado por los medios y su constante mensaje en pro de la tecnología en todos los niveles. Pero eso que el manifiesto de Unabomber llama "sobresocialización" quizá sea la naturaleza de la intelligentsia de clase media, y por esta razón probablemente recele menos de los cantos de sirena de la tecnología.
P: ¿Censuraría a algunos pensadores o teóricos por su falta de comprensión de las cuestiones concernientes a la tecnología?
R: Hay aún demasiados teóricos que parecen entender muy poco la cuestión de la tecnología. Muchos, si no todos, los "pensadores" posmodernos evitan el tema por la simple razón de que no impugnan nada y rechazan la idea de un pensamiento de oposición. Al aceptar todo a su manera cínica y relativista, ellos (por ejemplo, Baudrillard) ciertamente no hacen frente a la tecnología o se resisten a ella.
Por otro lado, por ejemplo, recomiendo Technology, Time and the Conversations of Modernity [1995], de Lorenzo Simpson, que muestra cómo la tecnología –con su contrapartida intelectual, el posmodernismo- vacía nuestra existencia social y crea un clima de sin sentido.
P: Sorprendentemente, ha habido muy poca oposición a la instalación de cámaras de vigilancia en todas las ciudades de los EE.UU. ¿Cuál cree que podría ser la instrumentación de una tecnología que finalmente provocará un grave retroceso? ¿La clonación del ser humano? ¿Un ordenador implantado en el cerebro?
R: Muchos aceptan la vídeo-vigilancia para asuntos de seguridad personal, aparentemente. Pero sí, se puede suponer que la clonación humana o los cerebros biónicos horrorizarán a mucha gente. Los luditas como yo esperan que las nuevas realizaciones invasivas de una tecnología siempre colonizadora llevarán a la gente a cuestionar completamente su lógica y su trayectoria.
Como dijo Paul Shepard/2 sobre la inclinación de Gary Snyder/3 a las tareas agrícolas, éste olvidó que incluso la simple horticultura no es sino el primer paso hacia la ingeniería genética. En otras palabras, todo gira alrededor de la domesticación. Meterse con la naturaleza y controlarla o reprogramarla es comprometerse con una orientación que nos conduce a la clonación humana y a todo lo demás.
P: ¿En qué ámbitos ha encontrado usted un apoyo imprevisto para una visión del mundo que cuestiona el valor de la tecnología?
R: Un amigo latinoamericano me dijo hace poco que él cree que poca gente del Tercer Mundo está ávida por la tecnología del Primer Mundo. En la medida en que esto sea cierto, significaría un cambio de gran importancia.
He sabido también que algunos jóvenes miran más allá de las tentaciones de la tecnología. Supongo que esto es menos sorprendente, y desconozco cuántos chicos están abiertos a las maneras de ver del "primitivismo", pero este es un desarrollo vital que se está extendiendo, al menos hasta cierto punto.
P: ¿Cuándo vio usted mismo más allá de las "tentaciones de la tecnología"? ¿Siempre se sintió en oposición a ella, en cierto nivel? ¿Hubo algún acontecimiento o campo de estudio que lo impulsó en primer lugar a desarrollar una crítica global semejante?
R: En los años setenta, empecé a comprender lentamente, entre otras cosas, que el concepto de "revolución" era de algún modo muy inadecuado. Esto me corroía en una época en que yo estaba haciendo mi trabajo de graduado en historia social y de la clase obrera. La primera "ruptura" para mí tuvo que ver con la Revolución Industrial en Inglaterra. Principalmente, se me hizo claro que el sistema de fábricas fue introducido en gran parte como un instrumento de control social. Los artesanos dispersos fueron privados de su autonomía y reunidos en fábricas para hacerles perder las destrezas adquiridas y disciplinarlos. Esto demuestra que la tecnología no era en modo alguno "neutral".
Este descubrimiento me ayudó para empezar a comprender cómo la división del trabajo es fundamentalmente incapacitante y alienante. Se debe ver la tecnología como un sistema que contiene los valores más profundos del orden social que representa. No se trata simplemente de una cuestión de "herramientas" o aparatos.
P: ¿Cuáles son algunos de sus proyectos venideros que podemos esperar?
R: Estoy trabajando en un ensayo sobre el nihilismo y también intento publicar algunos libros. Tiene que haber más escritos anti-tecnología e incluso anti-civilización al alcance de la gente. Hasta las editoriales anarquistas, como AK o Autonomedia, no han captado la importancia o el interés que existe por estas ideas.
P: Me gustaría hacerle algunas preguntas respecto a Unabomber. Cuando La sociedad industrial y su futuro estuvo por primera vez a disposición del público, usted fue reconocido enseguida como una posible influencia sobre los puntos de vista de FC. ¿Tiene algún comentario que hacer sobre el tratado de Unabomber?
R: Considero que La sociedad industrial y su futuro es un texto sumamente importante. Básicamente, muestra cómo la sociedad tecnológica hace imposible alcanzar la libertad o la plenitud. Con una prosa muy clara y accesible, explica el callejón sin salida en que consiste el industrialismo.
Jacques Ellul/4 representa claramente una gran influencia, pero no conozco ninguna influencia contemporánea dentro de los EE.UU., sea anarquista o de otro tipo.
P: En general, ¿cuál es su posición ante los métodos de Unabomber?
R: Los métodos de Unabomber fueron el resultado de la frustración. Evidentemente, no pudo encontrar a otros que quisieran hacer frente a la tecno-locura, ni tampoco pudo encontrar un editor para La sociedad industrial y su futuro, a pesar de los esfuerzos que hizo durante años en ambos frentes.
P: Tener tus propias ideas relacionadas con alguien que es objeto de una amplia investigación no es necesariamente una posición envidiable. ¿Hubo algunos incidentes fuera de lo normal antes de que se produjera el arresto de Ted Kaczynski?
R: En el verano del 95, esto es, el año anterior al de su captura, asaltaron mi casa. Lo extraño fue que se llevaron mi agenda y un par de zapatillas de gimnasia, dejando en cambio algunos objetos visibles y transportables de cierto valor. También ese verano, parte de mi correo fue interceptado en algún punto durante su recorrido. En al menos tres casos que pude verificar, las cartas fueron enviadas, pero jamás llegaron.
P: Usted se ha encontrado con Ted Kaczynski en varias ocasiones y sigue manteniendo el contacto. ¿Cuál es su impresión sobre él en un plano personal?
R: En mis reuniones con Ted, lo hallé cortés, amistoso, muy agudo, y con sentido del humor. Ciertamente no se da ínfulas de ninguna clase y me ha parecido una persona muy paciente y autodisciplinada. Tanto el abogado Tony Serra como yo estamos de acuerdo: Ted no está loco.
P: ¿Hubo algún tipo de irregularidad en su proceso sobre la que quiera llamar la atención?
R: No hubo ningún proceso. Fue obligado a aceptar un acuerdo judicial (para pasar el resto de su vida en prisión), después que el juez rechazara su pretensión de despedir y reemplazar a sus abogados defensores, primero, y luego la de defenderse a sí mismo. No se le dejó otra alternativa que la "locura", argumento que él siempre rechazó. Lo que destaca es el hecho de que el conjunto de las instituciones legales y políticas se mantuvieron unidas en su negativa a permitirle que afrontase un juicio y expusiese sus ideas. El sistema demostró esto, dejando en claro que la pena de muerte es una prioridad menor que la de negarle a Ted el derecho a ser escuchado.
Un muy buen tratamiento del tema se encuentra en "Defending the Unabomber", de Bill Finnegan, que apareció el 16 de marzo de 1998 en el New Yorker. Finnegan explica convincentemente los puntos que acabo de mencionar, y es el único escritor que lo ha hecho.
P: Si yo tuviera que conjeturar, diría que muy pocas personas apoyaron las acciones de Unabomber, pero que muchas comprendieron el sentimiento de desesperación y desamparo que lo guiaba. ¿Cuál ha sido su impresión sobre los sentimientos populares respecto a él? ¿Qué reservas, si las hubo, tenía el conjunto de sus seguidores?
R: Los medios que cubrieron el caso, especialmente la ordalía legal, nunca parecieron en sus reportajes tan pusilánimes o perritos falderos. Ni una sola vez cuestionaron la validez de las permanentes alusiones de los abogados defensores al pensamiento "alucinado" de Ted. Los principales admitieron rápidamente ante Bill Finnegan que veían a Kaczinsky como un alucinado ¡precisamente por su denuncia del sistema tecnológico y sus efectos sobre la gente! Un hallazgo político sorprendente, no hace falta decirlo.
Apenas llama la atención que el público, habiéndosele negado cualquier idea independiente sobre el tema, probablemente no llegara a verlo realmente con simpatía. Otro factor es que sus abogados nos dijeron, a quienes pretendíamos organizar la comprensión y el apoyo, que desistiéramos. Aunque a regañadientes, Ted se mostró de acuerdo con su consejo, confiado como era. (Confiaba en ellos y ellos le mintieron, manteniéndolo en la ignorancia hasta que el tiempo corrió en favor de las opciones por las que estos últimos se habían inclinado, exactamente lo que decían que no querían hacer, o sea, describirlo como un loco). Obviamente, todo esto obró contra cualquier lectura legítima de lo que él simbolizaba.
P: Las hazañas de Unabomber han creado una de las más profundas fisuras que se recuerden entre anarquistas, primitivistas y la amplia variedad de eco-radicales. Sus ideas sobre ella, y quizá la manera de superarla.
R: No estoy seguro de que esta profundidad sea una fisura, puesto que he visto señales de que ya se ha recompuesto en cierto modo. Por ejemplo, hubo una clamorosa presencia pro-Ted en el ´98 Round River Rendezvous, la reunión anual de la Earth First! [¡Primero la Tierra!]. Y la última Live Wild or Die [Vida Salvaje o Morir] estuvo activamente identificada con su causa y su defensa. Desde el principio ha tenido resonancia entre algunos jóvenes; veo esto como algo que crece. Creo que hay menos antipatía hacia él, menos miedo a ser identificado con lo que Unabomber representa.
Naturalmente, la principal razón de que la fisura –si la hubo- haya disminuido es que el medio anarquista parece ser más fuertemente anti-tecnológico y primitivista, sobre todo entre la gente joven.
P: A pesar del actual repudio del izquierdismo por parte de muchos anarquistas, la crítica de Unabomber al izquierdismo es más aguda que cualquier otra que yo haya visto escrita por anarquistas. ¿Cree usted que los anarquistas tienen todavía un camino que recorrer en el rechazo de todas las formas de autoritarismo que se disfrazan de oposición?
R: El izquierdismo –entendiendo por tal la orientación productivista y obrerista y la mentalidad "organizadora"- está en decadencia en todas partes. La desaparición de Class War en Inglaterra en el 97 y de Love & Rage aquí en los EE.UU. en el 98 es un claro signo de ello. El izquierdismo se está convirtiendo en un vejestorio, aunque todavía queden algunos remanentes aquí y allá. AK Press es un ejemplo, con su propensión a las reliquias embarazosas como Bookchin o Chomsky.
P: La sociedad industrial y su futuro adoptó un enfoque más explícitamente psicológico (por ejemplo, la discusión sobre las actividades subrogadas, los efectos de la masificación, la realización individual, etc.) de lo que se ve comúnmente en la literatura opuesta a la dominación tecnológica. ¿Piensa que Unabomber puso el énfasis sobre un enfoque muy necesario, aunque descuidado, para aquellos que como nosotros cuestionan la tecnología y sus consecuencias?
R: Sí, La sociedad industrial y su futuro, debo decirlo, es esencialmente una psicología. Se centra en lo que inevitablemente le sucede al individuo cuando domina la tecnología. Éste es su atractivo y su importancia, la razón por la cual es una lectura obligatoria. Creo que su clase de enfoque ha sido enormemente descuidado por la literatura antiautoritaria, pero sintoniza con aquello en que la gente está interesada. Así, a pesar de ser sistemáticamente marginado, está logrando salir adelante, comprendidas sus múltiples traducciones en todo el mundo.
P: ¿Qué efectos sociales se han derivado del caso Unabomber?
R: Creo que los "efectos sociales" del caso Unabomber no se pueden considerar aislados. En otras palabras, Unabomber es apenas una parte de un fenómeno más amplio, la emergente conciencia del destino que el sistema tecnológico nos tiene reservados a nosotros y al planeta. Este caso espectacular planteó temas básicos, vitales, que ya han empezado a ganar fama.
P: Finalmente, sus ideas sobre cómo se logra salir de donde ahora estamos hacia un mundo mejor.
R: La situación cada vez peor de la biosfera, la sociedad y el individuo –la crisis en todos los niveles- constituye el impulso más fuerte para volver a pensar muchos de los supuestos y de las instituciones comúnmente aceptados. La división del trabajo, la domesticación, incluso los componentes de nuestra cultura simbólica y la civilización misma, todo ello permanece ahora entre signos de interrogación. Cuando la negación empiece a derrumbarse, veremos un desafío al orden existente que hará que el movimiento de los años 60 parezca insípido y superficial.
_______________________
Notas del traductor
1 En abril de 1996 -después de 17 años de búsqueda- fue detenido en su cabaña de Lincoln, estado de Montana, EE.UU, Theodore John Kaczinsky, acusado de ser "Unabomber", nombre con el que la policía bautizó a la persona que desde 1978 había realizado varios ataques con bombas a especialistas en informática, genética y psicología aplicada, ejecutivos de líneas aéreas, propietarios de tiendas de ordenadores, etc.
Kaczinsky, titulado por Harvard y doctorado luego en matemáticas, dio clases en Berkeley y en 1971 se radicó en Montana, donde vivió en una cabaña sin electricidad, agua corriente ni calefacción, alimentándose con lo que cultivaba y con los animales que cazaba. Sus vecinos lo describieron como tranquilo y amable, contaban que les daba perejil de su huerta y que sólo bajaba al pueblo, en bicicleta, para leer diarios, revistas científicas y libros en la biblioteca pública.
El texto de Kaczinsky La sociedad industrial y su futuro (40.000 palabras, 232 parágrafos) fue enviado en abril de 1995 a The New York Times y The Washington Post. El autor, acusado de tres asesinatos y 16 atentados, amenazó con enviar una bomba con destino no especificado,"con el propósito de matar", a menos que publicasen el manuscrito. El fiscal general y el director del FBI recomendaron su publicación. La sociedad industrial y su futuro vio la luz el 19 de septiembre de 1995 en una separata de The Washington Post, y ocupó siete páginas en el Times. Estaba firmado con las iniciales FC. De acuerdo con una carta enviada a la revista Penthouse en 1995, coresponden a "Freedom Club" (Club de la Libertad).
2 Paul Shepard (1925-1996), ensayista y profesor de filosofía natural y ecología humana. Sus libros fueron decisivos para la constitución del movimiento ecologista.
3 Gary Snyder (1930), poeta que formó parte del movimiento beatnik, amigo de Allen Ginsberg y Jack Kerouac.
4 Jacques Ellul (1912-1994), filósofo y teólogo francés, cristiano y anarquista, autor, entre otras obras, de L'homme et l'argent (1954), Money and Power (1986), La tecnique ou l'enjeu du siècle (1954) y The Technological Society (1967).
Entrevista con John Zerzan
[Contra la tecnología]
18/6/02